HOLA AMIGOS.
Hace un tiempo he vuelto a reanudar los paseos que emprendo
cada cierto tiempo, pues tengo que decir, que en esto de andar soy bastante
inconstante, cierto que cuando después de un tiempo sin tomar ruta, la suelo
volver a iniciar con muchas ganas, y con buenos propósitos de continuación, pero
tampoco me gusta tomarme las cosas como una obligación , aunque esta obligación
sea la mar de sana y necesaria.
Y es en estos paseos, a veces, contemplando tantos lugares
que he andado desde que mi memoria alcanza, que acuden muchos recuerdos, por
que por esos caminos, sendas, o carreteras, ha transcurrido mi vida, y las vidas de toda la gente que conozco, mi
familia, mis amigos, mis vecinos... por cualquier lugar desde donde vuelvo la
mirada, tengo recuerdos de todos ellos, recuerdos de cuando siendo muy cría
recorría junto con mi hermana Carmina y mis tías esa carretera, para, en un
desvío de la misma tomar el sendero que nos llevaba, primero a los praos de la
"Mahilla", y desde allí a los de "Rozas", el "Valleju,"
"Zarcines," "La Ladera".... nombres y mas nombres de los
prados junto a los que crecí y me fui haciendo mayor.
Hoy aquellos prados y
fincas por los que mis abuelos sacrificaron esfuerzos y dinero para tener cada
día un poco mas de terrenos de los que vivir, y que pasados los años, pudieran
vivir también sus hijos, están en su mayoría abandonados, cuando no en manos de
otras personas que los atienden actualmente, esos hijos para los que ellos consiguieron
reunir una herencia por la cual se privaron de todo en la vida, fue siempre su
mayor orgullo, sus hijos, cierto es, también fueron sacando adelante, esa
herencia, sin embargo en un tiempo que cambiaba día a día, con otras
inquietudes, las de los hijos fueron también cambiando, por lo pronto otros
trabajos en las empresas de la zona, se fueron compartiendo con el trabajo del
campo, las minas de la Florida, pertenecientes a la Real Compañía Asturiana de
minas, fue absorbiendo muchos de los hijos de estos ganaderos. También la
empresa Saltos del Nansa, que empezó su andadura allá por los años cuarenta,
empleó a numerosos obreros de la zona del Nansa, como no podía ser menos, ya
que en la cuenca del Nansa esta establecida, y de Celis concretamente tubo
numerosos empleados. Por todo ello la vida del campo de nuestros abuelos con
una dedicación completa, no fue igual para sus hijos, y las fincas heredadas
por ellos se compaginaron con el trabajo en las Empresas donde pudieron
colocarse.
Pero el tiempo fue pasando, y los ojos que de niña
contemplaron la vida de mis abuelos, fue contemplando, a medida que me hacia
mayor, la de mis padres, los cuales también nos enseñaron a trabajar la tierra,
lo suyo era un trabajo mixto, con el cual las inseguridades del campo, se
podían compensar con un trabajo empresarial, en el que aunque salarialménte
estaba mal pagado ( sobre todo el minero, dada su gran peligrosidad, en
aquellos años) y los esfuerzos que estos realizaban diariamente, para su
traslado andando por malos caminos de montes, hasta llegar a sus bocaminas, era
como compensación, un trabajo fijo, que como siempre decía mi madre, "una
buena vaca te puede dar mas, pero si se malogra...".
Era muy diferente el trabajo de los empleados de Saltos del
Nansa, estos además de tener los traslados gratuitos a las diferentes centrales
del recorrido, tenían otras muchas ventajas con las que la Empresa favorecía a
sus empleados, como un trabajo limpio y tranquilo, estudios gratuitos para sus
hijos, ayudas económicas para diferentes necesidades con una muy cómoda
devolución ...Sin embargo para estos
privilegiados trabajadores, el sueldo a final de mes tampoco era para vivir sin
estrecheces, de hecho pasados los años esta Empresa tubo que hacer una
importante remodelación, ante las exigencias de sus empleados, pues aunque en
el periodo, ocupacional, las compensaciones les favorecían, no era así cuando
llegaba la edad de jubilación, para la cual la Empresa, no tubo en cuenta las
subidas salariales, que constantes convenios colectivos se fueron pasando por
alto, y ya a nadie le interesaban unos privilegios, para tenerlos contentos, si
mientras tanto, sus jubilaciones perdían constantemente poder adquisitivo.
Por todo ello, también en estos empleados el trabajo mixto,
fue una salida que ayudaba a que la economía familiar saliese adelante, con la
seguridad de un llevadero trabajo fijo,
y unas pocas fincas en un vivir sin muchos dispendios, pero un tranquilo vivir
al fin y al cabo.
y en estos tranquilos paseos, me doy cuenta de como ha cambiado todo. Pienso
en que la vida apenas evoluciono nada en décadas, las familias quizás iban
teniendo un poco mas de poder adquisitivo, -poco - pero que se notaba, la
juventud dependía mucho de la tutela paterna, tanto hombres como mujeres,
-estas desde luego bastante mas, nosotros, los que éramos unos críos, nos
enseñaron desde muy pequeños que toda ayuda era poca, y por tanto también nos
enseñaron nuestras obligaciones, nuestras madres sacaban adelante la casa,
atendiendo al mismo tiempo el campo, cuando nuestros padres estaban trabajando,
y por tanto en nosotras, sus hijas, descargaban muchas responsabilidades desde
una edad muy temprana, sobre todo en la atención de la casa, y del cuidado de
nuestros hermanos mas pequeños. Solo hay que pensar
un poco en cuanto han cambiado en unas pocas décadas las costumbres familiares.
¿Nos podríamos imaginar solamente el trabajo que quita hoy una lavadora?
Los chicos tampoco se libraban de tareas y
obligaciones, y aunque eran años en los que por las antiguas costumbres
patriarcales, nunca el cuidado de la casa fuese cosa de los chavales, no por
ello sus esfuerzos eran menores, como el cuidado de los animales,
abastecimiento de leña en las cocinas, limpieza y desbroce de alguna finca....de
pasar el tiempo ocioso nada, todos los chavales de mi generación, -y no digamos
ya las anteriores,-supieron desde muy jóvenes, lo que eras ganarse el sustento
ayudando en su casa.
¿Se recuerda alguien de aquellas coladas de los lunes, en
los que con tiempo bueno o malo las mujeres, cargaban sobre sus cabezas
aquellos baldes enormes de zinc, y emprendían los senderos que las acercaban al
río para lavar la ropa de toda la familia? O
¿ como no recordar, cuando a la salida de la escuela, nos mandaban al
monte, bien a recoger las cabras o las ovejas, o a buscar unas cuantas "tarmadas"
de leña?
Lo cierto es que entonces poca o ninguna queja poníamos a
aquellos deberes extraescolares, nos habían educado en tantas responsabilidades
desde muy pequeños, que ninguna queja había por nuestra parte, también recuerdo
cuando en el "tardio" allá por octubre y noviembre, los grupos de
chavalucas salíamos a por castañas, estas en aquellos años suponían, en muchas
casas, un complemento a la alimentación. Desde luego no eran tiempos en que se
desperdiciase nada, pues nada sobraba, cierto es que nosotras marchábamos a
buscarlas la mar de contentas, pues eran ratos en que lo pasábamos muy bien, y
en los que entraba la competencia, para ver cuantas castañas éramos capaces de
recoger en el menor tiempo posible, pues una vez llenado nuestro saco, solíamos
ayudar a las compañeras mas retrasadas en su recogida.
Cuando hace unos años se le hizo un merecido homenaje en
Puntenansa, a uno de sus vecinos, mas queridos, Eleuterio del Pozo,
"Terio" unas de las frases que mejor definió a este hombre, pionero
en la venta de electrodomésticos en toda la zona, además de un mecenas en
muchas otras necesidades, era la de que fue la primera persona que nos quitó a
las mujeres el trabajo de ir a buscar leña al monte, y no podía ser mas cierto,
por que hoy, que por cualquier camino de nuestras cuestas y montes que
transites, lo que sobra es leña, de la que se puede llamar, mas ligera, que era
la que dadas nuestras fuerzas, podíamos cargar a cuestas, no era así hace años,
cuando todo el mundo aprovechaba cualquier " tarmado" para llevárselo
a su casa, nuestros montes, y nuestras cuestas estaban tan "buscadas"
que nadie desperdiciaba ni un palo, y por lo tanto no era tarea pequeña a los
lugares que la gente se tenía que desplazar para que la leña no faltase en
nuestras casas.
Los modernos electrodomésticos que Terio empezó a vender en su
establecimiento, aunque estén a años luz de las supercocinas que ahora se
instalan en cualquier casa de nuestros pueblos, fueron un gran soplo de
modernidad, como nunca antes se había conocido.
Baste pensar que,
solo para freír un huevo, había que
encender la cocina con leña. Yo recuerdo cómo mi padre cuando se levantaba a
las cuatro de la mañana, para el turno del trabajo, le decía a mi madre- para
evitarle a ella ese madrugón, pues bastante faena le quedaba para el resto del día- que le dejase
preparados unos buenos cartones para calentarse el cazo de la leche para el
desayuno, eso como digo, a las cuatro de la mañana, durante toda la rueda del
año, en el turno que tocase por la mañana, por supuesto en las demás casas,
igual o parecido.
Nadie se imaginará nunca, lo que tubo que suponer para
nuestras madres, el que solo con una bombona, a la que al principio, todos
miraban con cierta aprensión, se pudiese llegar a hacer un fuego, aquello al
fin y al cabo, podía explotar, y el solo hecho de que con un ligero movimiento
de un mando, ese fuego se disparase instantaneaménte, era como algo mágico, era
el lógico miedo a lo desconocido. Sin embargo- y como suele suceder- a lo bueno
se acostumbra uno pronto, y desde luego con las mejoras que poco a poco nos fue
introduciendo Terio desde su comercio, fueron
cambiando la vida en nuestras casas. Yo recuerdo como nos quedábamos mirando el
movimiento de aquella primera lavadora de turbina, que siendo yo muy joven se compró en casa de
mis padres, había que llenarla de agua a mano, y una vez acabado el lavado se
desaguaba con mucha facilidad soltando el tubo y bajándolo a un recipiente. y
que conste que aunque esto que hoy parece antidiluviano, no fue en la
prehistoria, ni mucho menos, la mayoría de mis coetáneos lo recordarán
perfectamente, y no somos tan mayores, por no hablar del milagro que la
televisión supuso para la vida de nuestros pueblos, aunque este capitulo ya se
podría alargar demasiado.
Y en todo lo demás suma y sigue, cuando nos fuimos haciendo
un poco mayores, por esta misma carretera que ahora paseo, transcurrió nuestra
juventud y nuestros noviazgos, estos y los bailes en el "Portalon del
Pasiego, fueron nuestras mejores diversiones, y no nos podíamos quejar, éramos
unas privilegiadas, pues en nuestro pueblo nunca nos faltó el baile del
domingo, un baile al que acudían las juventudes de los alrededores, pues era el
único pueblo que contaba con el. También el que en aquellos años los muchachos
no contaban con medios para trasladarse a otros sitios mas lejanos, fue una
suerte para las muchachas, por lo menos, cuando teníamos tiempo, no nos faltaba
con quien pasar unos ratos
En Celis tuvimos la
suerte de que nunca nos faltasen compañeros y amigos de los pueblos cercanos, que
aquí encontraban una buena forma de pasar las tardes del domingo, cortejando y
bailando con las chavala del pueblo.
De aquellas tardes de domingos, y de muy pocas
libertades, se fueron formando muchas
parejas de novios, de las cuales la gran mayoría terminaron en boda.
Hoy mis
recuerdos me traen a la memoria, cuando en las tardes veraniegas, las muchas
parejas de cortejantes, nos cruzábamos en esta misma carretera, por la que
ahora, en el otoño de la vida, todas esas parejas de aquellos años, seguimos
paseando, aunque en bastantes casos a unas o a otros les falten sus compañeros
de paseos de entonces, pero pienso que la vida no es mejor ni peor, solo hay
que tomársela como es, por supuesto con nostalgia, pero no dejando que el
desánimo nos amargue lo que nos queda, y procurando siempre mirar las
alternativas, ver como nuestros hijos salen adelante, y desear que nuestros
nietos recuerden siempre las cosas buenas que a buen seguro sus padres quieren
para ellos, sus vidas son completamente diferentes a las nuestras, y así tiene
que ser, lo que no me impide pensar que a pesar de las muchas ventajas que
tienen, seguramente nunca van a vivir la juventud con las mismas ganas y la
misma alegría, con que nosotros disfrutamos de una libertad mucho mas escasa, aunque mucho mas valorada
que la suya. Eso seguramente es lo que siempre tendremos a nuestro favor.
UN SALUDO,
MARI PÉREZ. DE CELIS