viernes, 31 de julio de 2015

TODO SON RECUERDOS



HOLA AMIGOS.
 
Hace un tiempo he vuelto a reanudar los paseos que emprendo cada cierto tiempo, pues tengo que decir, que en esto de andar soy bastante inconstante, cierto que cuando después de un tiempo sin tomar ruta, la suelo volver a iniciar con muchas ganas, y con buenos propósitos de continuación, pero tampoco me gusta tomarme las cosas como una obligación , aunque esta obligación sea la mar de sana y necesaria.
Y es en estos paseos, a veces, contemplando tantos lugares que he andado desde que mi memoria alcanza, que acuden muchos recuerdos, por que por esos caminos, sendas, o carreteras, ha transcurrido mi vida, y  las vidas de toda la gente que conozco, mi familia, mis amigos, mis vecinos... por cualquier lugar desde donde vuelvo la mirada, tengo recuerdos de todos ellos, recuerdos de cuando siendo muy cría recorría junto con mi hermana Carmina y mis tías esa carretera, para, en un desvío de la misma tomar el sendero que nos llevaba,  primero a los praos de la "Mahilla", y desde allí a los de "Rozas", el "Valleju," "Zarcines," "La Ladera".... nombres y mas nombres de los prados junto a los que crecí y me fui haciendo mayor.
 Hoy aquellos prados y fincas por los que mis abuelos sacrificaron esfuerzos y dinero para tener cada día un poco mas de terrenos de los que vivir, y que pasados los años, pudieran vivir también sus hijos, están en su mayoría abandonados, cuando no en manos de otras personas que los atienden actualmente,  esos hijos para los que ellos consiguieron reunir una herencia por la cual se privaron de todo en la vida, fue siempre su mayor orgullo, sus hijos, cierto es, también fueron sacando adelante, esa herencia, sin embargo en un tiempo que cambiaba día a día, con otras inquietudes, las de los hijos fueron también cambiando, por lo pronto otros trabajos en las empresas de la zona, se fueron compartiendo con el trabajo del campo, las minas de la Florida, pertenecientes a la Real Compañía Asturiana de minas, fue absorbiendo muchos de los hijos de estos ganaderos. También la empresa Saltos del Nansa, que empezó su andadura allá por los años cuarenta, empleó a numerosos obreros de la zona del Nansa, como no podía ser menos, ya que en la cuenca del Nansa esta establecida, y de Celis concretamente tubo numerosos empleados. Por todo ello la vida del campo de nuestros abuelos con una dedicación completa, no fue igual para sus hijos, y las fincas heredadas por ellos se compaginaron con el trabajo en las Empresas donde pudieron colocarse.
Pero el tiempo fue pasando, y los ojos que de niña contemplaron la vida de mis abuelos, fue contemplando, a medida que me hacia mayor, la de mis padres, los cuales también nos enseñaron a trabajar la tierra, lo suyo era un trabajo mixto, con el cual las inseguridades del campo, se podían compensar con un trabajo empresarial, en el que aunque salarialménte estaba mal pagado ( sobre todo el minero, dada su gran peligrosidad, en aquellos años) y los esfuerzos que estos realizaban diariamente, para su traslado andando por malos caminos de montes, hasta llegar a sus bocaminas, era como compensación, un trabajo fijo, que como siempre decía mi madre, "una buena vaca te puede dar mas, pero si se malogra...".
Era muy diferente el trabajo de los empleados de Saltos del Nansa, estos además de tener los traslados gratuitos a las diferentes centrales del recorrido, tenían otras muchas ventajas con las que la Empresa favorecía a sus empleados, como un trabajo limpio y tranquilo, estudios gratuitos para sus hijos, ayudas económicas para diferentes necesidades con una muy cómoda devolución  ...Sin embargo para estos privilegiados trabajadores, el sueldo a final de mes tampoco era para vivir sin estrecheces, de hecho pasados los años esta Empresa tubo que hacer una importante remodelación, ante las exigencias de sus empleados, pues aunque en el periodo, ocupacional, las compensaciones les favorecían, no era así cuando llegaba la edad de jubilación, para la cual la Empresa, no tubo en cuenta las subidas salariales, que constantes convenios colectivos se fueron pasando por alto, y ya a nadie le interesaban unos privilegios, para tenerlos contentos, si mientras tanto, sus jubilaciones perdían constantemente poder adquisitivo.
Por todo ello, también en estos empleados el trabajo mixto, fue una salida que ayudaba a que la economía familiar saliese adelante, con la seguridad de un llevadero  trabajo fijo, y unas pocas fincas en un vivir sin muchos dispendios, pero un tranquilo vivir al fin y al cabo.
y en estos tranquilos paseos,  me doy cuenta de como ha cambiado todo. Pienso en que la vida apenas evoluciono nada en décadas, las familias quizás iban teniendo un poco mas de poder adquisitivo, -poco - pero que se notaba, la juventud dependía mucho de la tutela paterna, tanto hombres como mujeres, -estas desde luego bastante mas, nosotros, los que éramos unos críos, nos enseñaron desde muy pequeños que toda ayuda era poca, y por tanto también nos enseñaron nuestras obligaciones, nuestras madres sacaban adelante la casa, atendiendo al mismo tiempo el campo, cuando nuestros padres estaban trabajando, y por tanto en nosotras, sus hijas, descargaban muchas responsabilidades desde una edad muy temprana, sobre todo en la atención de la casa, y del cuidado de nuestros hermanos mas pequeños. Solo hay que pensar un poco en cuanto han cambiado en unas pocas décadas las costumbres familiares. ¿Nos podríamos imaginar solamente el trabajo que quita hoy una lavadora?
Los chicos tampoco se libraban de tareas y obligaciones, y aunque eran años en los que por las antiguas costumbres patriarcales, nunca el cuidado de la casa fuese cosa de los chavales, no por ello sus esfuerzos eran menores, como el cuidado de los animales, abastecimiento de leña en las cocinas, limpieza y desbroce de alguna finca....de pasar el tiempo ocioso nada, todos los chavales de mi generación, -y no digamos ya las anteriores,-supieron desde muy jóvenes, lo que eras ganarse el sustento ayudando en su casa.
¿Se recuerda alguien de aquellas coladas de los lunes, en los que con tiempo bueno o malo las mujeres, cargaban sobre sus cabezas aquellos baldes enormes de zinc, y emprendían los senderos que las acercaban al río para lavar la ropa de toda la familia? O  ¿ como no recordar, cuando a la salida de la escuela, nos mandaban al monte, bien a recoger las cabras o las ovejas, o a buscar unas cuantas "tarmadas" de leña?
Lo cierto es que entonces poca o ninguna queja poníamos a aquellos deberes extraescolares, nos habían educado en tantas responsabilidades desde muy pequeños, que ninguna queja había por nuestra parte, también recuerdo cuando en el "tardio" allá por octubre y noviembre, los grupos de chavalucas salíamos a por castañas, estas en aquellos años suponían, en muchas casas, un complemento a la alimentación. Desde luego no eran tiempos en que se desperdiciase nada, pues nada sobraba, cierto es que nosotras marchábamos a buscarlas la mar de contentas, pues eran ratos en que lo pasábamos muy bien, y en los que entraba la competencia, para ver cuantas castañas éramos capaces de recoger en el menor tiempo posible, pues una vez llenado nuestro saco, solíamos ayudar a las compañeras mas retrasadas en su recogida.
Cuando hace unos años se le hizo un merecido homenaje en Puntenansa, a uno de sus vecinos, mas queridos, Eleuterio del Pozo, "Terio" unas de las frases que mejor definió a este hombre, pionero en la venta de electrodomésticos en toda la zona, además de un mecenas en muchas otras necesidades, era la de que fue la primera persona que nos quitó a las mujeres el trabajo de ir a buscar leña al monte, y no podía ser mas cierto, por que hoy, que por cualquier camino de nuestras cuestas y montes que transites, lo que sobra es leña, de la que se puede llamar, mas ligera, que era la que dadas nuestras fuerzas, podíamos cargar a cuestas, no era así hace años, cuando todo el mundo aprovechaba cualquier " tarmado" para llevárselo a su casa, nuestros montes, y nuestras cuestas estaban tan "buscadas" que nadie desperdiciaba ni un palo, y por lo tanto no era tarea pequeña a los lugares que la gente se tenía que desplazar para que la leña no faltase en nuestras casas.
Los modernos electrodomésticos que Terio empezó a vender en su establecimiento, aunque estén a años luz de las supercocinas que ahora se instalan en cualquier casa de nuestros pueblos, fueron un gran soplo de modernidad, como nunca antes se había conocido.
 Baste pensar que, solo para freír un huevo,  había que encender la cocina con leña. Yo recuerdo cómo mi padre cuando se levantaba a las cuatro de la mañana, para el turno del trabajo, le decía a mi madre- para evitarle a ella ese madrugón, pues bastante faena le quedaba  para el resto del día- que le dejase preparados unos buenos cartones para calentarse el cazo de la leche para el desayuno, eso como digo, a las cuatro de la mañana, durante toda la rueda del año, en el turno que tocase por la mañana, por supuesto en las demás casas, igual o parecido.
Nadie se imaginará nunca, lo que tubo que suponer para nuestras madres, el que solo con una bombona, a la que al principio, todos miraban con cierta aprensión, se pudiese llegar a hacer un fuego, aquello al fin y al cabo, podía explotar, y el solo hecho de que con un ligero movimiento de un mando, ese fuego se disparase instantaneaménte, era como algo mágico, era el lógico miedo a lo desconocido. Sin embargo- y como suele suceder- a lo bueno se acostumbra uno pronto, y desde luego con las mejoras que poco a poco nos fue introduciendo Terio desde su comercio,  fueron cambiando la vida en nuestras casas. Yo recuerdo como nos quedábamos mirando el movimiento de aquella primera lavadora de turbina,  que siendo yo muy joven se compró en casa de mis padres, había que llenarla de agua a mano, y una vez acabado el lavado se desaguaba con mucha facilidad soltando el tubo y bajándolo a un recipiente. y que conste que aunque esto que hoy parece antidiluviano, no fue en la prehistoria, ni mucho menos, la mayoría de mis coetáneos lo recordarán perfectamente, y no somos tan mayores, por no hablar del milagro que la televisión supuso para la vida de nuestros pueblos, aunque este capitulo ya se podría alargar demasiado.
Y en todo lo demás suma y sigue, cuando nos fuimos haciendo un poco mayores, por esta misma carretera que ahora paseo, transcurrió nuestra juventud y nuestros noviazgos, estos y los bailes en el "Portalon del Pasiego, fueron nuestras mejores diversiones, y no nos podíamos quejar, éramos unas privilegiadas, pues en nuestro pueblo nunca nos faltó el baile del domingo, un baile al que acudían las juventudes de los alrededores, pues era el único pueblo que contaba con el. También el que en aquellos años los muchachos no contaban con medios para trasladarse a otros sitios mas lejanos, fue una suerte para las muchachas, por lo menos, cuando teníamos tiempo, no nos faltaba con quien pasar unos ratos
 En Celis tuvimos la suerte de que nunca nos faltasen compañeros y amigos de los pueblos cercanos, que aquí encontraban una buena forma de pasar las tardes del domingo, cortejando y bailando con las chavala del pueblo.
De aquellas tardes de domingos, y de muy pocas libertades,  se fueron formando muchas parejas de novios, de las cuales la gran mayoría terminaron en boda.
 Hoy mis recuerdos me traen a la memoria, cuando en las tardes veraniegas, las muchas parejas de cortejantes, nos cruzábamos en esta misma carretera, por la que ahora, en el otoño de la vida, todas esas parejas de aquellos años, seguimos paseando, aunque en bastantes casos a unas o a otros les falten sus compañeros de paseos de entonces, pero pienso que la vida no es mejor ni peor, solo hay que tomársela como es, por supuesto con nostalgia, pero no dejando que el desánimo nos amargue lo que nos queda, y procurando siempre mirar las alternativas, ver como nuestros hijos salen adelante, y desear que nuestros nietos recuerden siempre las cosas buenas que a buen seguro sus padres quieren para ellos, sus vidas son completamente diferentes a las nuestras, y así tiene que ser, lo que no me impide pensar que a pesar de las muchas ventajas que tienen, seguramente nunca van a vivir la juventud con las mismas ganas y la misma alegría, con que nosotros disfrutamos de una libertad  mucho mas escasa, aunque mucho mas valorada que la suya. Eso seguramente es lo que siempre tendremos a nuestro favor.
                         UN SALUDO,
                                                 MARI PÉREZ.  DE CELIS                 
                                       
                    
                                           

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