¡ Cuantas veces decimos, o hemos
oído decir aquello de,- para que vamos a otros sitios a ver cosas si apenas
conocemos los lugares que tenemos mas cerca.- Esto es muy cierto, por que!,
¡cuantas veces, cuando nos da por salir a dar unas vueltas por nuestros
alrededores mas cercanos, descubrimos rincones, paisajes, caminos, sendas que
seguramente habríamos recorrido en muchas ocasiones, pero a las que nunca
prestamos ninguna atención! Tal vez por que eran lugares a los que solamente
acudíamos a trabajar, y el solo recorrido hacia ellos, ya suponía un
esfuerzo, esfuerzos y trabajos físicos,
pues eran lugares que, aunque hoy en su mayoría están perdidos, no fueron pocos
los años en que toda la familia, con su aportación, -según sus fuerzas-
arrimábamos el hombro para que, antes
nuestros abuelos, y después
nuestros padres, pudieran a sacar
adelante unos pedazos de tierras, arrancados a terrenos que había que
desbrozar de rastrojos y malezas, pues
la mayoría solo habían sido hasta entonces improductivos.
Cuando, desde nuestros pueblos,
volvemos la vista a las cumbres que nos rodean, pensamos en las pocas veces que
nos detuvimos a contemplar los grandiosos paisajes que desde aquellas alturas
se alcanzaban a ver.
Es ahora pasados los años, y
cuando nuestras fuerzas ya no nos permiten aquellos trabajos, -que ya no serían tales,- pues las modernas
maquinarias, y un mejor acceso a estos lugares, con buenas pistas,( aunque no a
todos los sitios,) y esto lo digo como una llamada de atención para la
discriminación que existe entre unas zonas y otras en los lugares de nuestras
Pedanías,- por que parece que las estupendas pistas que suben a unos
invernales, en otros se les niegan, - y lo digo concretamente por el camino de la Florida, pues no ya la tan
prometida carretera, que por sentencia ganada, ya tenía que estar construida
hace “muuuuchos” años, sino por que ni siquiera conservar la “cambera” en
buenas condiciones, han conseguido los sufridos propietarios de los invernales
allí existentes.- Por ello, y gracias a los potentes todoterrenos hacen que al
menos en este camino el desplazamiento sea tolerable, y que nos queden muy lejos los esfuerzos y
cansancios de un tiempo pasado, y es ahora cuando por el solo hecho de darnos
una vuelta por esos lugares, donde transcurrió nuestra niñez y nuestra
juventud, cuando podemos apreciar unos
paisajes llenos de encanto, a los que entonces no le dábamos la menor
importancia.
Pero no solo el mérito de estos
descubrimientos es nuestro. Hoy un nuevo fenómeno que hasta hace relativamente
poco era casi desconocido en estos nuestros valles, les están dando mucho mas
valor a un entorno, que para nosotros estaba pasando mas desapercibido. Son los
turistas. Son esas gentes que huyendo de unas ciudades cada día mas estresantes
y masificadas, buscan desesperadamente la tranquilidad de unos pueblos, en los
que desconectar de una vida en la que, en su mayoría, el solo hecho de tener que
desplazarse al trabajo, ya les roba muchas horas diarias de sus vidas. Y digo
relativamente, porque así como en otros lugares de nuestra provincia, la
afluencia de turismo es un hecho desde hace muchos años, nuestra Mancomunidad
de Municipios del Nansa, es hoy todavía, un lugar a descubrir.
Hay que decir, mas como un valor
añadido, que como un inconveniente, que precisamente son esas masificaciones
que “sufren” otros lugares, lo que actualmente hace que ese turismo busque
lugares mucho mas tranquilos, pero no por ello faltos de interés y belleza.
La zona del Nansa que
como muchos sabéis, surge en el lugar de nacimiento del río que le da nombre,
allá en lo mas alto de “Pico Tresmares”. Dista su desplazamiento desde el nivel
del mar hasta las cumbres de su nacimiento, poco mas de hora y media, algo mas
si se quiere apreciar el paisaje mas despacio. El recorrido al que yo invitaría
al amigo interesado en conoces un poco mejor estos valles, sería en sentido
inverso al de su nacimiento, así pasaríamos por pueblos que, como el mismo
de Muñorrodero, lugar en el que sus
aguas se funden en el mar, en la bocana de Tinamenor, puede hacer un recorrido aguas arriba, y así pasar por pueblos y lugares que, a pesar de la
mucha historia que atesoran, son como digo, a nivel turístico, los grandes
desconocidos.
Pues bien, hoy solo voy a
dar, una
referencia genérica de estos, para en alguna ocasión, y para los
lectores que así lo quieran, poder hacer un recorrido mucho mas detallado de
estos lugares en consecutivas crónicas,
buscando un poco mas en los orígenes de sus historias, y dar a conocer a través
de sus gentes todo aquello que merece ser conocido. Así pues, empecemos por este de Muñorrodero, último pueblo en la carretera
que nos llevaba muchos años atrás, a enlazar con el tren en la vecina estación
de Pesues, cuando en aquellos autobuses, primero de la Compañía del “Alemán” y
después de Verdeja, trasladaba a los viajeros desde el valle de Polaciones,
pasando en su recorrido por todos los pueblos de la ruta del Nansa, a nuestras
ciudades, -Santander o Torrelavega,- por ser el único medio de transporte en
aquellos años. Una ruta que, bien
andando o en coche si se prefiere, nos acercará, saliendo de Muñorrodero, como
a un kl. mas o menos, a mano izquierda,
y pasando por el cercano pueblo de
Abaníllas, a un barrio que, aunque ya su pertenencia no sea de la Mancomunidad del
Nansa, no puedo por menos que aconsejar hacerle una
visita. Se trata del barrio de Estrada,
lugar en época medieval de muchísima importancia.
Su torre que durante muchos años el tiempo fue
derruyendo, es hoy que esta totalmente reparada, un lugar digno de visitarse, y
para no cansar al lector, al que mas adelante, como digo, haré una mas
pormenorizada crónica de su historia, puede encontrar, dentro del conjunto de
edificios que la componen, unos folletos
explicativos, de su historia y su
leyenda.
Un poco antes, de esto, y también a la
salida de Muñorrodero, en un cruce en la misma carretera, nos encontraremos en
un pequeño altozano con el pueblo de Luey, también perteneciente a la Pedanía de Val de San
Vicente, pero muy vinculado al propio valle del Nansa, por haber sido durante
muchos años, desde la época medieval, hasta el desarrollo constitucional de
1817, la capital administrativa de todo el territorio. Su importancia le venía
dada por ser la mas poblada de aquella época, y estar ubicado en dicho pueblo
el monasterio de San Salvador, que estaba dotado de grandes privilegios. La
casa palacio que acogía dicha administración, se conserva en la actualidad muy
bien restaurada.
Vueltos de nuevo a la carretera, seguimos ruta
pasando por los numerosos pueblos y barrios, de los diferentes municipios que
componen la Mancomunidad. En todos se
pueden pedir referencias de los lugares mas destacados, pues en cualquiera de
ellos encontraremos una historia que contar, el propio río que nos acompaña
tiene sendas por descubrir, también miradores con vistas a paisajes sencillos,
pero de mucha belleza, a veces a nivel de carretera, y otras veces se nos
esconde entre barrancos y vaguadas, con lo que con estas idas y venidas, nos va
enseñando los tesoros de su recorrido.
Seguramente encontraremos casonas del mejor estilo montañés, pero también
las podemos encontrar con un marcado estilo colonial, pues esta zona nuestra
también fue muy indiana en sus buenos años. En Camijanes, pueblo perteneciente
al municipio de Herrerías, se puede contemplar en una pequeña ladera, muy
visible desde la carretera a mano derecha de ésta, una muestra muy sencilla
pero muy elegante, de éste estilo en la salida del pueblo.
En este mismo pueblo, también muy
bien señalizado, se encuentra un precioso mirador, cuyo bonito parque con bancos invitan al descanso o simplemente a su
contemplación, hace años este parque se le conocía con un nombre muy
romántico,”El mirador del poeta” actualmente este nombre ha desaparecido, ahora
se le conoce como el mirador del Collao”, desde luego salió perdiendo con la
definición, pero eso es algo que solo los habitantes de ese pueblo tienen
derecho a cambiar.
Seguimos la carretera que, aguas
arriba, y sin salir del Municipio de Herrerías, nos encontraremos, un poco
desviado de la carretera, pero muy bien señalizada su situación, con Bielva, en
el que, como buena referencia, podremos
contemplar una muestra de grandes casonas montañesas, así como del estilo
colonial, ya referido. Bielva es un pueblo de mucha actividad, la asociación
que funciona desde hace varios años, realiza muchas labores sociales, con
reuniones trabajos y manualidades, comidas excursiones etc etc, además de esto,
hacen una muy buena contribución al cuidado y embellecimiento del pueblo, a la
programación de sus fiestas, de las cuales el Santo Cristo de los Remedios, es
de fama de todos conocidos. En alguna otra ocasión recabaré mas datos sobre
este importante pueblo, para una mejor referencia del mismo. En este pueblo el
visitante puede interesarse en conocer
una casa, a la que ya en otro de mis artículos definí, como la casa
encantada, su dueña es una de las personas mas amables que se puedan encontrar,
y que con la mejor voluntad, les mostrará sus tesoros, desde su maravillosa
colección de muñecas hechas a mano, pasando por una decoración que nos habla de
un tiempo pasado, pero lleno de encanto en todos sus detalles, aconsejo su
visita
Pasado el puente del Arrudo,(
siempre aguas arriba) a la derecha, nos podemos llegar a los pueblos de
Casamaría, y Cabanzón, y en esa misma dirección un poco mas desviado, pero no
menos interesante su visita, el pequeño pueblo de Otero, que como su propio
nombre indica, está situado en un “otero,”o altozano, desde el que se pueden
contemplar todos los demás pueblos que componen el Municipio. En el pueblo de
Cabanzón, lo mismo que en la mayoría de los pueblos de la cuenca del Nansa, sus
casonas son del mas fiel estilo montañés, y en un llano a la entrada misma del
pueblo, su torre medieval nos da la bienvenida, Un poco mas adelante, saliendo del pueblo en
dirección Asturias, llegamos a Casamaría,
se da la circunstancia que en una recta de la carretera, en su salida
del pueblo, está establecido el límite con
esta provincia, y es muy típica la foto, en la que colocándonos con una
pierna en un lado, y la otra en el otro, estemos en dos provincias al mismo
tiempo.
Vueltos de nuevo a la carretera
comarcal, sin cruzar el puente en una recta carretera un ramal de la misma nos introduce
en el pueblo de Cades. Este pueblo está compuesto por unos cuantos barrios,
comunicados entre si por carretera de muy buen firme, en ellos se conservan casonas antiguas, que
seguramente, muy deterioradas por el paso del tiempo, están actualmente reparadas con mucho gusto,
y sin perder nada de su antiguo valor. Tiene este pueblo también otras notas
importantes a reseñar, como por ejemplo la casa palacio de la familia Linares,
la extensa finca que la rodea, nos indica un pasado muy señorial. Dentro del
conjunto de edificios que componen la finca, se encuentra la ferrería mas
importante de las muchas que en épocas pasadas, jalonaron las orillas de la
cuenca del río Nansa.
Aunque he prometido hacer un recorrido mas
pormenorizado de todos los pueblos reseñados, no me resisto a hacer mención en
este pueblo, de un bonito museo, de figuras artesanales, que no por humilde
deja de tener su valor, su dueño las ha realizado con sencillas herramientas, y
con muchos años de vendita paciencia, doy fe de que os lo enseñará con mucho
gusto.
Volviendo de nuevo a retomar la carretera
general, y una vez pasado el puente del Arrudo, por donde muy tranquilo
discurre el río Nansa, -puente que une
estos pueblos con dicha carretera,- nos acercamos al último pueblo
perteneciente al Ayuntamiento de Herrerías.
Rábago. Este pequeño pueblo se extiende desde un llano a la misma orilla
de la carretera que serpentea ladera
arriba, la vista desde lo alto del
pueblo es muy bonita, y aunque desde otro ángulo distinto al del pueblo de
Otero, se pueden contemplar también, varios pueblos del mismo Ayuntamiento.
Desde aquí mismo, en la misma carretera
general en dirección a Puentenansa, parte la carretera que llega al Soplao,
donde como ya muchos sabéis se encuentran las famosas cuevas mineras que tanta
fama le han dado a nuestra zona, y a toda Cantabria. En esta cueva, hoy visitada por miles de personas, venidas
de todo el mundo, se puede contemplar la
maravilla que la naturaleza ha desarrollado a través de los siglos, tanto en
sus techos de estalacmitas y estalaccitas, así como las que nacen en el propio
suelo.
Digno de admirar es el techo, en el que una
maraña llamadas “excéntricas,” disparan en todas direcciones miles de gotas que
el paso de los siglos ha convertido en un verdadero milagro petrificado.
Esta maravilla de la naturaleza, aunque su
arranque de la carretera sea en el último pueblo de Herrerias, los terrenos
arriba en lo alto de los llamados montes de la Florida, pertenece su
ubicación a otro Ayuntamiento de los que componen la Mancomunidad de los
Municipios del Nansa,- Rionánsa,- y mas concretamente a la Pedanía de Celis. Es en lo
alto de estos montes precisamente, donde se encontraban las llamadas minas de la Florida, y es su
bocamina de “La Isidra” la que da entrada a
la famosa cueva del Soplao.
Estos montes, donde se encuentran muchos de
los invernales del Concejo, tenían en su subsuelo, entrando por sus bocaminas,
el lugar de trabajo de muchas
generaciones de mineros, que aquí acudieron en pleno auge de su desarrollo,
dando a nuestra zona, tanto de Rionansa como a Herrerias y a otro Ayuntamiento
como es el de Valdáliga -ya perteneciente a otra Mancomunida, muchos años de trabajo y prosperidad. Trabajo duro, como todo trabajo minero, pero
que como digo, favoreció enormemente el desarrollo de los pueblos de estas
Mancomunidades.
Pero sigamos nuestra ruta aguas
arriba por la carretera que nos va acercando, pasado el límite del Ayuntamiento
de Herrerias, a otro de la misma Mancomunidad,
Rionansa. En este municipio se puede decir que da comienzo, lo que según
Pereda, se podría llamar la ruta de “peñas arriba,” la parte mas montaraz de
nuestro territorio, aunque sea mas, la parte media de una ruta, en la que poco
a poco las montañas nos van ganando el terreno. Aquí empiezan a ser los valles
mas cerrados, las montañas están mas cercanas, y el paisaje que nos rodea va
perdiendo ese aire mas marinero, con el que iniciamos nuestro recorrido.
Al trasponer la primera curva,
saliendo del pueblo de Rábago, unos metros carretera adelante, nos encontramos
con una de las vistas mas bonitas del recorrido, el embalse de “La Palombera.”
En este embalse en su parte mas profunda,
desagua el Río Tanea, cuyo cauce va ganando caudal desde su nacimiento
precisamente en las cumbres mas altas del puerto del mismo nombre, Puerto de
Tanea, el contraste del color de sus aguas de un verde muy profundo, se hace
bien visible desde el bonito mirador de
la carretera de Lamasón. Justamente en el límite de su desague, como se puede
contemplar en la foto, se encuentra la prehistórica “Cueva Chufín, ”de la que
mas adelante haré referencia. Este embalse, en el que visto su entorno mas
parece un lago interior,- si no fuese por que el dique de su presa así nos lo
demuestra,- es el último tramo de aguas embalsadas que la Empresa, Saltos del Nansa
construyó, para que esta reserva de agua diese toda la fuerza necesaria, para
mover las turbinas que dan la potencia energética a nuestra zona. De la
importancia de esta empresa daré cuenta mas adelante en este relato, pues así
como el recorrido va en sentido inverso al cauce del río, a esta gran obra
hidroeléctrica, prefiero contar su recorrido desde su comienzo, allá donde
comienza el embalse de sus aguas, en el valle de Polaciones.
Seguimos carretera adelante y
pasando por los barrios de Arenas, a la misma orilla de la carretera, en un
desvío a la entrada de este barrio, a mano izquierda, se encuentran varios
caseríos diseminados por una ladera en donde en un rincón del altozano, a la
sombra de las peñas de “La
Espina,” se encuentra la pequeña ermita bajo la advocación de
la Virgen del
Carmen.
Amigos lectores merece la pena hacer este
pequeño desvío, solo por contemplar desde esta pequeña loma, una preciosa vista
de las montañas que nos rodean, y después de haber contemplado, ( y si eres
creyente haberle rezado una silenciosa Salve a la Virgen) mirar hacia abajo
donde la carretera,- y otro poco mas abajo las aguas del Nansa,- nos siguen
esperando para, con toda la paz de espíritu que este lugar sagrado nos puede
dar, continuar nuestra ruta. Antes de esto y siempre aguas arriba, a mano
derecha, otro desvío nos acercará a otro barrio muy recoleto, escondido al
amparo de la loma conocida con el nombre de el “Parapeto”, La Herrería. Frente al propio barrio y
siguiendo este desvío, el magnífico puente conocido con el mismo
nombre del barrio, salvamos en la estrecha carretera que flanquean dos
paredones paralelos, el paso que por el nos llevará a los dos pueblos que junto
con el de Celis componen la
Pedanía, Celucos y Riclones.
Al salir del puente siguiendo
esta carretera local, como a menos de
cien metros, la carretera se bifurca. A
la derecha como a un kl. mas o menos llegaremos a Celucos, el cual, amparado en
su base por los montes de Trespeña, con sus picos del “Castillo”, y sus
ondulantes cumbres, hacen que lo agrupado de su caserío, visto desde su frente,
parezca sobre todo en la época invernal, un poco postal navideña, Celucos es un
pueblo acogedor al que su Restaurante, Casa Andrés, le ha hecho muy conocido a
nivel provincial, y no me quedo corta si también muy frecuentado por relevantes
personajes de cualquier parte de fuera de nuestra provincia, ( las fotos
dedicadas por alguno de ellos así lo atestiguan), por algo será.
Vueltos atrás, al mismo cruce que
nos trajo a Celucos, seguimos ruta hacia el pueblo de Riclones. Aquí al
caminante le aconsejo que aparque su coche en la pequeña braña en la que está
situada la preciosa y muy histórica capilla dedicada a San Antonio, una cerca
de piedra muy bien restaurada, hace de
pórtico a la maravillosa portalada de tornos de madera centenaria, en cuyo
interior se encuentra, en lugar central la imagen del Santo, y rodeando a la Imagen en un retablo -que
no me atrevo a definir a que estilo pertenecen,- las figuras de diferentes
advocaciones en las que, claramente, se puede apreciar que son de época muy
remota, y que le dan todo el valor de su antigüedad, así como el impresionante
escudo, que seguramente hace muchos siglos debió de pertenecer a alguna familia
de gran importancia y abolengo, la cual también tendría aquí su casa
palaciega, castillo, o tal vez su torre
señorial, o quizás las tres cosas a la vez, todo sería cuestión de buscar en
nuestra historia. El montículo que forma un bonito parque, al lado de la
capilla así como el asentamiento sobre terreno rocoso de las casas cercanas,
pudieran darnos algunas claves con un estudio mas detallado, desde luego el lugar tiene todas las trazas
de que en este lugar pudo haber algo así, pero si no lo fuese, no por ello
sería menos importante la braña de San Antonio, ni perdería nada este precioso rincón.
El pueblo de Riclones, cuenta
también en su entorno con las famosas cuevas prehistóricas del Moro Chufín, en
cuyo interior los grabados de sus piedras, dan cuenta de que en épocas muy
remotas, el ser humano ya luchaba por dejar preservado en sus cavidades un
arte, como una herencia que quería dejar para la posteridad. Esto amigo lector,
siguiendo las indicaciones, en una ruta muy bien señalizada, es algo que además de ser un patrimonio de la Humanidad, se encuentran
situadas en un paraje, que solo la contemplación de su entorno, es un regalo
para quien lo visita. Si el viajero así lo quiere, en este pueblo, también
puede contemplar, en un recorrido por el pueblo, casonas montañesas de la mejor
estampa.
Vueltos de nuevo a la carretera
general, y otra vez en el cruce que dejamos anteriormente llegamos, unos metros mas arriba, al pueblo
de Celis. En este pueblo se dan la mano, muchos aspectos que hacen de su
enclave, uno de los rincones mas bellos de la provincia. Está situado en un un
semi-llano, que forma la falda de la ladera que mejor lo define, el “Picu Bon.”
El pueblo además de la ladera del
“Picu Bon”, esta rodeado en forma circular, por las montañas que en su parte
norte, además del Pico Bon, pertenecen a
los montes de la Florida,
en cuyas alturas, como ya he relatado anteriormente, se encuentran las cuevas
mineras del “Soplao,” al sur las peñas
de “Trespeña” con sus esbeltos picos, son otra de las mejores vistas que
podemos contemplar cada día. Por el oeste, las montañas de “Árria,”por las que a veces se nos cuela lo
que aquí llamamos “ el gallego,”un aire que nos viene desde Galicia pasando por
Asturias en esa dirección, y que nos visita con mas asiduidad de la que
nosotros quisiéramos,- y ya por el este, las cuestas de la “Mahilla” y mucho
mas arriba, el “Cuetu Jormazu”, componen los cuatro puntos cardinales mas
notorios de nuestras montañas, pero hay
unas cuantas mas que forman el círculo, las de la “Espina,” las de la
“Collá,” los montes del “Táladru” los
del “Escajzo”… Desde luego con nuestras montañas protección no nos falta, y
desde cualquiera de sus miradores, la panorámica que del pueblo nos dan son a
cual mas bonitas.
En Celis hasta no hace muchos años, las minas de la Florida pertenecientes a la Real Compañía
Asturiana, así como la Empresa Hidroeléctrica Saltos del Nansa,
fueron, junto a una importante vida
ganadera, la mejor época de desarrollo de nuestro Concejo, el llamado trabajo
mixto dio a nuestra zona, una gran prosperidad, de la que quizá no fuimos muy
conscientes entonces, pero mirado con la perspectiva actual, y salvando las
muchas y nuevas tecnologías que tanto nos facilitan ahora la vida, tenemos que
reconocer que aquellos fueron buenos tiempos, tiempos de los que ahora viven
sin preocupaciones los muchos jubilados que dejaron aquellas Empresas . Hoy las
minas de la Florida
nos dan una gran carta de presentación en cualquier lugar, debido a la
importancia de sus galerías milenarias, pero los cientos de puestos de trabajo que estas propiciaron cuando
estaban en activo hoy por hoy hacen que su población trabajadora este en una
muy importante recesión, unido a esto,
el que la Empresa
Saltos del Nansa, desde hace unas cuantas décadas, fuese
supliendo los cientos de trabajadores que componían su plantilla, cuando estos
alcanzaban la edad de la jubilación, por
unas nuevas tecnologías, hizo que muchos de estos nuevos trabajadores que se
podrían haber incorporado, ya no fuese
necesaria su mano de obra, y así, casi sin darnos cuenta, estábamos conociendo
algo que en muy poca medida, se había dado en los pueblos de nuestro Concejo en
toda su historia, sobre todo desde que
estas Empresas, empezaron su andadura, recién salidos de la guerra civil, como era el tener que salir a buscarse la
vida fuera de ellos.
Hoy que han pasado unos cuantos años, todos
nos hemos tenido que aclimatar a los nuevos tiempos, el reciclaje ha sido
bastante costoso, pero si algo tiene el ser humano es que sabe superarse así
mismo, la experiencia así nos lo ha demostrado en muchas ocasiones, y hoy los
tres pueblos de nuestra Pedanía, así como los
barrios que lo componen, procuran mirar hacia delante, pues aunque de
las glorias pasadas estemos muy orgullosos, es seguro que de ellas no se vive.
El amigo lector ha de perdonarme
que en este recorrido que hago, los datos de este mí Concejo, puedan ser mas
extensos, y esto es explicable por que al ser la zona en que habito, puedo
tener muchos mas conocimientos sobre lo
que escribo, pues lógicamente los conozco mucho mas.
En Celis, como en muchos de los pueblos de nuestro
recorrido, también es aconsejable que el caminante haga un alto. Es un pueblo
que no le defraudará, sus casonas montañesas, sus jardines muy cuidados, su
recta carretera, a la que acompaña un precioso paseo, ajardinado, sombreado por
unas encinas cuya sombra da frescura en el verano a los numerosos bancos, que
invitan al descanso, y nuestro parque,
otra de nuestras mejores cartas de presentación, un parque cuidado con esmero por todas las
personas de bien de nuestro pueblo, el cual agradecido a la familia que tan
generosamente nos lo donó, hemos procurado cuidarlo, buscando siempre el tiempo
necesario para que nunca la suciedad o el abandono, sea un motivo que nos podamos
reprochar, y que la sombra de sus
preciosos árboles, acompañen por muchos años mas, la comida que en la fiesta de
nuestro Santo Patrón, San Roque hace de ese día, y de muchos mas, la mejor
invitación a todos aquellos amigos que nos quieran acompañar.
Podría extenderme mucho mas en el
relato de mi pueblo, en sus gentes y en su historia, y eso será algo que haré
mas adelante, lo mismo que me gustará hacerlo por los otros pueblos del
recorrido, pero la carretera espera para seguir adelante, y así pasadas las últimas casas de Celis,
siguiendo una carretera con su paseo peatonal, que va paralelo por su derecha,
como a un kl. encontramos un desvío que
nos acercará a Las Bárcenas.
¡¡Quién nos diría hace unos
cuantos años que de este pequeño barrio, llegarían a ir a la escuela de Celis,
mas de 20 niños, que junto a sus familias componían las cinco casas que las
habitaban,!! hoy de forma permanente un solo vecino vive en el barrio, y esto
si que es algo a lamentar, pues quienes conocemos este lugar y su enclave, pensamos que es muy triste que sitios como el
barrio de Bárcenas ,- como siempre lo hemos llamado,- se encuentre tan
tristemente vacío, aquí el río es el compañero visible, su llana mies, los olmos que bordean las
orillas del río, el meandro que aquí lo curva, junto a un regato que en épocas
de crecidas formaba una gran torrentera de la cual, sus aguas semitermales, en
épocas pasadas, cuando el frío apretaba,
hacia que mucha gente del pueblo acudiese a lavar la ropa en un agua, que,
cuanto mas frío hacia exteriormente, mas caliente salía de de su boca. Aquí
acudíamos,- sobre todo la juventud,- en el verano a bañarnos en las piscinas
que se formaban, las mujeres bajaban a lavar la ropa, pues lo llano de su
orilla y sus piedras que el desgaste del agua había afinado facilitaban mucho
esta tarea, su subida al pueblo por el sendero que los infinitos años de
subidas y bajadas desde el barrio a Celis y de Celis al barrio, por el peñascal al que aquí conocemos como la
“Penilla,” era el que mas fácilmente salvaba la distancia desde este pequeño
lugar hasta el pueblo,. Hoy una buena carretera facilita la llegada en coche
hasta el mismo barrio dando un gran rodeo, pero ya nada será nunca igual, no
hay gente, y los gritos de los niños, que junto a los que acompañando el día de
colada a nuestras madres, acudíamos al
barrio de Bárcenas, aprovechando para darnos un baño, no volverán a escucharse,
es el mal de nuestros días, la creciente despoblación de nuestros pueblos y el
envejecimiento de estos, a los que el escaso relevo generacional, están dejando
tristemente, -sobre todo a sus barrios- muy despoblados. Sin embargo para que
el desanimo o el pesimismo no nos entristezca, nuevos vecinos, ( aunque sean de
forma ocasional) se empiezan a incorporar en nuestro vecindario, son gentes
venidas de otros lugares, y que como digo en otra parte del relato, encuentran
entre nosotros la belleza de esos paisajes que antes se nos pasaban mas
desapercibidos.
Por todo ello, y pensando
positivamente, creo que a nuestros pueblos no le han de faltar nunca, aquellos
que sepan apreciar toda la tranquilidad y la belleza, que nuestras zonas
rurales les van a proporcionar, y con ello su historia, sus paisajes, y un
trato cercano con todas sus gentes.
Siguiendo nuestro camino, pasaremos
por otro de los barrios que componen la Pedanía, es el barrio de La Cotera, este pequeño lugar
empezó siendo prácticamente un caserío familiar, en el que habitaban los padres
con sus nueve hijos,- dos o tres familias mas componían el vecindario,- cuanto
me alcanzan mis recuerdos, parte de estos hijos ya estaban casados y con
familia propia, según iba avanzando el tiempo, cada uno de los hijos que se
casaban fue construyendo su propia
vivienda, con lo que pasado el tiempo, mas que un barrio fue pareciendo un
pequeño pueblo, pues con los años también los nietos fueron construyendo su
propia casa, actualmente es un precioso lugar muy cuidado por estas familias, y
desde la pequeña loma que lo jalona, a partir de la carretera, sus vistas al
resto del Concejo, son inmejorables.
La
Cotera es su último barrio, y forma un punto equidistante
entre el pueblo de Celis y el de Puentenansa, capital del Municipio de
Rionansa.
Ni que decir tiene que en todo este recorrido, los
paisajes, los lugares, los miradores, y las muchas sendas que se pueden recorrer y contemplar serán la
mejor carta de referencia, de un viaje en el que los contrastes entre sus
valles y sus montañas, así como las riveras del río que nos sigue acompañando,
no defraudarán a nadie.
Y así carretera adelante,
llegamos a Puentenansa, como he dicho, capital de nuestro Municipio. De
Puentenansa poco se puede decir que no se conozca, esta situado en un enclave
en el que sus bifurcaciones, una a la entrada del pueblo, y la otra en medio de el, nos pueden
llevar a cualquier parte de nuestra provincia en sus diferentes direcciones,
aunque antes de esto lo mejor que el viajero puede hacer es darse una vuelta
por el pueblo, interesarse por su historia, y también conocer los varios
pueblos que lo componen. Este pueblo además de su enclave como cruce de
carreteras, ha sido desde siempre muy activo comercialmente hablando.
Sus gentes emprendedoras
desarrollaron hace muchos años importantes y prósperos negocios, como los
Gómez, con sus empresas de transporte y paquetería, los del Pozo, con sus
negocios de hostelería y electrodomésticos, la familia Cosio tanto el padre
como el hijo, con sus trabajos herreros y de forja…trabajos y negocios que
actualmente, son los mas jóvenes de estas familias quienes los sacan
adelante. Pero en un pueblo tan activo
hay mucho mas. Un Centro médico, una farmacia, dentistas, un polideportivo, Bancos, y Cajas de Ahorros,
tiendas de ropas, un bien surtido supermercado, ferreterías, una importante
gestoría, carnicería, pescadería, gasolinera, Hosterías, Hoteles rurales, una
importante panadería, en la que se pueden encontrar, además de los panes de
diferentes formatos, una estupenda bollería casera, y creo que para completar
todos los servicios que este pueblo tan activo puede ofrecer, sus bares son un
importante punto de encuentro para los muchos parroquianos que se quieran dar
cita en los ratos de tertulia y ocio. Y todo esto en un pueblo, que por lo
demás es bastante pequeño, tanto en extensión como en número de habitantes, sin
embargo la situación de su cruce de caminos, y el que sea la capital
administrativa del Ayuntamiento, dan la clave de que esto siempre haya sido
así.
Puentenansa , ha sido desde muy
antiguo, cita obligada de ganaderos y tratantes, que en dos días concretos del
mes, acudían a sus mercados de ganados,
mercados que dieron también gran importancia a esta zona nuestra del Nansa con
sus transaciones de ganados de todas las clases. El importante cruce de carreteras
que aquí se da, con sus salidas a Castilla siguiendo la carretera por el puerto
de Piedras Luengas, o bien por la carretera de Carmona, cruzando su Collada,
para al final de esta, en el pueblo de Valle perteneciente al Ayuntamiento de
Cabuérniga, poder llegar por la derecha al puerto de Palombera, y por la
izquierda siguiendo la carretera, enlazaríamos desde Cabezón de la Sal y aquí con la Autovía del Cantábrico.
Vueltos a
Puentenansa, en el mismo centro del pueblo, por otro ramal de carretera, siguiendo
esta, pasaremos por los pueblos de Pedreo y Obeso, pertenecientes a la Pedanía de Puentenansa,
estos dos pueblos prácticamente separados por la carretera,( tal es su
cercanía) están situados en las lomas de las primeras estribaciones de la Collada de Hozalva,
separación natural de otro ayuntamiento muy próximo al nuestro, el Ayuntamiento
de Lamasón, pasando por en cual y también cruzando el Collado de Hoz, nos daría
salida en su descenso hasta el pueblo de la Hermida
por la derecha, hasta las localidades de Panes, en su parte asturiana, y
siguiendo esta carretera hasta Unquera, ya en
territorio cantabro, y otra de
las salidas a la Autovía
del Cantábrico. En dirección contraria, y también desde la Hermida, esta carretera,
nos lleva a tierras lebaniegas, y a sus famosos Picos de Europa. Todas estas aclaraciones quiero hacerlas,
para que el lector que no conoce nuestra zona, pueda tener una mejor referencia
del entorno que nos rodea, y sepa por que les hablo de la gran importancia que
tienen sus comunicaciones desde los cruces de Puentenansa. Retrocediendo otra vez a la ruta que nos
ocupa, y vueltos a nuestros pueblos del Nansa, comentaré que en el pueblo de
Obeso, además de encontrarnos con unas impresionantes vistas, tiene el
atractivo de poder contemplar en el lugar mas visible de la loma, la torre que
por su apellido, perteneció a una rama de la familia de los Rubín de
Celis, esta importante fortaleza pasó
muchos años en unas lamentables ruinas, que amenazaban su destrucción, y que
solo la gran solidez de sus muros permitió que a pesar de los muchos años
de deterioro, consiguiese resistir. Un
día alguien tomó cartas en el asunto para poder recuperar este importante
patrimonio de nuestra zona, solo a título personal, diré que lo que seguramente
costaría un importante desembolso de dinero, no se viese compensado con una
cubierta mas en su estilo ¿No había en toda la zona una teja que fuese mas
acorde con su antigüedad?.
Que nadie se ofenda, pues comprendo que
seguramente la reparación se hizo con la mejor voluntad, y desde luego se ha
preservado su total destrucción, pero vista en la distancia, se parece mucho a la boina de un cateto de
chiste. ¿Siendo esta torre un patrimonio tan importante, y dado lo vistoso de
su enclave, no sería viable buscar alguna ayuda para que se salvase la estética
de su cubierta?. De todos modos bienvenida
sea su reparación.
Después de este bonito paseo por
los pueblos de Obeso y Pedreo, volvemos a retomar la carretera que nos lleva a
los cruces de Puentenansa. Retrocedemos al cruce anterior, el que siguiendo la
carretera de Carmona, como a un kl. mas o menos otro desvío de la carretera a la
izquierda, nos acercará al pequeño pueblo de Cabrojo.
Según referencias que he
escuchado, este pequeño pueblo albergó antiguamente el Ayuntamiento de
Rionansa, tal vez su cercanía con la
Iglesia fuese el motivo de este hecho, pues por su situación dominando
la ladera, su cercanía del cementerio, casi a la misma altura del pueblo(algo
que antiguamente se podría tener muy en cuenta,) y lo que seguramente fuese la causa de tal
importancia tampoco se puede pasar por
alto que, anterior a la actual Iglesia, pudo haber en este lugar algún
monasterio o alguna abadía por la que este pueblo tuviese muchos mas
privilegios que el propio de Puentenansa, en fin, todo sería cuestión de
conocer la Historia
desde sus orígenes.
Retomando nuestra ruta después de
dejar el pueblo de Cabrojo en este precioso lugar, podemos perder un poco del
tiempo de nuestra ruta del Nansa, para llegarnos hasta el pueblo que,- junto
con el de Barcena Mayór,- mejor define la esencia de los pueblos montañeses.
Carmona.
Pueblo muy conocido por su
tipismo, por su forma de ser, por seguir conservando sus raíces y sus
tradiciones, por su lenguaje tan característico, que ni a los mas jóvenes les
gusta perder, Es un pueblo que no pertenece a nuestro Ayuntamiento, sin embargo
por esas cosas de los repartos del terreno, sería lo mas normal, solo le separa
de Puentenansa apenas tres kl. de una carretera totalmente llana, y como digo
por esas cosas del reparto de aparcerías, pertenece a otro Ayuntamiento, al que
para poder llegar tiene que salvar una Collada de 600 m. de altitud, con un
recorrido de mas de doce kl. Quien lo entendería.
Pero sigamos, nuestra ruta
retomando lo andado, para vueltos otra vez a Puentenansa, seguir adelante, y
pasando por la recta carretera, dejando a un lado el antiguo Balneario de la Brezosa, -en cuyas aguas
medicinales, se curaban muchos años
atrás algunos males, - y al otro, el famoso prao Socollo, donde se celebra la
mejor feria anual de ganados de nuestra zona, -San Miguel-.
Llegaremos a Cosio . Es este un
pueblo, hermoso, de grandes y conservadas casonas-palaciegas, su estampa son
del mejor estilo de las casonas hidalgas
montañesas, y sus escudos nos dicen los títulos nobiliarios que todas ellas representan.
Es un pueblo que recuerda mucho los pueblos medievales, algo que seguramente fue bastante
notorio en esa época. Además de eso, Cosio siempre ha tenido una interesante
vida social, el alterne de sus bares, sobre todo en los fines de semana, así
como las tertulias de sus mujeres, de sus partidas de cartas, mas por ocio que
por lo que se pudiesen jugar, y la importante Asociación de mujeres que desde
hace muchos años funciona con notable éxito, así como las exposiciones de
trabajos manuales y de labores, son otras tantas maneras de dar vida a este
interesante pueblo. Además de esto los dos años en que aquí se celebró la
fiesta del Día del Nansa, lo han hecho mucho mas conocido, por la importancia
de este día y su fiesta medieval, algo que como digo, le pega mucho.
Desde Cosio parte la carretera, que nos
acercará hasta San Sebastián de Garabandál.
¡Que se puede decir de este
pueblo que no de halla dicho ya! los siete
kl. que lo separan de Cosio, han visto pasar por su carretera(hace años una
difícil pista era su único camino,) miles de personas, que, muchas por
devoción, y otras por curiosidad, o por conocer su entorno, han recorrido este
camino, para llegar a este pueblo.
Como ya todo el mundo sabe, las
apariciones Marianas, que en los años sesenta propiciaron que esta pequeña
aldea fuese conocida a nivel mundial, fueron el punto de partida, para que a
partir de aquella fecha, nuestra Mancomunidad, prácticamente fuese conocida por
ese motivo, hoy los tiempos son otros, y los visitantes que acuden desde hace bastante tiempo han empezado a
descubrir los muchos encantos que esta ruta del
Después de hacer un paseo por estos dos
pueblos, vueltos a la carretera, seguimos ruta hacia Rozadío. Rozadio, -el
“Robazio” que Pereda confundió de nombre en su novela-, una novela que como
otras muchas cosas que nos definen, son nuestras mejores referencias, nuestra
mejor carta de presentación.
Este pueblo es como la puerta de
entrada, que nos llevará hacia lo mas alto de nuestra provincia, es la
carretera que poco a poco irá ascendiendo por la parte mas abrupta, entre
montes y peñas, en los que el paisaje son sus cumbres y sus barrancos, por el
que el río cada vez corre mas encajonado, allá en el fondo del barranco,
saltando de peñasco en peñasco.
En este paisaje que un día
descubriera Marcelo, el principal
protagonista de la novela de Pereda, cuando aguas abajo quiso conocer a
lomos de, (según su propia definición,) “espeluznado jamelgo,” el camino que le
llevaría a ver la desembocadura del río en el mar, hoy le sería muy difícil asociarlo a lo que
él pudo contemplar en aquél tiempo. Los trabajos que la Empresa Saltos del
Nansa, realizó en los años de su construcción, le han dado, - junto con sus
canales, sus tubos, sus paredones de contención, y las instalaciones de los
edificios que albergan, tanto sus oficinas, como, las viviendas de los empleados
que en esta Central trabajaban, un paisaje totalmente diferente al que vio en
su recorrido el sobrino de Don Celso, y que harían pensar a éste, que se había
equivocado de lugar.
Por que, dejando un poco
apartados, los pueblos de Santotís y La Lastra, (algo mas abajo Sarceda,) y desviándonos
de la carretera por el ramal que nos encontramos a la izquierda, una parada
obligatoria, es Tudanca.
Tudanca. Pocos pueblos de nuestra
provincia pueden presumir de reunir en un núcleo tan pequeño, tanto de lo que
sentirse muy orgullosos. Este pueblo evoca en mucha gente lo mas tradicional de
nuestras costumbres montañesas. La leyenda de su “Prau Conceju” es una mezcla
de tradición e historia que perdiéndose en la memoria, nos habla de unas
costumbres en la repartición de unas parcelas de un prao, que por sus
dimensiones hacía prósperas a todas las familias ganaderas del pueblo,
reconozco mi ignorancia en el modo del sorteo de dichas parcelas, solo se que
iban en función de el número de miembros de la familia, también dependiendo de
si los hijos se iban casando, si uno de los cónyuges era viudo o viuda, si
morían los padres la repartición entre los hijos que se quedaban en la casa,
una serie de disposiciones que pasaban de padres a hijos, siempre continuando
la tradición y las leyes que siempre se habían respetado. Tengo oído que una
disposición interna como esta no se ha dado nunca en ningún sitio que se
conozca.
Pero Tudanca tiene también el
orgullo de ser el pueblo protagonista de la mejor novela costumbrista que se a
escrito, retratando mas fielmente la forma de ser de los personajes que mejor
definen esta parte de nuestra provincia, Pereda se inspiró, -allá muy avanzado
el 1800,- en este pueblo y en sus gentes, para dar vida a unos personajes y
unas costumbres, donde se reflejan con gran realismo una forma de vida que, a
pesar del entorno tan duro en el que vivían, no añoraban otros horizontes.
Precisamente si algo le resultaba difícil de comprender al Señor de la Casona, Don Celso, amo y
protector de muchas de las gentes del pueblo, era lo difícil que le resultaba a
su sobrino tal adaptación. Por que para el Señor de la casona de los Cuesta, la
gran ciudad de donde venía su sobrino, era la tremenda Babel donde no había horizontes, donde las
aglomeraciones y apiñamiento de las casas
no dejaban vivir ni respirar a las gentes que las habitaban. Para este
patriarca, de familia hidalga, contemplar desde la solana de su casona
solariega cada mañana los espacios
abiertos, las cumbres de las montañas, los invernales y las “mieses” de su
terruño, eran el mejor regalo que la vida había podido darle, eso y una hermosa
casona, donde las gentes que para él trabajaban, hacían que su hacienda fuese
con su trabajo, el mejor seguro para sus vidas.
Los años fueron pasando, pero la historia que Pereda describió en la novela Peñas Arriba, sigue viva en el
recuerdo de todos los Cántabros, así como la gran casona, hoy visitada por cientos de personas,
que quieren conocer en vivo y en directo, el escenario donde transcurrió la
historia que la hizo famosa en el mundo.
Con ser todo esto notable en este
pueblo, quizás por lo que mas ha sonado su nombre sea por sus famosas vacas
tudancas.
Quién no ha oído hablar de la mejor raza
autóctona de vacas de España, y no es exagerar, esta vaca además de ser la
mejor seña de identidad de nuestra ganadería, es la única de esta raza que en
su origen, solo se ha criado en esta zona nuestra del Nansa, de esta inimitable
estampa hay cabañas por toda la provincia, los ganaderos que la crían, sienten
verdadera pasión por ella, y cualquiera que se sienta cántabro de verdad,
cuando pasa a su lado sabe que está contemplando algo casi sagrado, no hay mas
que ver que cuando pasa una cabaña de vacas tudancas por las carreteras, la gente
sale a contemplarlas, y es con las únicas vacas, con la que los mas jóvenes
quieren conservar las tradiciones de toda la vida, las albarcas y los
calcetines de lana de oveja, el pantalón remendado, la “cachaba,” incluso el
chaleco y el zurrón. Ojala, esta tradición nunca se pierda.
El relato tiene que seguir
avanzando, aunque sienta que se me quedan muchas cosas por contar, pues las
temporadas que en la Casona
de Tudanca pasó su último dueño, tampoco tendrían desperdicio. Sobre este
personaje, Don José María de Cosío, último descendiente,- o por lo menos
habitante- de la casona, hay también mucho que contar, fue tal la raigambre que
siempre sintió por el pueblo y por la casa de sus antepasados, que siendo un
personaje tan importante, con tantos títulos y reconocimientos en su vida,
entre ellos -y no el menor,- miembro de la Real Academia de la Lengua, el título del que
mas orgulloso se sintió siempre, fue el de ser alcalde honorífico de su pueblo,
de Tudanca. Que me digan si esto no es amor a su tierra.
Salimos de Tudanca, y de
nuevo retomamos la carretera, dejamos atrás La Lastra, con la influencia en su entorno, de la Empresa que tanta vida le
dio en los mejores tiempos en que esta Central hidroeléctrica empezó su
andadura, la carretera se hace pendiente.
Los despeñaderos nos indican que
estamos en una de las partes mas altas y mas montaraces de nuestra provincia, y
también de las mas bonitas e impresionantes, aquí los enormes peñascos, (el de
Bejo el mas conocido) nos dan constantemente compañía, sin embargo el visitante
no debe de sentir ningún miedo, la carretera es tranquila, y este no es lugar
para prisas, no importa las veces que el panorama que se contempla nos haga
detenernos, siempre su contemplación habrá merecido la pena, y por que, por el, salvaremos el último tramo que media
la distancia entre Tudanca y los valles mas altos, los valles de Polaciones.
Estos valles son míticos, sus
leyendas, han perdurado en el tiempo, ha sido un valle cantado por poetas, y
por el cancionero popular, en lo mas
alto de sus puertos hay menhires prehistóricos, aquí también se cuenta, que en
lo profundo de sus bosques habitan seres mitológicos.
Es siguiendo la carretera en su salida al puerto de Piedras Luengas, donde se pueden contemplar una de las mejores reservas de árboles autóctonos de nuestra tierra, acebos, tejos castaños, avellanos robles…en estos montes seguramente en lo mas profundo de su espesura, se podrían encontrar algunos osos, algún urogallo, aves que al igual que los osos están fuertemente protegidas, y son el habitad perfecto de jabalíes, rebecos, corzos, y otros muchos habitantes que tienen en esta hermosa reserva, su mejor forma de vida. Muy cercanos los montes de Peña Sagra, la “Peña Sacra” a la que tanta sangre, sudor, y esfuerzos costo a las huestes romanas, para desalojar de ellas a los fieros guerreros que las defendían (algo que nunca consiguieron del todo,) hablan de unas gentes que han sabido enfrentarse siempre a un terreno muy duro, pero al que supieron defender con uñas y dientes, algunas personas que han subido a sus cumbres han creído escuchar el retumbar de los cuernos que avisaban de los ataques de sus perseguidores. Leyenda o no, ¿Por qué no creer en ella?
Es siguiendo la carretera en su salida al puerto de Piedras Luengas, donde se pueden contemplar una de las mejores reservas de árboles autóctonos de nuestra tierra, acebos, tejos castaños, avellanos robles…en estos montes seguramente en lo mas profundo de su espesura, se podrían encontrar algunos osos, algún urogallo, aves que al igual que los osos están fuertemente protegidas, y son el habitad perfecto de jabalíes, rebecos, corzos, y otros muchos habitantes que tienen en esta hermosa reserva, su mejor forma de vida. Muy cercanos los montes de Peña Sagra, la “Peña Sacra” a la que tanta sangre, sudor, y esfuerzos costo a las huestes romanas, para desalojar de ellas a los fieros guerreros que las defendían (algo que nunca consiguieron del todo,) hablan de unas gentes que han sabido enfrentarse siempre a un terreno muy duro, pero al que supieron defender con uñas y dientes, algunas personas que han subido a sus cumbres han creído escuchar el retumbar de los cuernos que avisaban de los ataques de sus perseguidores. Leyenda o no, ¿Por qué no creer en ella?
Pero Polaciones, además de
mítica, es historia. En el pueblo de Tresabuela nació allá por el 1753, el
jesuita, Francisco Rábago. En este
pueblo la casa que el mandó construir, es hoy Bien de interés Cultural, se sabe
que tubo mucha influencia en la
Corte por ser confesor de el Rey Fernando VI, y fue el gran
impulsor de la creación del Obispado de Santander, además de ser un gran
impulsor para que se declarase a esta como ciudad
Enfrente de la casa del Padre
Rábago, se encuentra la Iglesia Parroquial,
su construcción data del siglo XVII, creo que de estilo barroco, y está
consagrada a S. Ignacio de Loyola, Iglesia que se sabe, mando construir el
Padre Rabago, que por lo demás fue un importante mecenas en muchas otras
necesidades de toda la comarca.
En este Municipio se encuentra el
que según encuestas, es el pueblo mas alto de Cantabria, y por lo tanto techo
de nuestra provincia, Cotillos. Además de estos los pueblos de La Laguna, S.Mamés, Lombraña, Belmonte, Callecedo, Pejanda,
Puente Pumar, Salceda, Santa Eulalia y Uznayo,
además de los barrios que puedan tener estos pueblos, son junto al entorno que los rodea, la mejor tarjeta de
presentación de un valle único.
Por lo demás este Municipio
también es conocido por ser el lugar donde está ubicado el gran embalse de “La Cohilla.”
Fue al finalizar la guerra civil Española,
cuando se pudo llevar a cavo el proyecto que muchos años antes había diseñado
el Ingeniero de Obras Públicas, Don Santiago
Corral, sobre darle un buen
aprovechamiento a las aguas del Río Nansa, que en su descenso desde las alturas
del Pico Tresmares, iban tomando fuerza en esta localidad, para lo cual, y
resumiendo lo que este proyecto supuso, para toda la cuenca del Nansa, el
embalsado de sus aguas, se creó una Empresa Hidroeléctrica, con el nombre de
Saltos del Nansa.
Solo las gentes que vivimos en esta parte de
nuestra provincia, y que mas o menos estamos habituados a las grandes
montañas,( no en vano, como ya menciono, nuestra cordillera de Peña Sagra, así
como en la otra vertiente, las cumbres de el Alto Campoo, la tenemos a vista de
pájaro) somos relativamente conscientes de los tremendos barrancos que tuvieron
que sortear, en la construcción de esta faraónica empresa.
Las montañas y laderas que se
tuvieron que horadar, los miles de tierra que se tuvieron que remover, -y todo
esto con una maquinaria tan rudimentaria,- que solo hoy, contemplando las fotos
que se conservan de esta titánica obra,
puede parecer increíble que en tales
terrenos, y con tal maquinaria, se pudiese realizar. Creo que para toda nuestra
provincia, pero sobre todo para nuestra la zona del Nansa, esta importantísima
Obra, nos trasladó en los años después de su construcción, a un antes y un
después, en el desarrollo de nuestra Comarca.
Como queda dicho al comienzo de este viaje, invito a los amigos que lean
mi crónica, que no vallan muy lejos para conocer lugares impresionantes, si no
la conocen, esta cuenca del Nansa, no les dejara indiferentes. Desde los valles
de Polaciones, mirando hacia lo mas alto del Pico Tresmares, donde da comienzo
la andadura de nuestro río Nansa, desde las playas de San Vicente, o Pechón,
hasta lo mas alto de nuestra
Mancomunidad, pasando por todos los pueblos que les he descrito- y que
me perdonen si alguno de estos se me ha pasado por alto,- conocerán una zona
llena de historia, de pueblos preciosos y muy cuidados, de rutas de alta
montaña, así como de sendas maravillosas, entre sus valles, de riachuelos que
discurren entre ellos, pero que asimismo desde los altos donde nacen forman en
sus caídas, torrenteras espumeantes en épocas de crecidas, de gentes muy
acogedoras, pues todavía las masificaciones, de otros lugares no nos han hecho
indiferentes para tratar a quienes nos visitan.
Somos como digo, unos pueblos y unas
gentes bastante desconocidos, pero que
deseamos conoceros, y aunque para nada queremos esas masificaciones de otros
lugares, somos conscientes de que el conocimiento mutuo siempre será
beneficioso para todos. Pues nada mas, ¡¡ánimo!! que en nuestra Mancomunidad de
municipios del Nansa les estamos esperando, y en todo su recorrido los hoteles
o casas rurales, hospedajes ,
restaurantes, bares o mesones, del mejor estilo montañés, les darán la bienvenida mas cordial. ¿Se
animan?
Quiero finalizar mi
artículo con algunas de las estrofas de la poesía que Gerardo Diego le dedicó a
nuestro río Nansa, un gran poeta que también,
al igual que Pereda en su día, quedó impresionado por un paisaje, al que
no dudo en ponerle la mejor de sus letras.
YO BIEN QUISIERA
CANTARTE,
RÍO AMIGO, RÍO
NANSA,
COMO CANTARA A
OTRAS TIERRAS
QUE POR LAS
VENAS ME CANTAN,
YO BIEN QUISIERA
CANTARTE,
Y ENTRETEJER CON
MI FLAUTA
EN UN “SOLO” DE
RABEL
UNA RÚSTICA
SONATA,
PERO UNA HORRIDA
ORTOPEDIA
HA CEGADO TU GARGANTA,
Y VACÍO DE TI
MISMO,
ENMUDECES EN LA LASTRA,
HACIA COSIO
AGONIZAS,
TE ARRASTRAS A
PUENTENANSA
ACOJIENDO LOS
ARROYOS,
INOCENTES QUE TE
SALVAN.
Y CUANDO EN “LA TINA” BUELCAS,
TAN VIRIL SON DE
VENGANZA,
TU QUERELLA EL MAR
ASUME,
RIO MARTIR ,
RIO NANSA.
Yo a esto solo añadiría, -Río
amigo río Nansa.- Y a todos los que quieran venir a conocernos les damos la
bienvenida mas .cordial
MARY
PÉREZ .
DE CELIS
.
Precioso, me ha encantado!!!
ResponderEliminarPrecioso, vas leyendo y a la vez aparecen ante nosotros las imágenes , tal cómo las describes. Lo he leído y he disfrutado tanto ´qué parecía qué tenia entre mis manos un álbum de fotos. Las fotos ´qué ilustran el reportaje son muy buenas.
ResponderEliminarMuchas agracias, es un reportaje muy trabajado, pero que mereció la pena, la zona del Nansa es como digo en el articulo la gran desconocida, y es tan interesante por sus contrastes , que merece que se de a conocer
ResponderEliminarPues muy bién lo explicas para que todos nos enteremos y sepamos apreciar lo que tenemos
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