Seguramente son muchas las veces
que leyendo por casualidad algún informe, algún documento, o simplemente
recordando el pasaje de alguna lectura, caemos en la cuenta del significado de
los nombres que hemos escuchado y pronunciado durante toda la vida, pero que
nunca nos hemos parado a preguntarnos el por qué de esos nombres.
Esto viene a cuento porque, repasando la
lectura de unos folios que, conocedor de lo mucho que me gusta la
investigación, sobre la vida y milagros de los muchos personajes que hace
muchos años vivieron entre nosotros, un buen amigo y vecino Manuel Cortijo, Rubín (Mayuco), tiene a bien mandarme desde
Oviedo, ciudad donde reside desde hace muchos años,
Fue precisamente leyendo uno de
estos históricos relatos, como me enteré de donde le viene el nombre, a un
lugar de nuestro pueblo de Celis, al que siempre hemos conocido como “El
parapeto” .Y es que para todos los que conozcan este lugar,- que en Celis somos
todos, o una gran mayoría,- el nombre le viene que ni pintado. Pero conozcamos
un poco su historia, que no por breve deja de tener su importancia.
Don Isidoro Hoyos y Rubín de Celis, y por lo tanto descendiente, si no el, sus
antepasados, por línea materna, de este pueblo, nace en un pueblo de la parroquia
de Noriega, comunidad perteneciente al Concejo de Ribadedeva, (Asturias),
llamado Porquerizo, su padre Bernabé Hoyos y Alonso, Señor del Campillo,
teniente coronel y Maestrante de Ronda, y su madre Florentina Rubín de Celis,
por lo que se deduce, que aunque su padre sea andaluz su madre tuvo que ser de
descendientes de este pueblo. El joven Bernabé, debió pertenecer a una familia
bien posicionada, pues se sabe que sus primeros estudios los realizó en la
casona de sus padres con un clérigo de aquella feligresía, tales como latín,
filosofía, francés, italiano, así como matemáticas.
Cuando dieron comienzo los
primeros síntomas de la invasión francesa, el entonces general Ballesteros le
propuso para ocupar, con el grado de teniente de infantería, una plaza en la
compañía de tiradores de Peñamellera el 13 de diciembre de 1808, año del
comienzo de la revolución francesa en España. Con motivo de una escaramuza,
recibe su bautismo de fuego en febrero de 1809, y unos días más tarde en ese
mismo mes actúa en la defensa de Colombres y la línea del río Deva.
El 19 de abril peleó en la acción
de Celis, y en el puente fortificado de la Herrería, sobre el río Nansa, siendo
precisamente él, quien pasó primero el puente y penetró en el fuerte desalojando
al enemigo con su compañía, acto por el cual años más tarde, en 1815, fue
condecorado con la cruz de primera clase de la
Real Orden de San Fernando.
Lugar que forma una pequeña meseta, que daba vista
al puente por donde podían entrar las
tropas españolas,
que venían a defender el pueblo de Celis.
Y es precisamente el lugar donde
estaban parapetados con vistas sobre el puente fortificado del Río Nansa donde
fueron sorprendidos los franceses y desalojados por la gran pericia militar
desplegada por el teniente de infantería D. Isidoro de Hoyos y Rubín de Celis,
el 19 de abril de 1809. En esta refriega, en el lugar que desde entonces todos
los habitantes de Celis conocemos como el Parapeto, por su altura tan
estratégica sobre el río, hubo seis soldados franceses muertos, que fueron
enterrados en una braña que había a la orilla de la carretera, (Entonces camino
Real) encima del huerto de un vecino del pueblo, (el Mozón) hoy perteneciente a
otro vecino (Manolo el Herrero). Estos datos en su mayor parte, los tomo, del
relato que Mayuco me ha mandado, datos que según este, escuchó muchas veces
siendo niño relatar sobre esta historia
a su abuelo Telesforo Cortijo Odriozola, y que su abuelo a su vez, se lo oyó
decir de niño a su abuelo paterno. Por lo visto, y según la documentación de la
que Mayuco me ha hecho partícipe, esas tumbas estarán ahora, con la renovación
de la carretera, bajo su asfalto.
Son muchas seguramente las historias
que desconocemos de nuestros pueblos, por ello es muy de agradecer que tengamos
personas que sientan el respeto por ellas, y tengan la necesidad de investigarlas,
y que otras, como yo misma, también tengamos la oportunidad de publicarlas y
darlas a conocer. Un pueblo con Historia siempre será un pueblo interesante,
hoy la vida va muy deprisa, y no nos
paramos un momento a pensar el porqué de las cosas cotidianas que nos rodean,
así como sus nombres o sus circunstancias, y esto es tan cierto porque, así
como seguramente, cuando el abuelo de Mayuco se la contó a él, su abuelo la
escucharía con la misma atención que el a su propio abuelo. Historia que ahora doy a conocer con mucho gusto, pues así
como yo los he estudiado, otros muchos pueden tener constancia de ellos, Con el
tiempo todos nos iremos, pero lo mejor que podemos hacer, si tenemos
oportunidad de ello, es dejar constancia de todo aquello- que como esta parte
de lo que aquí ocurrió hace tantos años,-,
otros podrán tener conocimiento de ello, y así, esta historia que nos
habla de un lugar de nuestro pueblo, al que siempre hemos conocido con el
nombre del “Parapeto” ha llegado a ser conocida en este relato. Lo que ahora me
lleva a una duda, ¿Quedarán siquiera unos mínimos restos de aquellos soldados
que aquí encontraron sepultura? ¿Llegarían sus familias a enterarse nunca del
lugar donde perdieron la vida?, Seguramente fueron unas vidas jóvenes, que
ocuparían muchas horas de recuerdos en el pensamiento de sus familias, al fin y
al cabo ellos vinieron a pelear por una tierra que no era la suya, y que poco o
nada les importaría, y solo el ansia de expansión y poder de unos Caudillos,
por someter terrenos ajenos bajo su mando, hizo que hombres jóvenes como estos
soldados, vinieran a dejar su vida en una tierra, que otros, como el entonces
teniente de infantería, D. Isidoro Hoyos y Rubín de Celis, por justicia tenían
que defender.
En el recuerdo, Vida
y Honra a todos ellos.
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