San Facundo junto con su harmano San Primitivo fueron tremendamente martirizados por defender su fe |
Después de haber recorrido varias casas, -algunas sin
encontrar nadie que las habitaría,- en una de ellas nos dijeron: ¡Cuando bajéis al de Pedreo procurar ir por las antiguas escuelas, por que
allí encontrareis algunas vecinas que seguramente os compraran unas cuantas
rifas.! Con ese aviso, y ya en una tarde
en que la noche se nos echaba encima, Mery y yo, una vez
acabado el recorrido
por Obeso, y tras un poco de charla con las vecinas que conocíamos de otras
ocasiones, nos llegamos al pueblo de Pedreo,- este pueblo dista del de Obeso apenas
un km. por carretera,- sin embargo sus vecinos siempre se han comunicado unos
con otros, por los caminos de carro, que actualmente son unas magnificas pistas.
Una vez hecho el recorrido por el pueblo, nos tomarnos un
chocolate con pastas, en la casa de Chelo y Miguel, en la que con amable
insistencia se empeñaron Chelo y su hija que nos tomaríamos. Nos despedimos de
esta buena familia, previa compra de unas cuantas rifas, que tanto Chelo, su
hija, así como una prima de Chelo que se encontraba con ellas en la casa, nos
compraron. Tras indicarnos donde se encontraba la escuela, en la que las vecinas de Obeso,
que no encontramos en el pueblo, estaban ensayando las canciones que le
cantarían al Santo en su fiesta, nos acercamos a este lugar.
Ya desde una buena distancia, y a medida que nos íbamos
acercando, nos llegaba el sonido de unas potentes voces, junto al de las
alegres panderetas.
Cuando estuvimos
junta a la puerta, a la que Mery intentó empujar, yo la contuve, diciéndole que
era mejor esperar un poco a que acabasen la canción que estaban ensayando, pues
desde fuera se escuchaba magníficamente, y no era cosa de interrumpirlas en
plena actuación. Una vez acabada la tonada, empujamos la puerta, y nos
encontramos con la sorpresa de que lo que nos habían parecido las voces de un
montón de personas, solo resultó que eran cuatro mujeres las que estaban
ensayando
Ellas también se quedaron muy sorprendidas al vernos, y, aunque ya nos conocíamos entre nosotras, no
dejó de sorprenderles nuestra “asomada” en la que también les dijimos con toda
sinceridad, que esas voces suyas, no parecían de cuatro mujeres, mas bien de
catorce, por la gran potencia de sus gargantas, algo con lo cual estuvimos
bromeando un rato. Despues de
explicarles que habíamos estado en su pueblo, y que al no encontrarlas en el,
nos habían dicho donde las podíamos encontrar, nos dijeron que ¡claro, como no
nos esperaban, no llevaban dinero encima!, Nada que no se pudiese arreglar,
pues una de ellas que si llevaba, se lo prestó a las demás, y ya entre ellas
ajustarían cuentas, con lo cual agradecimos muy de veras su generosidad. Después de un rato de amena charla, me comentaron que para
ellas el mejor agradecimiento, seria que les hiciese un reportaje sobre la
fiesta de su Patrón, pues así se conocería mucho mejor su festividad, cosa que
no tuve inconveniente en hacerles. Solo cuando me explicaron que era el sábado
siguiente, fue por lo que se lo dejé un poco en el aire, pues los sábados yo
también los tengo reservados para mi familia.
Esta, como la gran mayoría, es
cuando vienen al pueblo a pasar el fin de semana, sin embargo yo les prometí
que haría todo lo posible por acudir. Estas amigas nos animaron mucho a que las
acompañásemos ese día, pues aunque los dos pueblos son pequeños, nos hicieron
saber que lo celebraban a lo grande, que cada casa aportaba todo lo necesario
para que nadie se quedase sin comer en la convidada que celebraban después de
la misa. Nos insistieron en que fuésemos, pues les encantaba recibir a los
amigos, así que con tan buena y amable invitación yo por lo menos, decidí que
haría todo lo que estuviese en mis manos por acompañarlos. Ese sábado lo tuve libre de familia, por lo
que se lo comente a Mery que si quería acompañarme, con tan buena suerte que a
ella tampoco le venía nadie de la familia ese día.
Que deciros de la fiesta.
Un día precioso, un sol que nos acompañó todo el tiempo, el lugar
precioso. Para quien no lo conozca, Obeso está situado en un vistoso lugar donde
e su torre medieval es su mejor reclamo, según nos informa la lectura de su
historia, data esta torre de entre los siglos XIV – XV, y nos indica que
perteneció a la familia Rubín de Celis, rama muy extendida por numerosos
lugares de nuestra provincia, algunos de cuyos miembros llevaron este apellido
por otros muchos lugares de Sudamérica, donde consiguieron títulos y nombradía.
Siguiendo con la fiesta de San Facundo, solo puedo decir que
fue todo muy sencillo y familiar. A la llegada al pueblo nos fuimos
directamente hacia la Iglesia, donde ya había un buen grupo de romeros
esperando la hora de la misa, como entre esas personas teníamos bastantes
conocidos( además de las amigas que nos habían hecho la invitación) entablamos
con todos ellos conversación mientras iban llegando el resto de la gente
. El
grupo de cantoras tarareaban practicando un poco el ensayo de sus canciones,
los vecinos charlaban amigablemente unos con otros intercambiando las
impresiones del día… en fin todo muy
alegre en un día también muy alegre, por cierto entre chala y charla con la
gente, no dejé de hacer preguntas y fotografías de todo lo relacionado con la
historia de este lugar.
Al lado de la iglesia, en los prados que la circundan se han descubierto tumbas antiquisimas |
Una persona que
me pareció bastante entendida y que conocía algo de su historia, me dijo que la
Iglesia primitiva era anterior al siglo XIII, y me mostró un lateral de la
pared que por lo visto se conserva de esa primitiva Iglesia, doy fe que el
contraste se notaba, pero muy bien adaptado a la actual que se levantó
posteriormente y que creo que es del sigloXVII. Dentro de la Iglesia un Cristo
crucificado preside el retablo central, a un lado la Imagen de San Facundo
además de otras advocaciones, completaban el interior del templo.
Y llegó la hora de la comida. Bueno aquello fue un festín en
toda regla, lo que estas buenas gentes de Obeso y Pedreo aportaron a la comida
comunal, era para verlo, platos y mas platos con las mas apetecibles viandas,
¡como os diría! Tendría que tener memoria para relatarlo, croquetas,
empanadillas, tortillas, canapés de lo mas variados, lomo, jamón, raciones de
ensaladilla, y de carne de jabalí estofado, lasaña, empanadas variadas… y suma
y sigue… un caldo calentuco que entonaba el estomago…borono casero, morcilla…
postres de todas clases muy ricos y muy caseros… ¡¡Como para no haber acudido!!
Todo buenísimo, todo abundante, y lo mejor, todo ofrecido con la mejor voluntad
e insistiendo en que probásemos de todo. Un gran día y una espléndida comida.
Con pena, por tener que despedirnos, pero enormemente
agradecidas por lo que estas buenas y sencillas gentes nos ofrecieron, salimos
de estos dos pueblos, con el convencimiento de que mientras en estos pueblos
nuestros, queden gentes con tanto calor humano, y con tanto entusiasmo por que
estas tradiciones no se pierdan, los pueblos seguirán viviendo, tal vez con menos vecinos, algo inevitable,
pero con mi convición, de que los hijos que están fuera siempre volverán, tienen
que volver, esto no se puede echar en el olvido, ¡no se debe echar en el
olvido,!
si mi relato puede servir de algo, por favor no dejéis que estas
preciosas tradiciones se pierdan, pues todos perderemos lo mejor que tenemos de
nuestros pueblos, sus fiestas y su alegría.
UN SALUDO, Y UN PROFUNDO
AGRADECIMIÉNTO, DE
MARY PÉREZ DE CELIS.
Me encantó tu relato, mi nombre es Lorenza de Obeso, según una investigación de mi tío Carlos de Obeso, nuestros origenes vienen de por ahí. Vivimos en México, si tengo oportunidad visitaremos "Obeso" algún día, para conocer ese pequeño lugar.
ResponderEliminarme alegro mucho que te halla gustado este relato,son las bonitas historias de nuestros pueblos. ojalá algún dia puedas conocerlos
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