jueves, 2 de abril de 2015

RECORRIENDO NUESTRAS SENDAS



               
¡ Cuantas veces decimos, o hemos oído decir aquello de,- para que vamos a otros sitios a ver cosas si apenas conocemos los lugares que tenemos mas cerca.- Esto es muy cierto, por que!, ¡cuantas veces, cuando nos da por salir a dar unas vueltas por nuestros alrededores mas cercanos, descubrimos rincones, paisajes, caminos, sendas que seguramente habríamos recorrido en muchas ocasiones, pero a las que nunca prestamos ninguna atención! Tal vez por que eran lugares a los que solamente acudíamos a trabajar, y el solo recorrido hacia ellos, ya suponía un esfuerzo,  esfuerzos y trabajos físicos, pues eran lugares que, aunque hoy en su mayoría están perdidos, no fueron pocos los años en que toda la familia, con su aportación, -según sus fuerzas- arrimábamos el hombro para que, antes  nuestros abuelos, y después  nuestros padres, pudieran a sacar  adelante unos pedazos de tierras, arrancados a terrenos que había que desbrozar de  rastrojos y malezas, pues la mayoría solo habían sido hasta entonces improductivos.        
Cuando, desde nuestros pueblos, volvemos la vista a las cumbres que nos rodean, pensamos en las pocas veces que nos detuvimos a contemplar los grandiosos paisajes que desde aquellas alturas se alcanzaban a ver.





Es ahora pasados los años, y cuando nuestras fuerzas ya no nos permiten aquellos trabajos,  -que ya no serían tales,- pues las modernas maquinarias, y un mejor acceso a estos lugares, con buenas pistas,( aunque no a todos los sitios,) y esto lo digo como una llamada de atención para la discriminación que existe entre unas zonas y otras en los lugares de nuestras Pedanías,- por que parece que las estupendas pistas que suben a unos invernales, en otros se les niegan, - y lo digo concretamente por el camino de la Florida, pues no ya la tan prometida carretera, que por sentencia ganada, ya tenía que estar construida hace “muuuuchos” años, sino por que ni siquiera conservar la “cambera” en buenas condiciones, han conseguido los sufridos propietarios de los invernales allí existentes.- Por ello, y gracias a los potentes todoterrenos hacen que al menos en este camino el desplazamiento sea tolerable, y  que nos queden muy lejos los esfuerzos y cansancios de un tiempo pasado, y es ahora cuando por el solo hecho de darnos una vuelta por esos lugares, donde transcurrió nuestra niñez y nuestra juventud, cuando podemos apreciar unos  paisajes llenos de encanto, a los que entonces no le dábamos la menor importancia.
Pero no solo el mérito de estos descubrimientos es nuestro. Hoy un nuevo fenómeno que hasta hace relativamente poco era casi desconocido en estos nuestros valles, les están dando mucho mas valor a un entorno, que para nosotros estaba pasando mas desapercibido. Son los turistas. Son esas gentes que huyendo de unas ciudades cada día mas estresantes y masificadas, buscan desesperadamente la tranquilidad de unos pueblos, en los que desconectar de una vida en la que, en su mayoría, el solo hecho de tener que desplazarse al trabajo, ya les roba muchas horas diarias de sus vidas. Y digo relativamente, porque así como en otros lugares de nuestra provincia, la afluencia de turismo es un hecho desde hace muchos años, nuestra Mancomunidad de Municipios del Nansa, es hoy todavía, un lugar a descubrir.
Hay que decir, mas como un valor añadido, que como un inconveniente, que precisamente son esas masificaciones que “sufren” otros lugares, lo que actualmente hace que ese turismo busque lugares mucho mas tranquilos, pero no por ello faltos de interés y belleza.
La zona del Nansa que como muchos sabéis, surge en el lugar de nacimiento del río que le da nombre, allá en lo mas alto de “Pico Tresmares”. Dista su desplazamiento desde el nivel del mar hasta las cumbres de su nacimiento, poco mas de hora y media, algo mas si se quiere apreciar el paisaje mas despacio. El recorrido al que yo invitaría al amigo interesado en conoces un poco mejor estos valles, sería en sentido inverso al de su nacimiento, así pasaríamos por pueblos que, como el mismo de  Muñorrodero, lugar en el que sus aguas se funden en el mar, en la bocana de Tinamenor, puede  hacer un recorrido aguas arriba, y así pasar  por pueblos y lugares que, a pesar de la mucha historia que atesoran, son como digo, a nivel turístico, los grandes desconocidos.





Pues bien, hoy solo voy a dar,  una  referencia genérica de estos, para en alguna ocasión, y para los lectores que así lo quieran, poder hacer un recorrido mucho mas detallado de estos lugares  en consecutivas crónicas, buscando un poco mas en los orígenes de sus historias, y dar a conocer a través de sus gentes todo aquello que merece ser conocido. Así pues,  empecemos por este de  Muñorrodero, último pueblo en la carretera que nos llevaba muchos años atrás, a enlazar con el tren en la vecina estación de Pesues, cuando en aquellos autobuses, primero de la Compañía del “Alemán” y después de Verdeja, trasladaba a los viajeros desde el valle de Polaciones, pasando en su recorrido por todos los pueblos de la ruta del Nansa, a nuestras ciudades, -Santander o Torrelavega,- por ser el único medio de transporte en aquellos años.  Una ruta que, bien andando o en coche si se prefiere, nos acercará, saliendo de Muñorrodero, como a  un kl. mas o menos, a mano izquierda, y pasando por el cercano pueblo  de Abaníllas, a un barrio que, aunque ya su pertenencia no sea de la Mancomunidad del Nansa,  no  puedo por menos que aconsejar hacerle una visita. Se trata  del barrio de Estrada, lugar en época medieval de muchísima importancia.





 Su torre que durante muchos años el tiempo fue derruyendo, es hoy que esta totalmente reparada, un lugar digno de visitarse, y para no cansar al lector, al que mas adelante, como digo, haré una mas pormenorizada crónica de su historia, puede encontrar, dentro del conjunto de edificios que la componen,  unos folletos explicativos, de  su historia y su leyenda.
 Un poco antes, de esto, y también a la salida de Muñorrodero, en un cruce en la misma carretera, nos encontraremos en un pequeño altozano con el pueblo de Luey, también perteneciente a la Pedanía de Val de San Vicente, pero muy vinculado al propio valle del Nansa, por haber sido durante muchos años, desde la época medieval, hasta el desarrollo constitucional de 1817, la capital administrativa de todo el territorio. Su importancia le venía dada por ser la mas poblada de aquella época, y estar ubicado en dicho pueblo el monasterio de San Salvador, que estaba dotado de grandes privilegios. La casa palacio que acogía dicha administración, se conserva en la actualidad muy bien restaurada.       
















  


 Vueltos de nuevo a la carretera, seguimos ruta pasando por los numerosos pueblos y barrios, de los diferentes municipios que componen la  Mancomunidad. En todos se pueden pedir referencias de los lugares mas destacados, pues en cualquiera de ellos encontraremos una historia que contar, el propio río que nos acompaña tiene sendas por descubrir, también miradores con vistas a paisajes sencillos, pero de mucha belleza, a veces a nivel de carretera, y otras veces se nos esconde entre barrancos y vaguadas, con lo que con estas idas y venidas, nos va enseñando los tesoros de su recorrido.   Seguramente encontraremos casonas del mejor estilo montañés, pero también las podemos encontrar con un marcado estilo colonial, pues esta zona nuestra también fue muy indiana en sus buenos años. En Camijanes, pueblo perteneciente al municipio de Herrerías, se puede contemplar en una pequeña ladera, muy visible desde la carretera a mano derecha de ésta, una muestra muy sencilla pero muy elegante, de éste estilo en la salida del pueblo.
En este mismo pueblo, también muy bien señalizado, se encuentra un precioso mirador, cuyo bonito parque con  bancos invitan al descanso o simplemente a su contemplación, hace años este parque se le conocía con un nombre muy romántico,”El mirador del poeta” actualmente este nombre ha desaparecido, ahora se le conoce como el mirador del Collao”, desde luego salió perdiendo con la definición, pero eso es algo que solo los habitantes de ese pueblo tienen derecho a cambiar. 

                 
                               




                      

Seguimos la carretera que, aguas arriba, y sin salir del Municipio de Herrerías, nos encontraremos, un poco desviado de la carretera, pero muy bien señalizada su situación, con Bielva, en el que, como buena referencia,  podremos contemplar una muestra de grandes casonas montañesas, así como del estilo colonial, ya referido. Bielva es un pueblo de mucha actividad, la asociación que funciona desde hace varios años, realiza muchas labores sociales, con reuniones trabajos y manualidades, comidas excursiones etc etc, además de esto, hacen una muy buena contribución al cuidado y embellecimiento del pueblo, a la programación de sus fiestas, de las cuales el Santo Cristo de los Remedios, es de fama de todos conocidos. En alguna otra ocasión recabaré mas datos sobre este importante pueblo, para una mejor referencia del mismo. En este pueblo el visitante puede interesarse en conocer  una casa, a la que ya en otro de mis artículos definí, como la casa encantada, su dueña es una de las personas mas amables que se puedan encontrar, y que con la mejor voluntad, les mostrará sus tesoros, desde su maravillosa colección de muñecas hechas a mano, pasando por una decoración que nos habla de un tiempo pasado, pero lleno de encanto en todos sus detalles, aconsejo su visita



               






Pasado el puente del Arrudo,( siempre aguas arriba) a la derecha, nos podemos llegar a los pueblos de Casamaría, y Cabanzón, y en esa misma dirección un poco mas desviado, pero no menos interesante su visita, el pequeño pueblo de Otero, que como su propio nombre indica, está situado en un “otero,”o altozano, desde el que se pueden contemplar todos los demás pueblos que componen el Municipio. En el pueblo de Cabanzón, lo mismo que en la mayoría de los pueblos de la cuenca del Nansa, sus casonas son del mas fiel estilo montañés, y en un llano a la entrada misma del pueblo, su torre medieval nos da la bienvenida,   Un poco mas adelante, saliendo del pueblo en dirección Asturias, llegamos a Casamaría,  se da la circunstancia que en una recta de la carretera, en su salida del pueblo, está establecido el límite con  esta provincia, y es muy típica la foto, en la que colocándonos con una pierna en un lado, y la otra en el otro, estemos en dos provincias al mismo tiempo.

                   


Vueltos de nuevo a la carretera comarcal,  sin cruzar el puente en  una recta carretera un ramal de la misma nos introduce en el pueblo de Cades. Este pueblo está compuesto por unos cuantos barrios, comunicados entre si por carretera de muy buen firme,  en ellos se conservan casonas antiguas, que seguramente, muy deterioradas por el paso del tiempo,  están actualmente reparadas con mucho gusto, y sin perder nada de su antiguo valor. Tiene este pueblo también otras notas importantes a reseñar, como por ejemplo la casa palacio de la familia Linares, la extensa finca que la rodea, nos indica un pasado muy señorial. Dentro del conjunto de edificios que componen la finca, se encuentra la ferrería mas importante de las muchas que en épocas pasadas, jalonaron las orillas de la cuenca del río Nansa.

       

 Aunque he prometido hacer un recorrido mas pormenorizado de todos los pueblos reseñados, no me resisto a hacer mención en este pueblo, de un bonito museo, de figuras artesanales, que no por humilde deja de tener su valor, su dueño las ha realizado con sencillas herramientas, y con muchos años de vendita paciencia, doy fe de que os lo enseñará con mucho gusto.



        
 Volviendo de nuevo a retomar la carretera general, y una vez pasado el puente del Arrudo, por donde muy tranquilo discurre el río Nansa, -puente que une  estos pueblos con dicha carretera,- nos acercamos al último pueblo perteneciente al Ayuntamiento de Herrerías.  Rábago. Este pequeño pueblo se extiende desde un llano a la misma orilla de la carretera que serpentea  ladera arriba,  la vista desde lo alto del pueblo es muy bonita, y aunque desde otro ángulo distinto al del pueblo de Otero, se pueden contemplar también, varios pueblos del mismo Ayuntamiento. Desde aquí mismo, en  la misma carretera general en dirección a Puentenansa, parte la carretera que llega al Soplao, donde como ya muchos sabéis se encuentran las famosas cuevas mineras que tanta fama le han dado a nuestra zona, y a toda Cantabria. En esta cueva,  hoy visitada por miles de personas, venidas de todo el mundo,  se puede contemplar la maravilla que la naturaleza ha desarrollado a través de los siglos, tanto en sus techos de estalacmitas y estalaccitas, así como las que nacen en el propio suelo.


    










 Digno de admirar es el techo, en el que una maraña llamadas “excéntricas,” disparan en todas direcciones miles de gotas que el paso de los siglos ha convertido en un verdadero milagro petrificado.
 Esta maravilla de la naturaleza, aunque su arranque de la carretera sea en el último pueblo de Herrerias, los terrenos arriba en lo alto de los llamados montes de la Florida, pertenece su ubicación a otro Ayuntamiento de los que componen la Mancomunidad de los Municipios del Nansa,- Rionánsa,- y mas concretamente a la Pedanía de Celis. Es en lo alto de estos  montes precisamente,  donde se encontraban las llamadas minas de la Florida, y es su bocamina  de “La Isidra” la que da entrada a la famosa cueva del Soplao.

 Estos montes, donde se encuentran muchos de los invernales del Concejo, tenían en su subsuelo, entrando por sus bocaminas, el   lugar de trabajo de muchas generaciones de mineros, que aquí acudieron en pleno auge de su desarrollo, dando a nuestra zona, tanto de Rionansa como a Herrerias y a otro Ayuntamiento como es el de Valdáliga -ya perteneciente a otra Mancomunida,   muchos años de trabajo y prosperidad.  Trabajo duro, como todo trabajo minero, pero que como digo, favoreció enormemente el desarrollo de los pueblos de estas Mancomunidades.
Pero sigamos nuestra ruta aguas arriba por la carretera que nos va acercando, pasado el límite del Ayuntamiento de Herrerias, a otro de la misma Mancomunidad,  Rionansa. En este municipio se puede decir que da comienzo, lo que según Pereda, se podría llamar la ruta de “peñas arriba,” la parte mas montaraz de nuestro territorio, aunque sea mas, la parte media de una ruta, en la que poco a poco las montañas nos van ganando el terreno. Aquí empiezan a ser los valles mas cerrados, las montañas están mas cercanas, y el paisaje que nos rodea va perdiendo ese aire mas marinero, con el que iniciamos nuestro recorrido.
Al trasponer la primera curva, saliendo del pueblo de Rábago, unos metros carretera adelante, nos encontramos con una de las vistas mas bonitas del recorrido, el embalse de “La Palombera.”


  
   




   
                


En  este embalse en su parte mas profunda, desagua el Río Tanea, cuyo cauce va ganando caudal desde su nacimiento precisamente en las cumbres mas altas del puerto del mismo nombre, Puerto de Tanea, el contraste del color de sus aguas de un verde muy profundo, se hace bien visible desde el bonito mirador  de la carretera de Lamasón. Justamente en el límite de su desague, como se puede contemplar en la foto, se encuentra la prehistórica “Cueva Chufín, ”de la que mas adelante haré referencia. Este embalse, en el que visto su entorno mas parece un lago interior,- si no fuese por que el dique de su presa así nos lo demuestra,- es el último tramo de aguas embalsadas que la Empresa, Saltos del Nansa construyó, para que esta reserva de agua diese toda la fuerza necesaria, para mover las turbinas que dan la potencia energética a nuestra zona. De la importancia de esta empresa daré cuenta mas adelante en este relato, pues así como el recorrido va en sentido inverso al cauce del río, a esta gran obra hidroeléctrica, prefiero contar su recorrido desde su comienzo, allá donde comienza el embalse de sus aguas, en el valle de Polaciones.
Seguimos carretera adelante y pasando por los barrios de Arenas, a la misma orilla de la carretera, en un desvío a la entrada de este barrio, a mano izquierda, se encuentran varios caseríos diseminados por una ladera en donde en un rincón del altozano, a la sombra de las peñas de “La Espina,” se encuentra la pequeña ermita bajo la advocación de la Virgen del Carmen.  
 






 Amigos lectores merece la pena hacer este pequeño desvío, solo por contemplar desde esta pequeña loma, una preciosa vista de las montañas que nos rodean, y después de haber contemplado, ( y si eres creyente haberle rezado una silenciosa Salve a la Virgen) mirar hacia abajo donde la carretera,- y otro poco mas abajo las aguas del Nansa,- nos siguen esperando para, con toda la paz de espíritu que este lugar sagrado nos puede dar, continuar nuestra ruta. Antes de esto y siempre aguas arriba, a mano derecha, otro desvío nos acercará a otro barrio muy recoleto, escondido al amparo de la loma conocida con el nombre de el “Parapeto”, La Herrería.  Frente al propio barrio y siguiendo este  desvío,  el magnífico puente conocido con el mismo nombre del barrio, salvamos en la estrecha carretera que flanquean dos paredones paralelos, el paso que por el nos llevará a los dos pueblos que junto con el de Celis componen la Pedanía,  Celucos y Riclones.

  
     




                       

Al salir del puente siguiendo esta carretera local, como a  menos de cien metros, la carretera se bifurca.  A la derecha como a un kl. mas o menos llegaremos a Celucos, el cual, amparado en su base por los montes de Trespeña, con sus picos del “Castillo”, y sus ondulantes cumbres, hacen que lo agrupado de su caserío, visto desde su frente, parezca sobre todo en la época invernal, un poco postal navideña, Celucos es un pueblo acogedor al que su Restaurante, Casa Andrés, le ha hecho muy conocido a nivel provincial, y no me quedo corta si también muy frecuentado por relevantes personajes de cualquier parte de fuera de nuestra provincia, ( las fotos dedicadas por alguno de ellos así lo atestiguan),  por algo será.


           

Vueltos atrás, al mismo cruce que nos trajo a Celucos, seguimos ruta hacia el pueblo de Riclones. Aquí al caminante le aconsejo que aparque su coche en la pequeña braña en la que está situada la preciosa y muy histórica capilla dedicada a San Antonio, una cerca de piedra muy bien restaurada,  hace de pórtico a la maravillosa portalada de tornos de madera centenaria, en cuyo interior se encuentra, en lugar central la imagen del Santo, y rodeando a la Imagen en un retablo -que no me atrevo a definir a que estilo pertenecen,- las figuras de diferentes advocaciones en las que, claramente, se puede apreciar que son de época muy remota, y que le dan todo el valor de su antigüedad, así como el impresionante escudo, que seguramente hace muchos siglos debió de pertenecer a alguna familia de gran importancia y abolengo, la cual también tendría aquí su casa palaciega,  castillo, o tal vez su torre señorial, o quizás las tres cosas a la vez, todo sería cuestión de buscar en nuestra historia. El montículo que forma un bonito parque, al lado de la capilla así como el asentamiento sobre terreno rocoso de las casas cercanas, pudieran darnos algunas claves con un estudio mas detallado,  desde luego el lugar tiene todas las trazas de que en este lugar pudo haber algo así, pero si no lo fuese, no por ello sería menos importante la braña de San Antonio, ni  perdería nada este precioso rincón.


                      

El pueblo de Riclones, cuenta también en su entorno con las famosas cuevas prehistóricas del Moro Chufín, en cuyo interior los grabados de sus piedras, dan cuenta de que en épocas muy remotas, el ser humano ya luchaba por dejar preservado en sus cavidades un arte, como una herencia que quería dejar para la posteridad. Esto amigo lector, siguiendo las indicaciones, en una ruta muy bien señalizada,  es algo que además de ser un patrimonio de la Humanidad, se encuentran situadas en un paraje, que solo la contemplación de su entorno, es un regalo para quien lo visita. Si el viajero así lo quiere, en este pueblo, también puede contemplar, en un recorrido por el pueblo, casonas montañesas de la mejor estampa.




Vueltos de nuevo a la carretera general, y otra vez en el cruce que dejamos anteriormente  llegamos, unos metros mas arriba, al pueblo de Celis. En este pueblo se dan la mano, muchos aspectos que hacen de su enclave, uno de los rincones mas bellos de la provincia. Está situado en un un semi-llano, que forma la falda de la ladera que mejor lo define, el “Picu Bon.”

                                                            


                                               



















       

El pueblo además de la ladera del “Picu Bon”, esta rodeado en forma circular, por las montañas que en su parte norte,  además del Pico Bon, pertenecen a los montes de la Florida, en cuyas alturas, como ya he relatado anteriormente, se encuentran las cuevas mineras del “Soplao,”  al sur las peñas de “Trespeña” con sus esbeltos picos, son otra de las mejores vistas que podemos contemplar cada día. Por el oeste, las montañas de  “Árria,”por las que a veces se nos cuela lo que aquí llamamos “ el gallego,”un aire que nos viene desde Galicia pasando por Asturias en esa dirección, y que nos visita con mas asiduidad de la que nosotros quisiéramos,- y ya por el este, las cuestas de la “Mahilla” y mucho mas arriba, el “Cuetu Jormazu”, componen los cuatro puntos cardinales mas notorios de nuestras montañas, pero hay  unas cuantas mas que forman el círculo, las de la “Espina,” las de la “Collá,”  los montes del “Táladru” los del “Escajzo”… Desde luego con nuestras montañas protección no nos falta, y desde cualquiera de sus miradores, la panorámica que del pueblo nos dan son a cual mas bonitas.




      


  En Celis hasta no hace muchos años, las minas de la Florida pertenecientes a la Real Compañía Asturiana, así como la Empresa Hidroeléctrica Saltos del Nansa, fueron,  junto a una importante vida ganadera, la mejor época de desarrollo de nuestro Concejo, el llamado trabajo mixto dio a nuestra zona, una gran prosperidad, de la que quizá no fuimos muy conscientes entonces, pero mirado con la perspectiva actual, y salvando las muchas y nuevas tecnologías que tanto nos facilitan ahora la vida, tenemos que reconocer que aquellos fueron buenos tiempos, tiempos de los que ahora viven sin preocupaciones los muchos jubilados que dejaron aquellas Empresas . Hoy las minas de la Florida nos dan una gran carta de presentación en cualquier lugar, debido a la importancia de sus galerías milenarias, pero los cientos de puestos  de trabajo que estas propiciaron cuando estaban en activo hoy por hoy hacen que su población trabajadora este en una muy importante recesión,  unido a esto, el que la Empresa Saltos del Nansa, desde hace unas cuantas décadas, fuese supliendo los cientos de trabajadores que componían su plantilla, cuando estos alcanzaban la edad de la jubilación,  por unas nuevas tecnologías, hizo que muchos de estos nuevos trabajadores que se podrían haber incorporado, ya  no fuese necesaria su mano de obra, y así, casi sin darnos cuenta, estábamos conociendo algo que en muy poca medida, se había dado en los pueblos de nuestro Concejo en toda  su historia, sobre todo desde que estas Empresas, empezaron su andadura, recién salidos de la guerra civil,  como era el tener que salir a buscarse la vida fuera de ellos.


     

 Hoy que han pasado unos cuantos años, todos nos hemos tenido que aclimatar a los nuevos tiempos, el reciclaje ha sido bastante costoso, pero si algo tiene el ser humano es que sabe superarse así mismo, la experiencia así nos lo ha demostrado en muchas ocasiones, y hoy los tres pueblos de nuestra Pedanía, así como los  barrios que lo componen, procuran mirar hacia delante, pues aunque de las glorias pasadas estemos muy orgullosos, es seguro que de ellas no se vive.
El amigo lector ha de perdonarme que en este recorrido que hago, los datos de este mí Concejo, puedan ser mas extensos, y esto es explicable por que al ser la zona en que habito, puedo tener muchos mas conocimientos  sobre lo que escribo, pues lógicamente los conozco mucho mas.
En Celis,  como en muchos de los pueblos de nuestro recorrido, también es aconsejable que el caminante haga un alto. Es un pueblo que no le defraudará, sus casonas montañesas, sus jardines muy cuidados, su recta carretera, a la que acompaña un precioso paseo, ajardinado, sombreado por unas encinas cuya sombra da frescura en el verano a los numerosos bancos, que invitan al descanso,  y nuestro parque, otra de nuestras mejores cartas de presentación,  un parque cuidado con esmero por todas las personas de bien de nuestro pueblo, el cual agradecido a la familia que tan generosamente nos lo donó, hemos procurado cuidarlo, buscando siempre el tiempo necesario para que nunca la suciedad o el abandono, sea un motivo que nos podamos reprochar,  y que la sombra de sus preciosos árboles, acompañen por muchos años mas, la comida que en la fiesta de nuestro Santo Patrón, San Roque hace de ese día, y de muchos mas, la mejor invitación a todos aquellos amigos que nos quieran acompañar.
Podría extenderme mucho mas en el relato de mi pueblo, en sus gentes y en su historia, y eso será algo que haré mas adelante, lo mismo que me gustará hacerlo por los otros pueblos del recorrido, pero la carretera espera para seguir adelante,  y así pasadas las últimas casas de Celis, siguiendo una carretera con su paseo peatonal, que va paralelo por su derecha, como a un kl. encontramos un desvío  que nos acercará a Las Bárcenas.






¡¡Quién nos diría hace unos cuantos años que de este pequeño barrio, llegarían a ir a la escuela de Celis, mas de 20 niños, que junto a sus familias componían las cinco casas que las habitaban,!! hoy de forma permanente un solo vecino vive en el barrio, y esto si que es algo a lamentar, pues quienes conocemos este lugar y su enclave,  pensamos que es muy triste que sitios como el barrio de Bárcenas ,- como siempre lo hemos llamado,- se encuentre tan tristemente vacío, aquí el río es el compañero visible,  su llana mies, los olmos que bordean las orillas del río, el meandro que aquí lo curva, junto a un regato que en épocas de crecidas formaba una gran torrentera de la cual, sus aguas semitermales, en épocas pasadas,  cuando el frío apretaba, hacia que mucha gente del pueblo acudiese a lavar la ropa en un agua, que, cuanto mas frío hacia exteriormente, mas caliente salía de de su boca. Aquí acudíamos,- sobre todo la juventud,- en el verano a bañarnos en las piscinas que se formaban, las mujeres bajaban a lavar la ropa, pues lo llano de su orilla y sus piedras que el desgaste del agua había afinado facilitaban mucho esta tarea, su subida al pueblo por el sendero que los infinitos años de subidas y bajadas desde el barrio a Celis y de Celis al barrio, por  el peñascal al que aquí conocemos como la “Penilla,” era el que mas fácilmente salvaba la distancia desde este pequeño lugar hasta el pueblo,. Hoy una buena carretera facilita la llegada en coche hasta el mismo barrio dando un gran rodeo, pero ya nada será nunca igual, no hay gente, y los gritos de los niños, que junto a los que acompañando el día de colada a nuestras madres,  acudíamos al barrio de Bárcenas, aprovechando para darnos un baño, no volverán a escucharse, es el mal de nuestros días, la creciente despoblación de nuestros pueblos y el envejecimiento de estos, a los que el escaso relevo generacional, están dejando tristemente, -sobre todo a sus barrios- muy despoblados. Sin embargo para que el desanimo o el pesimismo no nos entristezca, nuevos vecinos, ( aunque sean de forma ocasional) se empiezan a incorporar en nuestro vecindario, son gentes venidas de otros lugares, y que como digo en otra parte del relato, encuentran entre nosotros la belleza de esos paisajes que antes se nos pasaban mas desapercibidos.
Por todo ello, y pensando positivamente, creo que a nuestros pueblos no le han de faltar nunca, aquellos que sepan apreciar toda la tranquilidad y la belleza, que nuestras zonas rurales les van a proporcionar, y con ello su historia, sus paisajes, y un trato cercano con todas sus gentes.
Siguiendo nuestro camino, pasaremos por otro de los barrios que componen la Pedanía, es el barrio de La Cotera, este pequeño lugar empezó siendo prácticamente un caserío familiar, en el que habitaban los padres con sus nueve hijos,- dos o tres familias mas componían el vecindario,- cuanto me alcanzan mis recuerdos, parte de estos hijos ya estaban casados y con familia propia, según iba avanzando el tiempo, cada uno de los hijos que se casaban  fue construyendo su propia vivienda, con lo que pasado el tiempo, mas que un barrio fue pareciendo un pequeño pueblo, pues con los años también los nietos fueron construyendo su propia casa, actualmente es un precioso lugar muy cuidado por estas familias, y desde la pequeña loma que lo jalona, a partir de la carretera, sus vistas al resto del Concejo, son inmejorables.




 La Cotera es su último barrio, y forma un punto equidistante entre el pueblo de Celis y el de Puentenansa, capital del Municipio de Rionansa.
Ni que decir  tiene que en todo este recorrido, los paisajes, los lugares, los miradores, y las muchas sendas que  se pueden recorrer y contemplar serán la mejor carta de referencia, de un viaje en el que los contrastes entre sus valles y sus montañas, así como las riveras del río que nos sigue acompañando, no defraudarán a nadie.

Y así carretera adelante, llegamos a Puentenansa, como he dicho, capital de nuestro Municipio. De Puentenansa poco se puede decir que no se conozca, esta situado en un enclave en el que sus bifurcaciones, una a la entrada del  pueblo, y la otra en medio de el, nos pueden llevar a cualquier parte de nuestra provincia en sus diferentes direcciones, aunque antes de esto lo mejor que el viajero puede hacer es darse una vuelta por el pueblo, interesarse por su historia, y también conocer los varios pueblos que lo componen. Este pueblo además de su enclave como cruce de carreteras, ha sido desde siempre muy activo comercialmente hablando.





Sus gentes emprendedoras desarrollaron hace muchos años importantes y prósperos negocios, como los Gómez, con sus empresas de transporte y paquetería, los del Pozo, con sus negocios de hostelería y electrodomésticos, la familia Cosio tanto el padre como el hijo, con sus trabajos herreros y de forja…trabajos y negocios que actualmente, son los mas jóvenes de estas familias quienes los sacan adelante.  Pero en un pueblo tan activo hay mucho mas. Un Centro médico, una farmacia, dentistas, un  polideportivo, Bancos, y Cajas de Ahorros, tiendas de ropas, un bien surtido supermercado, ferreterías, una importante gestoría, carnicería, pescadería, gasolinera, Hosterías, Hoteles rurales, una importante panadería, en la que se pueden encontrar, además de los panes de diferentes formatos, una estupenda bollería casera, y creo que para completar todos los servicios que este pueblo tan activo puede ofrecer, sus bares son un importante punto de encuentro para los muchos parroquianos que se quieran dar cita en los ratos de tertulia y ocio. Y todo esto en un pueblo, que por lo demás es bastante pequeño, tanto en extensión como en número de habitantes, sin embargo la situación de su cruce de caminos, y el que sea la capital administrativa del Ayuntamiento, dan la clave de que esto siempre haya sido así.

                




Puentenansa , ha sido desde muy antiguo, cita obligada de ganaderos y tratantes, que en dos días concretos del mes, acudían  a sus mercados de ganados, mercados que dieron también gran importancia a esta zona nuestra del Nansa con sus transaciones de ganados de todas las clases. El importante cruce de carreteras que aquí se da, con sus salidas a Castilla siguiendo la carretera por el puerto de Piedras Luengas, o bien por la carretera de Carmona, cruzando su Collada, para al final de esta, en el pueblo de Valle perteneciente al Ayuntamiento de Cabuérniga, poder llegar por la derecha al puerto de Palombera, y por la izquierda siguiendo la carretera, enlazaríamos desde Cabezón de la Sal y aquí con la Autovía del Cantábrico.
Vueltos a Puentenansa, en el mismo centro del pueblo, por otro ramal de carretera, siguiendo esta, pasaremos por los pueblos de Pedreo y Obeso, pertenecientes a la Pedanía de Puentenansa, estos dos pueblos prácticamente separados por la carretera,( tal es su cercanía) están situados en las lomas de las primeras estribaciones de la Collada de Hozalva, separación natural de otro ayuntamiento muy próximo al nuestro, el Ayuntamiento de Lamasón, pasando por en cual y también cruzando el Collado de Hoz, nos daría salida en su descenso hasta el pueblo de la Hermida  por la derecha, hasta las localidades de Panes, en su parte asturiana, y siguiendo esta carretera hasta Unquera, ya en  territorio cantabro, y  otra de las salidas a la Autovía del Cantábrico. En dirección contraria, y también desde la Hermida, esta carretera, nos lleva a tierras lebaniegas, y a sus famosos Picos de Europa.  Todas estas aclaraciones quiero hacerlas, para que el lector que no conoce nuestra zona, pueda tener una mejor referencia del entorno que nos rodea, y sepa por que les hablo de la gran importancia que tienen sus comunicaciones desde los cruces de Puentenansa.   Retrocediendo otra vez a la ruta que nos ocupa, y vueltos a nuestros pueblos del Nansa, comentaré que en el pueblo de Obeso, además de encontrarnos con unas impresionantes vistas, tiene el atractivo de poder contemplar en el lugar mas visible de la loma, la torre que por su apellido, perteneció a una rama de la familia de los Rubín de Celis,  esta importante fortaleza pasó muchos años en unas lamentables ruinas, que amenazaban su destrucción, y que solo la gran solidez  de sus muros  permitió que a pesar de los muchos años de  deterioro, consiguiese resistir. Un día alguien tomó cartas en el asunto para poder recuperar este importante patrimonio de nuestra zona, solo a título personal, diré que lo que seguramente costaría un importante desembolso de dinero, no se viese compensado con una cubierta mas en su estilo ¿No había en toda la zona una teja que fuese mas acorde con su antigüedad?.




 Que nadie se ofenda, pues comprendo que seguramente la reparación se hizo con la mejor voluntad, y desde luego se ha preservado su total destrucción, pero vista en la distancia, se  parece mucho a la boina de un cateto de chiste. ¿Siendo esta torre un patrimonio tan importante, y dado lo vistoso de su enclave, no sería viable buscar alguna ayuda para que se salvase la estética de su cubierta?.  De todos modos bienvenida sea su reparación.
Después de este bonito paseo por los pueblos de Obeso y Pedreo, volvemos a retomar la carretera que nos lleva a los cruces de Puentenansa. Retrocedemos al cruce anterior, el que siguiendo la carretera de Carmona, como a un kl. mas o menos otro desvío de la carretera a la izquierda, nos acercará al pequeño pueblo de Cabrojo.


Según referencias que he escuchado, este pequeño pueblo albergó antiguamente el Ayuntamiento de Rionansa, tal vez su cercanía con la Iglesia fuese el motivo de este hecho, pues por su situación dominando la ladera, su cercanía del cementerio, casi a la misma altura del pueblo(algo que antiguamente se podría tener muy en cuenta,) y  lo que seguramente fuese la causa de tal importancia  tampoco se puede pasar por alto que, anterior a la actual Iglesia, pudo haber en este lugar algún monasterio o alguna abadía por la que este pueblo tuviese muchos mas privilegios que el propio de Puentenansa, en fin, todo sería cuestión de conocer la Historia desde sus orígenes.
Retomando nuestra ruta después de dejar el pueblo de Cabrojo en este precioso lugar, podemos perder un poco del tiempo de nuestra ruta del Nansa, para llegarnos hasta el pueblo que,- junto con el de Barcena Mayór,- mejor define la esencia de los pueblos montañeses. Carmona.


              


Pueblo muy conocido por su tipismo, por su forma de ser, por seguir conservando sus raíces y sus tradiciones, por su lenguaje tan característico, que ni a los mas jóvenes les gusta perder, Es un pueblo que no pertenece a nuestro Ayuntamiento, sin embargo por esas cosas de los repartos del terreno, sería lo mas normal, solo le separa de Puentenansa apenas tres kl. de una carretera totalmente llana, y como digo por esas cosas del reparto de aparcerías, pertenece a otro Ayuntamiento, al que para poder llegar tiene que salvar una Collada de 600 m. de altitud, con un recorrido de mas de doce kl. Quien lo entendería.
Pero sigamos, nuestra ruta retomando lo andado, para vueltos otra vez a Puentenansa, seguir adelante, y pasando por la recta carretera, dejando a un lado el antiguo Balneario de la Brezosa, -en cuyas aguas medicinales,  se curaban muchos años atrás algunos males, - y al otro, el famoso prao Socollo, donde se celebra la mejor feria anual de ganados de nuestra zona, -San Miguel-.




            
Llegaremos a Cosio . Es este un pueblo, hermoso, de grandes y conservadas casonas-palaciegas, su estampa son del  mejor estilo de las casonas hidalgas montañesas, y sus escudos nos dicen los títulos nobiliarios  que todas ellas representan.

     





        
  Es un pueblo que recuerda mucho los pueblos  medievales, algo que seguramente fue bastante notorio en esa época. Además de eso, Cosio siempre ha tenido una interesante vida social, el alterne de sus bares, sobre todo en los fines de semana, así como las tertulias de sus mujeres, de sus partidas de cartas, mas por ocio que por lo que se pudiesen jugar, y la importante Asociación de mujeres que desde hace muchos años funciona con notable éxito, así como las exposiciones de trabajos manuales y de labores, son otras tantas maneras de dar vida a este interesante pueblo. Además de esto los dos años en que aquí se celebró la fiesta del Día del Nansa, lo han hecho mucho mas conocido, por la importancia de este día y su fiesta medieval, algo que como digo, le pega mucho.



      

 Desde Cosio parte la carretera, que nos acercará hasta San Sebastián de Garabandál.  ¡Que  se puede decir de este pueblo que no de halla dicho ya!  los siete kl. que lo separan de Cosio, han visto pasar por su carretera(hace años una difícil pista era su único camino,) miles de personas, que, muchas por devoción, y otras por curiosidad, o por conocer su entorno, han recorrido este camino, para llegar a este pueblo.
 
Como ya todo el mundo sabe, las apariciones Marianas, que en los años sesenta propiciaron que esta pequeña aldea fuese conocida a nivel mundial, fueron el punto de partida, para que a partir de aquella fecha, nuestra Mancomunidad, prácticamente fuese conocida por ese motivo, hoy los tiempos son otros, y los visitantes que acuden  desde hace bastante tiempo han empezado a descubrir los muchos encantos que esta ruta del

Nansa ofrece a quien la descubre, las apariciones siguen teniendo su público, pero hoy la gente que nos visita, lo hace mucho mas movida por descubrir un entorno muy hermoso, a medio camino entre el mar y la montaña, y que como ya he dicho en el principio de esta crónica, hemos sido los grandes desconocidos.


 Después de hacer un paseo por estos dos pueblos, vueltos a la carretera, seguimos ruta hacia Rozadío. Rozadio, -el “Robazio” que Pereda confundió de nombre en su novela-, una novela que como otras muchas cosas que nos definen, son nuestras mejores referencias, nuestra mejor carta de presentación.




                                                         




Este pueblo es como la puerta de entrada, que nos llevará hacia lo mas alto de nuestra provincia, es la carretera que poco a poco irá ascendiendo por la parte mas abrupta, entre montes y peñas, en los que el paisaje son sus cumbres y sus barrancos, por el que el río cada vez corre mas encajonado, allá en el fondo del barranco, saltando de peñasco en peñasco.
En este paisaje que un día descubriera Marcelo, el principal  protagonista de la novela de Pereda, cuando aguas abajo quiso conocer a lomos de, (según su propia definición,) “espeluznado jamelgo,” el camino que le llevaría a ver la desembocadura del río en el mar,  hoy le sería muy difícil asociarlo a lo que él pudo contemplar en aquél tiempo. Los trabajos que la Empresa Saltos del Nansa, realizó en los años de su construcción, le han dado, - junto con sus canales, sus tubos, sus paredones de contención, y las instalaciones de los edificios que albergan, tanto sus oficinas, como, las viviendas de los empleados que en esta Central trabajaban, un paisaje totalmente diferente al que vio en su recorrido el sobrino de Don Celso, y que harían pensar a éste, que se había equivocado de lugar.
Por que, dejando un poco apartados, los pueblos de Santotís y La Lastra, (algo mas abajo Sarceda,) y desviándonos de la carretera por el ramal que nos encontramos a la izquierda, una parada obligatoria, es Tudanca.

Tudanca. Pocos pueblos de nuestra provincia pueden presumir de reunir en un núcleo tan pequeño, tanto de lo que sentirse muy orgullosos. Este pueblo evoca en mucha gente lo mas tradicional de nuestras costumbres montañesas. La leyenda de su “Prau Conceju” es una mezcla de tradición e historia que perdiéndose en la memoria, nos habla de unas costumbres en la repartición de unas parcelas de un prao, que por sus dimensiones hacía prósperas a todas las familias ganaderas del pueblo, reconozco mi ignorancia en el modo del sorteo de dichas parcelas, solo se que iban en función de el número de miembros de la familia, también dependiendo de si los hijos se iban casando, si uno de los cónyuges era viudo o viuda, si morían los padres la repartición entre los hijos que se quedaban en la casa, una serie de disposiciones que pasaban de padres a hijos, siempre continuando la tradición y las leyes que siempre se habían respetado. Tengo oído que una disposición interna como esta no se ha dado nunca en ningún sitio que se conozca.










Pero Tudanca tiene también el orgullo de ser el pueblo protagonista de la mejor novela costumbrista que se a escrito, retratando mas fielmente la forma de ser de los personajes que mejor definen esta parte de nuestra provincia, Pereda se inspiró, -allá muy avanzado el 1800,- en este pueblo y en sus gentes, para dar vida a unos personajes y unas costumbres, donde se reflejan con gran realismo una forma de vida que, a pesar del entorno tan duro en el que vivían, no añoraban otros horizontes. Precisamente si algo le resultaba difícil de comprender al Señor de la Casona, Don Celso, amo y protector de muchas de las gentes del pueblo, era lo difícil que le resultaba a su sobrino tal adaptación. Por que para el Señor de la casona de los Cuesta, la gran ciudad de donde venía su sobrino, era la tremenda  Babel donde no había horizontes, donde las aglomeraciones y apiñamiento de las casas  no dejaban vivir ni respirar a las gentes que las habitaban. Para este patriarca, de familia hidalga, contemplar desde la solana de su casona solariega cada mañana  los espacios abiertos, las cumbres de las montañas, los invernales y las “mieses” de su terruño, eran el mejor regalo que la vida había podido darle, eso y una hermosa casona, donde las gentes que para él trabajaban, hacían que su hacienda fuese con su trabajo, el mejor seguro para sus vidas.  Los años fueron pasando, pero la historia que Pereda describió  en la novela Peñas Arriba, sigue viva en el recuerdo de todos los Cántabros, así como la gran  casona, hoy visitada por cientos de personas, que quieren conocer en vivo y en directo, el escenario donde transcurrió la historia que la hizo famosa en el mundo.
Con ser todo esto notable en este pueblo, quizás por lo que mas ha sonado su nombre sea por sus famosas vacas tudancas.




            
 Quién no ha oído hablar de la mejor raza autóctona de vacas de España, y no es exagerar, esta vaca además de ser la mejor seña de identidad de nuestra ganadería, es la única de esta raza que en su origen, solo se ha criado en esta zona nuestra del Nansa, de esta inimitable estampa hay cabañas por toda la provincia, los ganaderos que la crían, sienten verdadera pasión por ella, y cualquiera que se sienta cántabro de verdad, cuando pasa a su lado sabe que está contemplando algo casi sagrado, no hay mas que ver que cuando pasa una cabaña de vacas tudancas por las carreteras, la gente sale a contemplarlas, y es con las únicas vacas, con la que los mas jóvenes quieren conservar las tradiciones de toda la vida, las albarcas y los calcetines de lana de oveja, el pantalón remendado, la “cachaba,” incluso el chaleco y el zurrón. Ojala, esta tradición nunca se pierda.
El relato tiene que seguir avanzando, aunque sienta que se me quedan muchas cosas por contar, pues las temporadas que en la Casona de Tudanca pasó su último dueño, tampoco tendrían desperdicio. Sobre este personaje, Don José María de Cosío, último descendiente,- o por lo menos habitante- de la casona, hay también mucho que contar, fue tal la raigambre que siempre sintió por el pueblo y por la casa de sus antepasados, que siendo un personaje tan importante, con tantos títulos y reconocimientos en su vida, entre ellos  -y no el menor,- miembro de la Real Academia de la Lengua, el título del que mas orgulloso se sintió siempre, fue el de ser alcalde honorífico de su pueblo, de Tudanca. Que me digan si esto no es amor a su tierra.






Salimos de Tudanca, y de nuevo retomamos la carretera, dejamos atrás La Lastra,  con la influencia en su entorno, de la Empresa que tanta vida le dio en los mejores tiempos en que esta Central hidroeléctrica empezó su andadura, la carretera se hace pendiente.




Los despeñaderos nos indican que estamos en una de las partes mas altas y mas montaraces de nuestra provincia, y también de las mas bonitas e impresionantes, aquí los enormes peñascos, (el de Bejo el mas conocido) nos dan constantemente compañía, sin embargo el visitante no debe de sentir ningún miedo, la carretera es tranquila, y este no es lugar para prisas, no importa las veces que el panorama que se contempla nos haga detenernos, siempre su contemplación habrá merecido la pena, y por que,  por el, salvaremos el último tramo que media la distancia entre Tudanca y los valles mas altos, los valles de Polaciones.
Estos valles son míticos, sus leyendas, han perdurado en el tiempo, ha sido un valle cantado por poetas, y por el cancionero popular,  en lo mas alto de sus puertos hay menhires prehistóricos, aquí también se cuenta, que en lo profundo de sus bosques habitan seres mitológicos.


 Es siguiendo la carretera en su salida al puerto de Piedras Luengas, donde se pueden contemplar  una de las mejores reservas de árboles autóctonos de nuestra tierra, acebos, tejos castaños, avellanos robles…en estos montes seguramente en lo mas profundo de su espesura, se podrían encontrar algunos osos, algún urogallo, aves que al igual que los osos están fuertemente protegidas, y son el habitad perfecto de jabalíes, rebecos, corzos, y otros muchos habitantes que tienen en esta hermosa reserva, su mejor forma de vida. Muy cercanos los montes de Peña Sagra, la “Peña Sacra” a la que tanta sangre, sudor, y esfuerzos costo a las huestes romanas, para desalojar de ellas a los fieros guerreros que las defendían (algo que nunca consiguieron del todo,) hablan de unas gentes que  han sabido enfrentarse siempre a un terreno muy duro, pero al que supieron defender con uñas y dientes, algunas personas que han subido a sus cumbres han creído escuchar el retumbar de los cuernos que avisaban de los ataques de sus perseguidores. Leyenda o no, ¿Por qué no creer en ella?  


 
Pero Polaciones, además de mítica, es historia. En el pueblo de Tresabuela nació allá por el 1753, el jesuita, Francisco Rábago.  En este pueblo la casa que el mandó construir, es hoy Bien de interés Cultural, se sabe que tubo mucha influencia en la Corte por ser confesor de el Rey Fernando VI, y fue el gran impulsor de la creación del Obispado de Santander, además de ser un gran impulsor para que se declarase a esta como ciudad
Enfrente de la casa del Padre Rábago,  se encuentra la Iglesia Parroquial, su construcción data del siglo XVII, creo que de estilo barroco, y está consagrada a S. Ignacio de Loyola, Iglesia que se sabe, mando construir el Padre Rabago, que por lo demás fue un importante mecenas en muchas otras necesidades de toda la comarca.

En este Municipio se encuentra el que según encuestas, es el pueblo mas alto de Cantabria, y por lo tanto techo de nuestra provincia, Cotillos. Además de estos los pueblos de La Laguna, S.Mamés,  Lombraña, Belmonte, Callecedo, Pejanda, Puente Pumar, Salceda, Santa Eulalia y Uznayo,  además de los barrios que puedan tener estos pueblos, son junto al  entorno que los rodea, la mejor tarjeta de presentación de un valle único.
Por lo demás este Municipio también es conocido por ser el lugar donde está ubicado el gran embalse de “La Cohilla.”


 Fue al finalizar la guerra civil Española, cuando se pudo llevar a cavo el proyecto que muchos años antes había diseñado el Ingeniero de Obras Públicas, Don Santiago  Corral,  sobre darle un buen aprovechamiento a las aguas del Río Nansa, que en su descenso desde las alturas del Pico Tresmares, iban tomando fuerza en esta localidad, para lo cual, y resumiendo lo que este proyecto supuso, para toda la cuenca del Nansa, el embalsado de sus aguas, se creó una Empresa Hidroeléctrica, con el nombre de Saltos del Nansa.
Solo las gentes que vivimos en esta parte de nuestra provincia, y que mas o menos estamos habituados a las grandes montañas,( no en vano, como ya menciono, nuestra cordillera de Peña Sagra, así como en la otra vertiente, las cumbres de el Alto Campoo, la tenemos a vista de pájaro) somos relativamente conscientes de los tremendos barrancos que tuvieron que sortear, en la construcción de esta faraónica empresa.


Las montañas y laderas que se tuvieron que horadar, los miles de tierra que se tuvieron que remover, -y todo esto con una maquinaria tan rudimentaria,- que solo hoy, contemplando las fotos que se conservan de esta titánica obra,  puede parecer  increíble que en tales terrenos, y con tal maquinaria, se pudiese realizar. Creo que para toda nuestra provincia, pero sobre todo para nuestra la zona del Nansa, esta importantísima Obra, nos trasladó en los años después de su construcción, a un antes y un después, en el desarrollo de nuestra Comarca.  Como queda dicho al comienzo de este viaje, invito a los amigos que lean mi crónica, que no vallan muy lejos para conocer lugares impresionantes, si no la conocen, esta cuenca del Nansa, no les dejara indiferentes. Desde los valles de Polaciones, mirando hacia lo mas alto del Pico Tresmares, donde da comienzo la andadura de nuestro río Nansa, desde las playas de San Vicente, o Pechón, hasta lo mas alto de nuestra  Mancomunidad, pasando por todos los pueblos que les he descrito- y que me perdonen si alguno de estos se me ha pasado por alto,- conocerán una zona llena de historia, de pueblos preciosos y muy cuidados, de rutas de alta montaña, así como de sendas maravillosas, entre sus valles, de riachuelos que discurren entre ellos, pero que asimismo desde los altos donde nacen forman en sus caídas, torrenteras espumeantes en épocas de crecidas, de gentes muy acogedoras, pues todavía las masificaciones, de otros lugares no nos han hecho indiferentes para tratar a quienes nos visitan.


 Somos como digo, unos pueblos y unas gentes  bastante desconocidos, pero que deseamos conoceros, y aunque para nada queremos esas masificaciones de otros lugares, somos conscientes de que el conocimiento mutuo siempre será beneficioso para todos. Pues nada mas, ¡¡ánimo!! que en nuestra Mancomunidad de municipios del Nansa les estamos esperando, y en todo su recorrido los hoteles o casas rurales,  hospedajes , restaurantes, bares o mesones, del mejor estilo montañés,  les darán la bienvenida mas cordial. ¿Se animan?
    
                          Quiero finalizar mi artículo con algunas de las estrofas de la poesía que Gerardo Diego le dedicó a nuestro río Nansa, un gran poeta que también,  al igual que Pereda en su día, quedó impresionado por un paisaje, al que no dudo en ponerle la mejor de sus letras.
        
                               YO BIEN QUISIERA CANTARTE,
                                RÍO AMIGO, RÍO NANSA,
                               COMO CANTARA A OTRAS TIERRAS
                                QUE POR LAS VENAS ME CANTAN,
                                 
                               YO BIEN QUISIERA CANTARTE,
                               Y ENTRETEJER CON MI FLAUTA
                               EN UN “SOLO” DE RABEL
                               UNA RÚSTICA SONATA,
      
                               PERO UNA HORRIDA ORTOPEDIA
                               HA CEGADO TU GARGANTA,
                               Y VACÍO DE TI MISMO,
                               ENMUDECES EN LA LASTRA,
                                                  
                              HACIA COSIO AGONIZAS,
                              TE ARRASTRAS A PUENTENANSA
                              ACOJIENDO LOS ARROYOS,
                              INOCENTES QUE TE SALVAN.
                        
                             Y CUANDO EN “LA TINA” BUELCAS,
                              TAN VIRIL SON DE VENGANZA,
                             TU QUERELLA EL MAR ASUME,
                             RIO MARTIR , RIO  NANSA.
                     
              Yo a esto solo añadiría, -Río amigo río Nansa.- Y a todos los que quieran venir a conocernos les damos la bienvenida mas .cordial
                                           MARY PÉREZ .                                 
                                                                   DE CELIS
                                                                                            
   
                        
  





                                  
       
                                                                  

                               
                                                                       
       

                        
           
                        

        
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4 comentarios:

  1. Precioso, me ha encantado!!!

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  2. Precioso, vas leyendo y a la vez aparecen ante nosotros las imágenes , tal cómo las describes. Lo he leído y he disfrutado tanto ´qué parecía qué tenia entre mis manos un álbum de fotos. Las fotos ´qué ilustran el reportaje son muy buenas.

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  3. mary perez de celis30 de julio de 2015, 23:23

    Muchas agracias, es un reportaje muy trabajado, pero que mereció la pena, la zona del Nansa es como digo en el articulo la gran desconocida, y es tan interesante por sus contrastes , que merece que se de a conocer

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  4. Pues muy bién lo explicas para que todos nos enteremos y sepamos apreciar lo que tenemos

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