Hola amigos: Esta vez me he retrasado un poco en publicar
mi relato. Esto a veces me suele pasar, y es que me pongo a dar vueltas a la
cabeza para ver de encontrar algo que pueda ser interesante a quien lo lea, y a
veces no es fácil, pero tengo que
reconocer que una vez puesta, el teclado del ordenador es como si me fuese
dictando, ¡y la historia sale sola!
Sin embargo en esta ocasión, y
dándole un repaso a los artículos que ya había publicado hace unos años, he
rescatado otro de los que tenía, en el
medio escrito en el que colaboré hace tiempo, y
aunque ya había empezado a darle
forma a otro relato, he preferido dar salida a este, pues me trajo a la
memoria algunos recuerdos de lo vivido hace años en estos pueblos nuestros.
A este relato lo titulé “LAS
REUNIONES DEL ENCUENTRO” Algunas veces a
estos relatos ya publicados les suelo cambiar el encabezamiento, así le doy un
aire mas actual. Sin embargo he preferido en esta ocasión, dejarlo con el mismo
titulo con el que lo di a conocer en aquel tiempo. Es un compendio de unas historias… O mejor de
unos recuerdos, que, como tantos otros que he publicado, me gustaría que,
cuando pasen los años, quedasen en la memoria de quien los quiera leer. Muchas
veces,- ya lo he dicho en otras ocasiones,- esos recuerdos de nuestros pueblos
se han ido perdiendo, si no están ya perdidos del todo. Yo quizás siga pensando, que a alguien dentro
de muchos años les puedan interesar las vivencias que los vecinos de este
pueblo tuvieron en tiempos pasados, eso yo seguramente tampoco lo llegaré a
saber, pero lo que si es cierto es que si nadie deja alguna memoria de ellos,
verdaderamente nunca se recordaran, porque tampoco habrá nadie para contarlo.
Con esta convicción de que lo que
no se deja constancia, se olvida, y también de que lo que se escribe se lee,
paso a relatar este artículo que, cómo
comento, salió publicado hace ya unos cuantos años.
“ LAS REUNIONES
DEL ENCUENTRO “
Estos encuentros pueden ser por
muchos motivos. Están los de los
antiguos alumnos de los diferentes de los diferentes colegios e Institutos,
aquellos que quieren recordar sus graduaciones o fines de carreras, los que quieren recordar después de los años
aquél tiempo en que de pequeños acudieron
a las escuelas de sus pueblos, pues al contemplar una vieja foto de
todos sus compañeros junto a sus
maestros, les vienen a la memoria con mucha nostalgia, recuerdos de aquellos
amigos que hace mucho tiempo que no ve, y que, como uno mismo, seguramente se
han ido dispersando, perdiendo poco a
poco todo contacto con ellos.
También esas reuniones de
“Quintos” que quieren volver a rememorar aquellos años de milicias, en los que
siendo muy jóvenes, compartieron penas y alegrías, añoranzas y sueños, con esos
compañeros de acuartelamiento.
En resumen, estos encuentros,
estas reuniones, pueden ser por estos o por cualquier otros motivos, pero de lo
que no me cabe ninguna duda, es de lo mucho que se agradece el pensar que estos
encuentros no deberían perderse nunca.
Solemos ser muy solidarios en las
desgracias, y eso está muy bien, desde luego es cuando mas se necesita esa
solidaridad. Lo que a veces se nos olvida es demostrar esa misma
solidaridad cuando lo que tratamos de hacer es celebrar algún
acontecimiento. Por ejemplo sacar del
olvido costumbres que dieron vida y auge a nuestros pueblos.
Sacar tiempo para participar en las necesidades de nuestra parroquia, juntarnos para limpiar y embellecer los jardines comunales de nuestro pueblo… Esta tarea que hace ya unos cuantos años solíamos hacerla muchas mujeres del pueblo, es cierto que al ir quedando cada vez menos que lo pudiesen hacer, se fue un poco como perdiendo la costumbre. Cierto que cada vecina – en general – nunca descuidaba la parte correspondiente de su barrio o entorno, sin embargo, como digo, el hacerlo del pueblo en su conjunto se fue perdiendo, y aunque es cierto que esta tarea era bastante cansada, también tenía grandes compensaciones, como esas reuniones entre compañeras y vecinas, que, a pesar de nuestras inevitables diferencias, también mantenían un buen grado de compañerismo y solidaridad.
Sacar tiempo para participar en las necesidades de nuestra parroquia, juntarnos para limpiar y embellecer los jardines comunales de nuestro pueblo… Esta tarea que hace ya unos cuantos años solíamos hacerla muchas mujeres del pueblo, es cierto que al ir quedando cada vez menos que lo pudiesen hacer, se fue un poco como perdiendo la costumbre. Cierto que cada vecina – en general – nunca descuidaba la parte correspondiente de su barrio o entorno, sin embargo, como digo, el hacerlo del pueblo en su conjunto se fue perdiendo, y aunque es cierto que esta tarea era bastante cansada, también tenía grandes compensaciones, como esas reuniones entre compañeras y vecinas, que, a pesar de nuestras inevitables diferencias, también mantenían un buen grado de compañerismo y solidaridad.
Han pasado ya varios años desde
que este grupo de compañeras realizábamos estas tareas, y en estos años han
cambiado muchas cosas. Hoy son las cuadrillas de obreros que cada Ayuntamiento
contrata por ciertos meses al año, se
suelen ocupar de estos menesteres, y así tiene que ser, lo primero porque con
esos contratos, hay muchas casas que tienen empleados algunos de sus miembros.
Y ya de paso, esto también nos ha
liberado a las mujeres de un trabajo para el que con los años íbamos quedando muy pocas manos.
Cierto que nos liberó de una costosa tarea, pero no quita para que algunas
veces, no sintamos un poco de pesar, al recordar lo bien que nos lo pasábamos
todas juntas, cuando una vez acabada la tarea, y muy satisfechas por el
resultado de ver nuestro pueblo limpio, y florecidos sus jardines, sentadas en
alguno de sus paredones, cada una
contase anécdotas y situaciones, que sacábamos de los recuerdos de la memoria.
Todas seguramente recordaremos lo mucho que nos reíamos cuando alguna,- con mas
gracia que las demás,- empezaba a contar
aquellas historias divertidas, imitándonos a personajes y situaciones, que
todas habíamos conocido, pero que ya ni recordábamos, y en ese momento al caer
en la cuenta, las risas a veces nos hacían saltar las lágrimas. Siempre que pueda conservar la memoria,
recordare aquellos buenos ratos, y también recordaré a las compañeras,- algunas
de ellas que ya no están entre nosotras,- que lo hicieron posible. Creo que
esta se podría considerar como una de las mejores reuniones del encuentro.
Pero encuentros para pasar buenas
tertulias puede haber muchas, y por diferentes motivos, y encuetros que ni siquiera tienen por que ser programados
también. En el principio de mi relato,
hago mención a esas reuniones de “quintos.
”
Yo siempre recuerdo cuando por la feria mas importante de nuestra
Comarca,- la feria de San Miguel,- mi
marido se encontraba invariablemente en ella con algunos de aquellos compañeros
de sus tiempos de la “mili”. Eran unos encuentros llenos de compañerismo, en
los que invariablemente año tras año, empezaban a rememorar multitud de
anécdotas de aquellos años juveniles,
cuando en sus acuartelamientos, se crearon
unos lazos de amistad que, pasados los años, se demostraba que habían sido los
mejores compañeros que se habrían podido tener.
Yo escuchando casi invariablemente año tras año las mismas anécdotas, me
daba cuenta de que, aunque todos ellos ya eran personas muy veteranas, se
diferenciaban poco de cuando siendo niños en las escuelas nos contábamos
nuestras cosas, y salvando las distancias, en nuestras conversaciones de
escolares, para nosotros, eran tan importantes como para estos amigos veteranos
de la mili sus tiempos de soldados, pues en los unos y en los otros lo mas
importante era poder tener esos encuentros y sentir la comprensión y compañía
del amigo.
Nunca se podrán tener mejores
recuerdos, que cuando en buena armonía, se pueden formar grupos para intentar sacar
adelante proyectos que sirvan para que los pueblos tengan vida. En estos proyectos pueden darse el programar
las fiestas de nuestros pueblos, buscando un buen ambiente que los haga seguir
vivos. Tenemos que tener en cuenta que aquellos años en que en nuestros pueblos
rebosaban de gente joven, ya son historia,
eran años en que la vida se desarrollaba en un entorno muy reducido,
pues la juventud apenas salía de sus pueblos, salvo para quizás pasar la semana
en algún trabajo, y regresar ( si podía) el fin de semana a su pueblo, ¡ y eso
del fin de semana también es un decir,! pues este se solía reducir a regresar
en alguno de los viejos autobuses que hacían la línea del recorrido de la zona el
sábado después del trabajo, para regresar al mismo el lunes muy temprano, y en
el mismo medio de transporte, ¡¡ Que lejos quedaban entonces las facilidades
que hoy disfrutan nuestros jóvenes, donde cada uno dispone de muy buenos coches
que tanto les facilita la vida, y tanta libertad de movimiento les da!!
Por eso
es muy de agradecer cuando todos juntos nos involucramos en que muchas de
aquellas antiguas tradiciones, en las
que se podían contar en nuestros pueblos con tanta juventud no se pierda,
porque no hay nada que mantenga mejor y mas vivo un pueblo que aquello que les
da alegría. Que duda cabe que tendremos que corregir actitudes, buscando con
buena voluntad salvar aquello que hace grande la convivencia, intentando
comprender las razones del otro, limando a veces malos modos, estados de
tensión que solo sirven para amargarnos esa convivencia. Al hilo de esto, hace un tiempo, leyendo un
magnífico artículo en una de esas revistas dominicales, que salen en algunos
periódicos, me llamó la atención, una entrevista en la que el prestigioso
profesor y sociólogo Bernabé Tierno, comentaba los muchos problemas que para
nuestra salud, acarreaban las personas, que siempre ven la negatividad en la
vida, personas- comentaba este señor,- que ni siquiera tienen motivos para
desarrollar esa negatividad, pues ni siquiera tienen en su vida nada que les
impida llevar esa misma vida con total normalidad.
En esta misma entrevista el profesor Tierno decía, que si la gente supiese las muchas enfermedades que se propician así mismas, las personas negativas, les causarían pasmo. Venía a decir que una persona, permanentemente malhumorada, generaba unos ácidos en su organismo, que estudios médicos habían comprobado atacan a los huesos y el corazón, produciendo un desgaste que es el mejor caldo de cultivo para padecer estas enfermedades, las cuales al no ponerles remedio con un mejor cambio de conducta seguirían actuando en nuestro cuerpo haciendo que nuestra calidad de vida fuese mucho mas precaria. Me gustó mucho la lectura de este artículo.
En esta misma entrevista el profesor Tierno decía, que si la gente supiese las muchas enfermedades que se propician así mismas, las personas negativas, les causarían pasmo. Venía a decir que una persona, permanentemente malhumorada, generaba unos ácidos en su organismo, que estudios médicos habían comprobado atacan a los huesos y el corazón, produciendo un desgaste que es el mejor caldo de cultivo para padecer estas enfermedades, las cuales al no ponerles remedio con un mejor cambio de conducta seguirían actuando en nuestro cuerpo haciendo que nuestra calidad de vida fuese mucho mas precaria. Me gustó mucho la lectura de este artículo.
Yo me quedé con la enseñanza que
la lectura de la entrevista que el profesor Bernabé Tierno nos transmitía, la
cual me confirmó que enfrentarse a la vida con buen humor y una dosis de
alegría, pueden ser al fin y al cavo una receta de salud, por cierto, una receta muy barata.
Con esto hay que ser lo
suficientemente realistas, para comprender que algunos días los ánimos pueden
estar por los suelos, pero nunca se hizo la noche que no amaneciese el día. A
mi padre le escuché en bastantes ocasiones decir, que nadie que cayese a un
pozo, no arañase para salir de el, y aunque esto puede parecer bastante
subjetivo, es una buena forma de ver la parte buena de la vida.
Con la receta de que con el buen
humor y el optimismo nos puede ir mejor en la vida me voy a quedar, y una de
las mejores ocasiones para pasar esos ratos en buena armonía, pueden ser esas
reuniones en las que unas buenas celebraciones nos permiten pasar los días de
fiesta,- y cómo no,- también como digo en algunos de los actos solidarios de
nuestro pueblo.
Pues bien, si para algo ha servido
desde hace ya, mas de veinte años una celebración, esta es para reunir a todas
aquellas amigas que desde hace tantos años venimos celebrando el día de que,
con mucha razón llamamos “De Hermandad y Marzas.”
Esta costumbre que antiguamente
solo se asociaba a los hombres, se fue perdiendo en el tiempo, como tantas
otras. Antiguamente fue una fiesta muy típica en los diferentes pueblos rurales
de nuestra provincia. Consistía en que, durante unos cuantos días del mes de
marzo, los mozos de los pueblos según
costumbre ancestral, salían en los atardeceres de este mes, pidiendo por las
casas de sus vecinos, los cuales, como gesto de buena voluntad, aportaban
cualquier clase de alimento, en función de lo que la economía de la familia
pudiese dar. Estas peticiones eran
aceptadas por los vecinos, como si de un ritual se tratase, eran los mas
jóvenes de su comunidad, que precisaban de todos sus vecinos para dar salida a
unas costumbres que se renovaban año tras año, y el testigo se venía pasando de
padres a hijos desde donde la memoria ni siquiera alcanzaba, por eso, por muy
escasa que fuese la economía familiar,- y entonces la mayoría lo eran,- nadie
dejaba de cooperar en que dicha tradición no se perdiese.
Sin embargo, con el paso de los
años, otras nuevas costumbres fueron cambiando el rumbo de las cosas, los mozos
que antes apenas salían del pueblo, se empezaron a ir dispersando, fueron
buscándose la vida mas allá de los límites de su pueblo. Otros al ir formando su propia familia, ya no
tenía cabida en esta clase de celebraciones, y lo mas importante, las nuevas
hornadas de gente muy joven, empezaban a ver en estas antiguas costumbres, algo
que relacionaban mas con los años de sus padres, ¡ incluso de sus
abuelos,! y ya no querían ser los
herederos de algo que consideraban viejo, pasado de moda, antiguo. Eran chavalería que ya estaba viendo otro
mundo y otras formas de vida. Y de este modo, como tantas otras cosas, una
costumbre que se perdía en la noche de los tiempos, desapareció sin pena ni
gloria, ¡O para algunos, con mas pena que gloria!
Y sin embargo algo pasó hace,
como digo, unos veinte años. Todo empezó
como suele ser habitual, de forma casual.
Yo recuerdo, que estábamos comentando, unas cuantas vecinas, en esas
reuniones que a veces surgen porque sí, sin siquiera proponérnoslo, cosas de
las novedades del pueblo, - que no serian muchas – pero lo cierto es que ni
siquiera lo recuerdo. Tengo que decir
que algunas de estas vecinas ya eran bastante mayores, pero si algo me gusta
especialmente, es como estas veteranas vecinas, sacan del olvido aquellos
recuerdos que ellas pudieron vivir mucho tiempo atrás, los cuales suelo “archivar” en mi memoria. De
estos recuerdos, o anécdotas, que escucho a la gente más mayor, suelo apuntar
aquello que en estas conversaciones me
ha podido llamar la atención especialmente, pues siempre pienso las muchas cosas que se
nos han perdido, por no interesarnos en conocer mejor las historias de nuestras
gentes.
Sin apenas darnos cuenta, unas y
otras, empezaron a rememorar aquellas costumbres que por una causa o por otra
se habían perdido, todas con mas o menos distancia en el recuerdo, comentaron
las viejas costumbres que había en los pueblos desde tiempos muy antiguos, y lo
poco que quedaba ya de aquellas costumbres. Todo se acaba,- comentaban – hoy
con tantos modernismos, y tantas libertades como tiene la gente joven, no
quieren saber nada de como se divertía la chavalería hace años, no les interesa
nada, todo se pierde. En estas y otras parecidas disquisiciones andábamos,
cuando alguna comentó que en algunos pueblos se estaban volviendo a poner de
moda usos y costumbres que casi estaban olvidados. ¡¡ Lo vi en la televisión!! comentó una de ellas, que en algunos pueblos
están celebrándose otra vez las Marzas! Todas recordamos que a pesar de que ya
se había dejado de celebrar mucho tiempo atrás esta costumbre primaveral, un
sacerdote que vivió entre nosotros hacia unos años, animó a los mozos del
pueblo a volver a actualizarla, pues les recordó que esta costumbre se seguía
celebrando en su pueblo, y resultaba muy divertida.
Durante dos o tres años este
simpático cura, colaboró con los mas jóvenes del Concejo, dándoles
instrucciones y consejos para dicha celebración, pues pocos o ninguno
recordaban las antiguas celebraciones que se habían perdido.
La idea de este cura como digo, se recuperó
durante un corto espacio , pues al poco tiempo fue destinado a otra parroquia, y la chavalería sin nadie que los animase y
dirigiera, se fueron olvidado de dicha fiesta.
La verdad es que algunos lo sintieron, porque era una reunión muy activa
y de colegueo. Lo que les indico el cura a los chavales, era poco mas o menos
lo que se conocía de antiguo. Se
empezaba saliendo por las noches, cuando con mas facilidad se encontraban los vecinos en las casas, y como si de una
ronda se tratase, se recorría todo el pueblo casa por casa pidiendo algún
donativo, que les ayudase a juntar los productos suficientes para poder
organizar una buena cena todos juntos en cualquiera de las tabernas del pueblo.
No solía estar mal lo recaudado, en esto no querían mucha variación con lo que
la gente daba antaño. Claro que siendo como eran de generosos estos vecinos de
los pueblos y barrios del Concejo, no estaba nada mal lo recaudado, constaban estos
productos de buenos chorizos, huevos, patatas, algo de jamón y lomo, ( eran años en los que en la mayoría
de las casas se hacían las matanzas,) También les daban harina de maíz para que
cocinasen las tortas, castañas nueces, avellanas, algún queso… en las tabernas
les podían dar el vino… Todo esto una vez hecho el recorrido y el recuento de
todo lo recaudado, se hablaba con el tabernero al que le tocase el encargo de
la cena, la cual se hacía por turnos un año en cada una, empezando con un
sorteo.
En estas peticiones también se
podía solicitar que aquellos vecinos que tuviesen a bien, podían dar en vez de
productos algo de dinero, pues en unos años en que los mas jóvenes no andarían
muy sobrados, este dinero les vendría muy bien para poder costear el trabajo de
cocinarlo al tabernero, ( bueno, a la tabernera, que sería la encargada de
cocinarlo todo)
Hay que decir que en esta
costumbre, también había sus detalles, como que al pasar por las casas en busca
de las peticiones, y antes de llamar a las puertas, se cantaban unas coplas con
las que se daba a conocer el motivo de las visitas, y de paso tenían un festivo
detalle para con los habitantes de las casas.
Ave Maria señores, buenas
noches nos de el cielo.
Aquí tenéis a la puerta, todos los mozos del
pueblo.
A pedir las Marzas vengo,
que es costumbre que tenemos.
Una rueda de longaniza,
unas docenas de huevos.
Un celemín de castañas,
para irnos entreteniendo…
Las coplas con unas cuantas
estrofas mas, eran alusivas a lo que los mozos pensaban celebrar con la ayuda
de los vecinos, los cuales, con mas o menos donaciones, colaboraban en que
dicha celebración se pudiese llevar a cabo. Tampoco tenían mucha causa para
negarse, dado que de todas las casas seguramente había algún muchacho. Cuando
en alguna de las casas por las que pasaban, habían tenido recientemente algún
difunto, en vez de las coplas se agradecía el detalle rezando una jaculatoria.
Y aunque los tiempos y las costumbres son otras, en el último tiempo en que se llevó a cabo esta celebración, los muchachos cumplieron lo mismo con las coplas que con las oraciones. También tenían en cuenta los mozos, que como un detalle a los compañeros que tenían pensado casarse durante el año ( hay que tener en cuenta que en los pueblos hace años había muchas bodas, pues también había micha juventud) la noche de la celebración de la cena se invitase también a las novias, era como si les quisieran ofrecer al amigo, una despedida de soltero.
Y aunque los tiempos y las costumbres son otras, en el último tiempo en que se llevó a cabo esta celebración, los muchachos cumplieron lo mismo con las coplas que con las oraciones. También tenían en cuenta los mozos, que como un detalle a los compañeros que tenían pensado casarse durante el año ( hay que tener en cuenta que en los pueblos hace años había muchas bodas, pues también había micha juventud) la noche de la celebración de la cena se invitase también a las novias, era como si les quisieran ofrecer al amigo, una despedida de soltero.
Después de estos largos recuerdos
que fuimos rememorando, todas nos quedamos un poco tristonas, pensando que a la
juventud actual seguramente poco o nada les interesaría conocer estas
costumbres. No solo eso, es que ni
siquiera les sonarían de nada. Ciertamente no es que quede mucha gente joven en
los pueblos, pero pensamos que a poco que se lo propusieran podrían juntarse
los que quedaban en el pueblo con los que vivían fuera, incluso para que les
resultase mas ameno, lo podrían celebrar con las muchachas del pueblo y también con las que vivían fuera.
Esto y algunos temas mas referentes a lo poco que nos estaba quedando en
el pueblo en cuanto a celebraciones se refiere, y sin ninguna esperanza de que
los mas jóvenes, estuviesen por la labor, se nos ocurrió que porque no
tomábamos las mujeres la iniciativa, y tomábamos ese relevo en la fiesta de las
Marzas, al fin y al cavo, comentamos, en ninguna parte estaba escrito que
nosotras lo teníamos prohibido. Esta idea era muy novedosa, pero visto que ni
los hombres ni los jóvenes se habían vuelto a interesar desde hacía años por
esta costumbre, nosotras la podíamos volver a sacar del olvido, y al mismo
tiempo podríamos dedicarnos un día a nosotras mismas, que nos vendría muy bien.
Cierto que esto solo empezó como
una idea, pero esta idea al trasladársela al resto de mujeres del pueblo, fue
tomando cuerpo, y sobre todo nos fue ilusionando mucho, pues creo que nos dimos
cuenta de la falta que nos hacia ese día de libertad solo para nosotras.
También caímos en la cuenta, de
que esta celebración, en cuanto a lo que fueron en tiempos las marzas
tradicionales, no podíamos hacerlo. Todas dejamos claro que si esto lo
llevábamos a efecto se trataría de una
reunión en la que cada una se pagaría su comida, la cual como también decidimos
la encargaríamos en algún lugar acordado.
La idea ya estaba en marcha, solo
tuvimos que animar a algunas que no estaban demasiado convencidas, y también
pasarles el aviso a nuestras amigas y familiares que vivían fuera. Con esto ya
en macha y con una buena respuesta de todas ellas, hablamos con el restaurante
del pueblo donde haríamos la reunión para la cena, y concretamos el día – que
desde luego tendría que ser en el mes de marzo, nuestro recuerdo a lo que fueron
las marzas de antaño, estaba fuera de toda duda.- Lo demás todas lo sabemos. Un día, que después de mas de veinte años,
todas esperamos con enorme alegría.
Con los años esta cena ( que ahora hemos cambiado a comida, por aquello de que les resulten mas cómodos los traslados a las que vienen de fuera) Y también para un mejor aprovechamiento del día para todas nosotras, pues
Con los años esta cena ( que ahora hemos cambiado a comida, por aquello de que les resulten mas cómodos los traslados a las que vienen de fuera) Y también para un mejor aprovechamiento del día para todas nosotras, pues
hay que facilitar el que muchas
amigas que ya se nos han hecho muy mayores, el tener que salir de sus casas de
noche, cenar tarde, y también regresar tarde a sus casas, se les estaba
haciendo difícil el que pudiéramos seguir contando con ellas, por todo esto, y
por que nos dimos todas cuenta de que era la mejor solución, lo que en los
primeros años fue una agradable velada, es ahora una divertidísima comida, a la
que cada año se siguen sumando mas y mas amigas.
Cierto que en estos años se nos
han ido sumando muchas amigas, que no necesariamente tienen que ser del pueblo,
las hay que vienen por que las conocemos de otros pueblos al coincidir con
ellas en algunas excursiones o cualquier
otro evento. Otras vienen como invitadas
de las que viven fuera, porque quieren que participen de un día solo de mujeres
en el que nos lo pasamos genial, y algunas mas que sea por lo que sea, quieren
acudir. Por unas cosas o por otras, raro
es el año que el número de participantes no se acerca al centenar,- cuando no
lo han sobrepasado de largo.-
Lo que siempre hemos sentido
cuando cada año nos reunimos en esta comida, son las buenas amigas que ya nos
han ido faltando a través de los años.
Cierto que seguimos contando con un buen número de veteranas, pero nunca
podremos encontrar reemplazo para todas esa compañeras que nos han ido dejando.
El mejor homenaje que podremos hacerles es que las tenemos presentes en nuestro
recuerdo cada año en esa fecha, y el convencimiento que donde quiera que nos
estén mirando, se sentirán felices de que todas juntas, sigamos celebrando
nuestra fiesta de marzas.
También quiero explicar porque,
en una fiesta que tradicionalmente fue siempre de hombres, estos estén
excluidos de ella. Quiero aclarar que no ha sido por nada discriminatorio,
simplemente fue decisión de la mayoría de las mujeres, que todas queríamos
tener un día solo para nosotras mismas.
Creo que eso nuestros maridos y compañeros lo supieron entender y aceptar desde
el primer día. Por cierto que también les sugerimos que ellos podían formar
también su propia comida de marzas, y desde luego libremente lo pueden hacer
cuando ellos quieran. Además excluidos no están, todos pueden acudir a
acompañar a sus mujeres en el baile de la tarde. Desde luego en honor a ellos y a la verdad,
todos creo que se han mostrado encantados de que sus mujeres pasen un día muy
feliz
Y ya para
acabar, como reuniones del encuentro, puede haber bastantes mas, simplemente
acudir juntas a las fiestas mas tradicionales, hacer salidas con amigos que nos
visitan… participar por ejemplo en las fiestas navideñas, con el adornado del
nacimiento, y la bonita cabalgata de Reyes, ayudar con una cesta solidaria a
los que mas lo necesitan… colaborar con las flores cuando hay algún vecino
difunto… Todo son maneras de que las reuniones sirvan para encontrarnos, que nunca falte la participación en mayor o
menor medida, que nunca falte el encuentro. En estos encuentros, creo que nunca
sobrará nadie.
UN SALUDO
DE MARY PÉREZ.
DE CELIS.
PD. Muchas de las fotos mas actuales que incluyo en el artículo, las he tomado del recopilatorio que conservo, con la idea de hacer en proximas publicaciones un reportaje con la mayoria de todas ellas. Parece increible lo que una se alegra al contemplar estos recuerdos de las diferentes reuniones que hemos tenido, y la satisfacción que produce volver a ver esos momentos, en los que todas nos hemos sentido tan cerca unas de otras, sobre todo cuando el encuentro es tan divertido. Por todo ello, prometo publicar ese recopilatorio con el que todas podreis tener un bonito recuerdo.
PD. Muchas de las fotos mas actuales que incluyo en el artículo, las he tomado del recopilatorio que conservo, con la idea de hacer en proximas publicaciones un reportaje con la mayoria de todas ellas. Parece increible lo que una se alegra al contemplar estos recuerdos de las diferentes reuniones que hemos tenido, y la satisfacción que produce volver a ver esos momentos, en los que todas nos hemos sentido tan cerca unas de otras, sobre todo cuando el encuentro es tan divertido. Por todo ello, prometo publicar ese recopilatorio con el que todas podreis tener un bonito recuerdo.
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