Un año más nuestra fiesta más primaveral, “ Lás Marzas,”
llegó, la disfrutamos, y se nos fue.
Cuando hace unos meses, despedíamos las fiestas de la Pascua
Navideña, con esa traca final, que es la cabalgata de los Reyes, casi echábamos
cuentas del tiempo que mediaba entre esa cabalgata, y el próximo encuentro
festivo que teníamos por delante, y… aunque sabemos que el tiempo vuela, lo
veíamos algo lejano.
¡Pues ya lo veis amigas! pasó enero, pasó febrero… casi pasa marzo, y sin darnos apenas cuenta ya teníamos encima éste nuevo encuentro de celebración. “ Lás Marzas”.
¡Pues ya lo veis amigas! pasó enero, pasó febrero… casi pasa marzo, y sin darnos apenas cuenta ya teníamos encima éste nuevo encuentro de celebración. “ Lás Marzas”.
Si algo puede ser envidiable en nuestros pueblos, es la
capacidad que nos une, para que entre todas, sigamos conservando a través de
tantos años ese entusiasmo por que no perdamos las cosas buenas que tanto
disfrutamos.
Sé que a veces nos puede entrar el desánimo, sé que ya son muchos años, sé que no siempre nos encontramos bien, se, en fin, que nos volvemos acomodaticias, y que te pueden dar ganas de mandar a freír monas a quienes nos revuelve para que sigamos con nuestros festejos un año más, pues cierto es que soy la primera que pienso…
¡Qué necesidad habrá de volver a revolver el gallinero,¡ si todas las compañeras seguramente se quedarían tan felices en sus casas, sin tenernos que empolvar las caras, rebuscar en los armarios algún “ modelito” que ya ni nos acordábamos que lo teníamos, calcular si los nietos van a venir ese día a casa, para decirles que por favor no lo hagan, pues sus abuelas se quieren ir de fiesta…
Como veis, todo son inconvenientes, con los cuales muchas veces nos hacemos un mundo nosotras mismas. Y no me digáis que algo de esto no nos ha pasado en alguna que otra ocasión. No digo a todas…no!! Ni digo que sea siempre, pero… ¡¡ a que alguna vez lo hemos pensado!
Sé que a veces nos puede entrar el desánimo, sé que ya son muchos años, sé que no siempre nos encontramos bien, se, en fin, que nos volvemos acomodaticias, y que te pueden dar ganas de mandar a freír monas a quienes nos revuelve para que sigamos con nuestros festejos un año más, pues cierto es que soy la primera que pienso…
¡Qué necesidad habrá de volver a revolver el gallinero,¡ si todas las compañeras seguramente se quedarían tan felices en sus casas, sin tenernos que empolvar las caras, rebuscar en los armarios algún “ modelito” que ya ni nos acordábamos que lo teníamos, calcular si los nietos van a venir ese día a casa, para decirles que por favor no lo hagan, pues sus abuelas se quieren ir de fiesta…
Como veis, todo son inconvenientes, con los cuales muchas veces nos hacemos un mundo nosotras mismas. Y no me digáis que algo de esto no nos ha pasado en alguna que otra ocasión. No digo a todas…no!! Ni digo que sea siempre, pero… ¡¡ a que alguna vez lo hemos pensado!
Sin embargo, no hay como mentalizarse, pintarse el ojo, y
echarle ganas, y sobre todo tener presente algo que toda la vida le escuché
decir a mi madre, y es que el puerto que más cuesta cruzar, es el de la puerta
de nuestra propia casa, y que una vez puestas en marcha lo único que deseamos
es disfrutar lo mejor que sabemos de todo lo que la vida nos pone en el camino,
una vida que merece la pena saberla vivir, pues nunca vamos a ser más jóvenes
ni más animosas que ahora.
Por todo ello, vamos a intentar que la pereza, o esa misma
mentalidad acomodaticia que con los años nos va invadiendo, acabe por dejar que
todo lo que de alegría tenemos todavía en nuestros pueblos lo lleguemos a
perder. Hace poco tiempo hablaba con una
amiga, bueno con Pili la gallega, me comentaba Pili que hace unos años cuando
viajaba a Orense,su tierra.
En la zona donde vivían eran pueblos muy parecidos a los nuestros, por lo visto es una comarca de pequeños pueblos en los que al igual que los nuestros cada uno tenía sus propios festejos, y siempre se colaboraba para que las tradiciones que siempre se habían vivido siguieran conservándose.
Pero a medida que pasaban los años, y también a medida que la juventud iba teniendo mucha más libertad, los pueblos se les fueron quedando pequeños,( algo que pasó con otros muchos pequeños pueblos donde la gente más joven ya se sentía como encerrada). En fin que primero sin casi notarse mucho, pero desde luego siendo algo imparable, todo se fue perdiendo.
Un año un pueblo, otro año otro, y así uno tras otro, un poco por falta de recursos, y un mucho por la desidia y el desánimo, las fiestas se fueron perdiendo, y los pueblos cada vez con menos juventud al final ya no tienen nada que celebrar, y según mi amiga Pili ya no es lo mismo que cuando hace años ella acudía a visitar a su familia.
Esto no quiere decir que tanto a Pili su marido y sus hijos no viajen muy contentos a su tierra, al fin y al cabo Galicia es una bonita tierra, y seguro que aunque falten muchas cosas, la familia y los amigos también ayudaran a pasar unas buenas vacaciones en los pueblos de su Orense natal.
En la zona donde vivían eran pueblos muy parecidos a los nuestros, por lo visto es una comarca de pequeños pueblos en los que al igual que los nuestros cada uno tenía sus propios festejos, y siempre se colaboraba para que las tradiciones que siempre se habían vivido siguieran conservándose.
Pero a medida que pasaban los años, y también a medida que la juventud iba teniendo mucha más libertad, los pueblos se les fueron quedando pequeños,( algo que pasó con otros muchos pequeños pueblos donde la gente más joven ya se sentía como encerrada). En fin que primero sin casi notarse mucho, pero desde luego siendo algo imparable, todo se fue perdiendo.
Un año un pueblo, otro año otro, y así uno tras otro, un poco por falta de recursos, y un mucho por la desidia y el desánimo, las fiestas se fueron perdiendo, y los pueblos cada vez con menos juventud al final ya no tienen nada que celebrar, y según mi amiga Pili ya no es lo mismo que cuando hace años ella acudía a visitar a su familia.
Esto no quiere decir que tanto a Pili su marido y sus hijos no viajen muy contentos a su tierra, al fin y al cabo Galicia es una bonita tierra, y seguro que aunque falten muchas cosas, la familia y los amigos también ayudaran a pasar unas buenas vacaciones en los pueblos de su Orense natal.
Todo esto no pasa solo en esos pueblos gallegos, no nos hace
falta ir muy atrás para recordar que también en nuestros pueblos del Nansa y de
toda la comarca cercana, teníamos muchas fiestas y mucha gente joven para
celebrarlas.
Celis fue un gran ejemplo de lo mucho y bueno que aquí se vivió. Por eso no queremos que lo que queda se nos pierda, y no nos podemos quejar, creo que no estamos tan mal, la juventud de vez en cuando hacen sus veladas, también parece que se están organizando para juntarse en comidas de colegas.
Este año ya celebraron la primera y creo que con gran éxito, no se puede negar que una tradición de tantos años tiene su solera, y nuestro pueblo tiene una gran tradición en la preparación de festejos. También es una buena forma de que la juventud se encuentre, y que siga viviendo o viniendo a su pueblo.
Pero no solo son los jóvenes los que quieren que la vida siga en nuestros pueblos, y para eso también a las personas veteranas nos gustaría que nada de lo que pueda animar nuestros pueblos se perdiese, tenemos que recordar que por ley habrá que dejar paso a la siguiente generación, - y esperemos que se animen a seguir por que sería una pena que no lo hicieran.
Celis fue un gran ejemplo de lo mucho y bueno que aquí se vivió. Por eso no queremos que lo que queda se nos pierda, y no nos podemos quejar, creo que no estamos tan mal, la juventud de vez en cuando hacen sus veladas, también parece que se están organizando para juntarse en comidas de colegas.
Este año ya celebraron la primera y creo que con gran éxito, no se puede negar que una tradición de tantos años tiene su solera, y nuestro pueblo tiene una gran tradición en la preparación de festejos. También es una buena forma de que la juventud se encuentre, y que siga viviendo o viniendo a su pueblo.
Pero no solo son los jóvenes los que quieren que la vida siga en nuestros pueblos, y para eso también a las personas veteranas nos gustaría que nada de lo que pueda animar nuestros pueblos se perdiese, tenemos que recordar que por ley habrá que dejar paso a la siguiente generación, - y esperemos que se animen a seguir por que sería una pena que no lo hicieran.
Pero ahora lo mejor será contemplar el reportaje
fotográfico de nuestra fiesta de Marzas,
será uno de los buenos recuerdos que cuando pasen los años miraremos, y será
una satisfacción vernos en esos momentos tan divertidos, no se nos olvide que
el próximo año celebraremos nuestro 25 aniversario, ¡¡ya son años eh!!
Pues esperemos seguir con ánimo lo que nos queda de
celebraciones, nosotras no dejaremos que nuestro pueblo se nos muera, siempre
que podamos celebraremos nuestras fiestas.
Y como digo todavía son unas cuantas, sin ir más lejos la más divertida para todo el pueblo, nuestro Patrón San Roque, pero eso ya vendrá y nos prepararemos para ello, mientras tanto recuperaremos fuerzas mirando las fotos de las Marzas, y contentas por haberlas vivido un año más. ¡¡Un año más de muchos más!! Que así sea.
Y como digo todavía son unas cuantas, sin ir más lejos la más divertida para todo el pueblo, nuestro Patrón San Roque, pero eso ya vendrá y nos prepararemos para ello, mientras tanto recuperaremos fuerzas mirando las fotos de las Marzas, y contentas por haberlas vivido un año más. ¡¡Un año más de muchos más!! Que así sea.
Espero que os gusten las fotos, las que no entraron en el
reportaje escrito, las pongo al final.
Fin del reportaje fotográfico de las Marzas 2019 en Celis.
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