Este
relato fue publicado en la hoja mensual “ La voz del Besaya” de hace unos
cuantos años, y que ahora doy a conocer,- como muchos otros,- a través de mi blog en internet, pues por el interés
que tuvieron en su día, creo que es importante que tengan una mayor difusión.
Este relato, aunque no trate, propiamente dicho, ningún tema
relacionado con nada que puedan interesar localmente, si creo que está muy
relacionado con una época de nuestra historia en la que muchos de los que
entonces éramos unos chavalucos, nos podemos ver muy reflejados. Pero sobre todo nos podemos ver reflejados,
porque éramos unos críos de unas zonas rurales a los que nadie nos explicó
nunca, que había un mundo de fantasía muy importante para que pudiésemos
desarrollar nuestra mente, a través de unas historias llenas de emoción, y
también, - me he dado cuenta con los años,- de conocimientos.
Nadie, como digo, nos lo explico nunca, es mas, a veces, no
solo en nuestras escuelas, sino también en nuestras casas, nos reñían o
castigaban, porque para nuestros padres y maestros, era una pérdida de tiempo
el que nos entretenían dichas lecturas. En la escuela porque a nuestros
educadores, todo lo que se saliese de las lecciones diarias era no
concentrarnos en lo que ellos nos enseñaban, y en nuestras casas, porque
nuestras obligaciones eran otras, y no “perder” el tiempo con “cuentos”.
Por eso cuando han pasado tantos años de estos recuerdos, me
doy más cuenta cada día, del gran mérito que tuvimos los niños de una tardía
posguerra, en aficionarnos en unas lecturas, que nos mostraron ese gran mundo
de historias fantásticas, solamente por nuestra propia voluntad, sin que nadie
nos enseñase ese camino, solamente porque un día (bendito sea) cayó en nuestras
manos, la lectura de una de esas maravillosas historias, que a través de
aquellos fascículos de las grandes editoriales, nos enseñaron ese gran mundo, y
de que una imaginación como la que esos niños y niñas tuvimos, nos fuésemos
enganchando para saber mucho mas de las historias que allí nos contaban.
Cuando en las aficiones que hoy forman parte del día a día
de nuestros nietos, vemos que solo se centran en las modernas tecnologías, que
los tiempos tan avanzados que ahora viven, ponen a su alcance tantos adelantos,
pienso en lo muy lejos que estábamos
nuestra generación de todo esto. Y no seré yo la que no ponga en valor dichos
adelantos. Creo que todo lo que el progreso, la ciencia, la vida, ha
evolucionado en estos últimos años, es casi de vértigo, y este progreso no deja
de traernos nuevos y mas modernos adelantos cada día.
¡Pero qué juegos! Volverán a
escucharse algún día en estos nuestros pueblos aquellos grandes gritos de…”Tres
marinos en un maaarrr”, al que otros gritos lejanos, pero igualmente
estridentes contestaban… “
Y otros tres en su busca vaaannn.” O los alborotos
que formábamos cuando el juego era a perseguirnos unos a otros en el veloz
juego del “León” …Y tantos y tantos juegos como la imaginación de aquellos críos,
que no sabríamos nunca lo que era el
aburrimiento, pues sin teléfonos ni tablets, ni ninguno de los adelantos que
tienen los chavales de ahora, desarrollábamos un ingenio y una inteligencia
mucho mas acorde con el tiempo que nos tocó vivir, que con estos tiempos de
ahora, pues todo lo que teníamos nos lo teníamos que inventar.
Y como no,! entre nuestros entretenimientos, los momentos de
mas sosiego, eran aquellos altos en esos juegos, para pasar a las lecturas.
Por todo ello, este
preámbulo a la lectura del artículo que en su día di a conocer, creo que merece
la pena que también sea conocido en “Las historias de mi valle” pues no deja de
ser el relato de lo que con estas historias aprendimos unos niños en los
pueblos rurales, como digo en una tardía posguerra, y a cuyo conocimiento
llegamos, mas por nuestro empeño en aprender, que por lo que nadie nos incitara
a ello.
El artículo, como digo ya tiene unos años, pero quiero
transcribirlo como en su día fue publicado en el medio escrito, lo he estado
repasando y creo que no ha perdido nada de lo que en el intenté reflejar, como
son los recuerdos de unos años de nuestra niñez, en los que también seguro,
muchos amigos lectores se verán reflejados.
Comenzaré por decir que en un principio fue escrito para una
colaboración mensual que hacía para la revista “LUZ DE LIEBANA” Esta
publicación, como muchas mas, que hice para esa revista, las he perdido. Con el tiempo, y en otra publicación que
también colaboré, como fue “LA VOZ DEL
BESAYA,” retomé este relato, pero-, aunque intenté
seguir el guión del relato, anterior, lo mas perecido a como lo tenía en la
memoria,- es lógico que no iba a ser exacto palabra por palabra.
Lo que sí es igual este que ahora trascribo,
es al que salió en esta segunda publicación, y que por ser mucho mas reciente,
muchos lectores seguramente recordaran, es este que ahora paso a internet, en
mi blog de “Las historias de mi valle.” Espero que os guste.
HEROES EN LA
MEMORIA
Cuando
decidí volver a retomar temas que en su día publiqué en la revista “Luz de
Liebana” fue con la idea de que,- perdidos para mi aquellos escritos, con los
que colaboré en dicha revista,- no quisiera que se quedasen en el olvido, yo
pienso que algo que se crea y es bueno, no debería perderse para siempre.
Desde luego, y aunque el relato que ahora escribo, pueda
tener variaciones en el tema,( pues me sería imposible reproducirlo como en su primera publicación,) si tendrá el mismo enfoque, y desde luego
serán los mismos personajes que en su día quise recordar.Esta sección que en su día di a conocer como “Mis personajes
favoritos” son todos de ficción, y llenaron muchas horas de mi niñez y
adolescencia. Se trataba de unos seres creados en la imaginación de dibujantes
y guionistas, que nos hicieron felices a unas cuantas generaciones de niños de
una posguerra bastante avanzada, y que han llegado hasta nuestros días tan
renovados y tan frescos como el día que empezaron su caminar, y desde luego en
unos formatos y facsímil, que nos traen todos los recuerdos de cómo fueron
editados en su día.
¡Eso si,! Para mi nunca tendrán la misma emoción que
aquellos cuadernillos que esperábamos, semana a semana, pues así era como
salían publicados.Tampoco ahora se puede comparar aquella zozobra, en que nos
dejaban cuando en la última página, nuestros héroes quedaban en gran peligro,
pues para mantenernos durante el tiempo en que, con mucha suerte, pudiésemos
hacernos al siguiente capítulo, tendrían que darse algunas circunstancias que
lo hiciesen posible, por ejemplo, que alguno de nuestros familiares fuese de
viaje a la ciudad mas próxima y nos lo comprasen, o que alguno de nuestros
colegas, como se dice ahora, tuviesen también la suerte de que se lo hubiesen
comprado.
Hoy todo es mucho mas fácil,
solo tienen que desplazarse a cualquier villa cercana y comprarse, incluso la
colección completa en el primer quiosco que se encuentren. Lo que no podrán tener
nunca es aquella emocionante espera hasta poder leer – cuando podíamos - el
siguiente fascículo.
Hay que entender que en aquellos años se viajaba muy poco, y
no podíamos tener nunca la seguridad de que el suspense en que había quedado,
por ejemplo, la última página del “Capitán Trueno” o de el “Jabato,” lo
podríamos llegar a conseguir.
La mayoría de las veces podían pasar varias
semanas, antes de poder seguir el hilo de la historia, eso sí, nuestra
imaginación, y la convicción de que, a los protagonistas, por muy mal que se lo
hiciesen pasar sus enemigos, siempre encontraban una salida, nos servía de consuelo, y desde luego la
historia seguirá, y las intrigas y maldades con que nuestros héroes vencían
cualquier obstáculo, nos llenaba de orgullo y admiración hacia ellos.
Para mi, en mi niñez, como creo que en la de muchos niños de
aquellos años, los que mas entusiasmo despertaban en nosotros fueron las andanzas del “Capitán Trueno” y el
“Jabato,”no en balde sus historias y leyendas han llegado en publicaciones muy
importantes hasta nuestros días.
El Capitán Trueno, con sus inseparables Goliat, de imponente
constitución y fuerza, y el joven escudero Crispín, con su gran simpatía y
agilidad, eran sus mas leales compañeros, que lo seguían a todas partes, y con
ellos, su eterna dama, la Reina Sigrit, su enamorada compañera, a la que
conoció cuando el destino lo llevó en una de sus hazañas a la lejana isla de
Thule, allá en el lejano Reino rodeado de fiordos, donde les salvó la vida, a
ella y a su padre, que junto a sus súbditos, peleaban contra una horda de Vikingos
hostiles que los tenían sitiados. El amor y la gratitud que Sigrit sintiera,
por el noble y orgulloso Capitán Trueno, la llevó a seguirle en muchas de sus
andanzas, que viviera junto a sus fieles amigos.
La leyenda del Jabato, aunque por otras circunstancias,
corre bastante paralela a la del Capitán Trueno. Este iniciará su andadura
muchos años antes, en la época romana, cuando a España se la llamaba Hispania,
y a sus habitantes se las llamaba Íberos.
El Jabato, al contrario que al Capitán Trueno, que era de la nobleza
bajo medieval, y que en los comienzos de sus luchas, estas fueron contra los
sarracenos, que tenían invadido gran parte del territorio español, era un joven
pacífico que junto a sus padres y familiares, vivía en paz en su mundo de
trabajos de labranza.
Sin embargo la opresión que la ocupación romana ejercía
contra ellos y sus vecinos, los cuales sufrían las incursiones romanas
continuamente en sus tierras, y la muerte de su padre en desigual lucha contra
ellos, le hizo revelarse junto a otros jóvenes, que no querían verse sometidos.
Apresado y castigado bárbaramente, fue llevado a Roma como
gladiador, circunstancia esta que le salvó la vida, pues el Jabato era un
muchacho joven, criado en el campo y tenía una gran fortaleza física. Por este
motivo el pretor que lo apresó, prefirió que fuese como esclavo a Roma, donde
sería mucho mas útil como gladiador que muerto.Lo que no contaron nunca sus captores, era que para el
Jabato, la libertad era mas importante que la propia vida, y así después de un
tiempo de vicisitudes y castigos por su rebeldía, logra escapar de su encierro,
se hace con un caballo, y aunque sus captores le siguen muy de cerca, logra
despistarlos.
Y es precisamente una romana la que le salva la vida. Cludia, la
joven patricia, que como muchos habitantes romanos, no estaba de acuerdo con
los brutales excesos y el maltrato a los vencidos, después de un encuentro
inesperado y algo accidentado, se siente conquistada por la valentía del joven
luchador, le da cobijo, lo oculta, y decide prestarle toda su ayuda. Cuando el
Jabato le relata la historia de su vida en España, y su prisión en Roma,
después de dejar claro que prefiere morir a convertirse nuevamente en esclavo,
Claudia queda impresionada del valor del joven Íbero, y cuando pasado un tiempo
prudencial, en el que parece que se ha perdido su pista, el Jabato decide
exponerse y regresar a España.
Claudia y el fiel Taurus, compañero también
apresado junto a su amigo, y que estuvo a su lado durante el tiempo de su
cautiverio, lo acompañarán desde entonces en una vida, en la que pondrán su
valor y sus espadas en la defensa de quien mas los necesite.
Estos relatos y estas historias, que semana a semana
esperábamos en aquellos fascículos, como agua de mayo, fueron un principio que
nos enseñó a muchos chavales de mi generación, a tener en la lectura la mejor
de las compañías. Como digo esos relatos
fueron algunos, pero no los únicos. En un tiempo en el que yo, como algunos
amigos mas, le tomamos tanta afición a estas historias, eran muy pocas las
distracciones a las que podíamos acceder, la televisión nos quedaba muy lejos,
y aunque fuésemos pequeños en nuestras casas nos inculcaron que había que tener
unas obligaciones, y unas ayudas, pues la ociosidad no era lo mas conveniente,
estas obligaciones, junto con el horario escolar, no nos dejaba mucho tiempo
libre, los críos de entonces, el que mas y el que menos, ayudábamos en las
faenas del campo, cuidábamos las vacas cuando pastaban, hacíamos los recados, o
estábamos al cuidado de los hermanos mas pequeños, en fin distracciones las
justas, obligaciones bastantes mas.
Por ello, creo que, siendo como éramos unos críos, tenemos
mucho mas mérito, por arreglárnoslas para poder compaginar los mandados de
nuestras casas, y las horas de escuela, con aquellas lecturas, a las que nadie
nos puso fácil dicha afición. Claro que
justo es decir que tampoco desaprovechábamos algunos ratos de juegos, pues
sobre todo en los largos días de la primavera y verano, había tiempo para todo,
éramos niños al fin y al cabo.
Además de las historias del Jabato y el Capitán Trueno, otra
de las leyendas que mas me gustaba, era la del “Gurrero del Antifaz” que
también, como todos estos héroes, tenía su compañera de andanzas. En el caso
del Guerrero, esta era su esposa, la condesa Ana María, aunque la ayuda que su
compañera podía prestarle, solo fuese clandestina.
El Guerrero del Antifaz, fue un personaje ambientado, al
igual que el Capitán Trueno, en la baja Edad Media. Señor feudal, -según los
recuerdos que tengo de aquellas leyendas,- gobernaba su Condado con nobleza y
justicia, por lo que sus súbditos le tenían un fiel respeto. Todo esto
despertaba envidias, pues lo que a “nobleza” aquella quería, no era justicia
sino sometimiento.
Acusado injustamente
de desacato a su Rey, fue apresado, y despojado de su rango, vivió como
proscrito, y ocultaba su rostro bajo un
antifaz. Desengañado de aquella nobleza
que solo buscó su perdición, se dedicó desde entonces a la tarea hacer justicia
por su cuenta, y como digo, ayudado clandestinamente por su esposa, la Condesa
Ana María, que siguió viviendo en su castillo, vengaba cualquier atropello que
se cometiese injustamente. Nadie llegó a saber que, bajo aquel antifaz se
escondía el conde traicionado.
Estos personajes son a grandes rasgos, los que por sus
andanzas y aventuras, mas nos gustaban, pero había muchos mas. “El Aguilucho,”
Pantera negra,” “El pequeño luchador,” “Flecha rota,” “Roberto Alcázar y Pedrín,”… Las siempre
interesantes “ Hazañas Bélicas”… Y
tantos y tantos mas, como las mas juveniles
“Azucena” o la muy romántica “Sissi Emperatriz” Todos ellos nos hicieron felices en nuestros
años de la niñez, y hasta un poco la juvenil, y también nos hicieron soñar con
un mundo de aventuras, lleno de justicia y compañerismo. Un mundo tal vez muy alejado de lo que hoy
puede ser la realidad de la vida, pero que no nos impida pensar que al igual
que aquellos héroes justicieros de aquellas lecturas, en el mundo todavía pueden
quedar muchas personas, que también luchen por que este nuestro sea un
poco mas habitable.
PD. ESTE ARTÍCULO VA DEDICADO A LOS AMIGOS QUE
COMPARTIMOS ESTAS AFICIONES EN AQUELLOS AÑOS. MANUEL JESÚS, MANOLÍN, TERESINA,
TINITO, Y EL SIEMPRE RECORDADO AMIGO QUE SE NOS FUE DEMASIADO PRONTO, JOSE
CARLOS, ENTRE SEGURAMENTE ALGUNOS MAS A LOS QUE TAMBIEN VA DEDICADO.
UN SALUDO DE MARY PÉREZ. DE CELIS.
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