sábado, 16 de mayo de 2015

RECUERDOS EN LA LEJANIA





Hola amigos, hace ya unos meses publiqué un artículo con el nombre de " Los otros indianos". Era una historia sacada de la realidad misma, sus protagonistas los podemos situar en países a los que separa un gran Océano, como son España y Argentina.
 Contaba la historia, las vidas de aquellos que, un día muy lejano, marcharon de su pequeño pueblo, para poder buscar una vida mejor en aquellas lejanas tierras. Eran años de emigración, la vida en el pequeño pueblo que dejaban atrás, pocas expectativas de vida podía ofrecerles, la mayoría pertenecían a familias muy numerosas, en las que poco o nada había para repartir. Así que metieron sus escasas pertenencias en una vieja maleta, y Dios sabe con cuantos sacrificios por parte de todos, para reunir el dinero justo para el pasaje mas humilde, que la compañía naviera podía ofrecerles, salieron de su pueblo con el peso en el alma por la marcha, y la esperanza puesta, en poder regresar algún día, y poder compensar a su familia los sacrificios que por ellos hicieron.
Como relataba en aquel artículo, no pudo ser el regreso, ellos allá, con el tiempo, con trabajo, con muchas lagrimas y mucha nostalgia, fueron saliendo adelante. Por lo relatado por el único miembro de la familia del pueblo, que un día recaló en Argentina, como tripulante del barco en el que estaba empleado, y sobrino de los que habían marchado hacia tanto tiempo, pudo conocer por primera vez a sus familiares,  que enterados por carta, de que el barco en el que iba su pariente, recorrieron mas de dos mil km. para poder estar con el unas pocas horas, pudo comprobar que sus familiares tenían un vivir  bastante holgado, las fotos que se trajo para casa al regreso, así lo atestiguaban, de uno de sus tíos conoció por las fotos, una bonita casa con su jardín, incluso con su coche aparcado cerca de ella, algo todavía impensable en aquellos años en las familias del pueblo. En fin una vida normal hecha con trabajo, y en la que se podría decir que era  un buen vivir, pero en la que nunca se llegó a juntar el capital necesario para poder regresar a la tierra que tanto añoraron siempre.        
   Según el relato del que yo he tenido conocimiento, por esta misma persona, el encuentro fue muy emocionante, a la reunión  acudieron varios familiares, algunos directos, y otros por cercanía con la familia del muchacho. Las preguntas no daban tregua, todos querían saber muchas noticias de sus familiares del pueblo, ( Eran tiempos en que los adelantos que ahora tenemos de comunicación, podían sonar a ciencia ficción), y aunque por cartas podían tener algún contacto, este poco a poco se fue perdiendo , y muy de tarde en tarde, y solo por noticias muy importantes, podía reanudarse algo la comunicación, cierto es que siempre se los recordó, pero unos y otros se fueron resignando a que nunca mas llegarían a volverse a ver.
Todo esto es el preámbulo, para dar a conocer  una preciosa carta que me han mandado unas de las familiares que emigraron, hace mas de ochenta años, cuando en compañía de su madre llegó a aquel país siendo una jovencita. Hoy esta persona cuenta noventa y muchos años, y lo que es la vida, tuvo oportunidad de leer el relato en el que yo contaba las historias de aquellos emigrantes que marcharon muchos años atrás, y en el que ella se sintió muy identificada.  Cuando leyó el relato que, como digo, publiqué, hace unos meses,  su emoción fue muy grande, y a trabes  de su hija, se puso en contacto con otro familiar- ya lejano- pero con quien de vez en cuando siguen en contacto aquí en el pueblo, para que yo supiese de primera mano, sus vidas en aquellos lejanos países desde donde, a pesar de tantos años, siguen añorando, una tierra que nunca han olvidado, y a la que tanto quieren.
Pues así sin mas dilación transcribo lo escrito por Lola, que así llamamos, a esta lejana(en la distancia que no en el corazón,) pariente,  solo he introducido unas ligeras correcciones gramaticales, para hacer mas comprensible la trascripción del relato.

                         CARTA DE LOLA.


         Soy Maria Dolores Gutiérrez Fernández, nací en Celis, un 15 de Septiembre, de 1919, hija de Jacinta Fernández Pérez, y de Jesús Gutiérrez, Gutiérrez.
Mi padre a mi nacimiento, ya había fallecido, víctima de un homicidio, cometido entre la Coterona y el pueblo de Celis, siete meses antes, por una persona apodada "El Palancas". Según cuentan los diarios de la fecha,- cuyas copias poseo,- y donde mi presencia en el juicio, realizado en Santander, cuando yo era muy pequeña.
El lugar de mi nacimiento, fue en la casa al lado de la Iglesia de San Roque ( actualmente de Concesina y su hermano Jesús,) estando en dicho momento, mi tía Irene, madre de mis primas, Cortines Fernández.





EN ESTA CASA DE SAN ROQUE NACIO LOLA HACE 96 AÑOS.



PLAZA DE SAN ROQUE EN LA ACTUALIDAD.




 Mis abuelos fueron Agustina García, y Arsenio Gutiérrez, en ese momento en Argentina, y Antolín Fernandez, de Peñarrubia, y Laurencio Perez, ya fallecidos, al yo nacer. A mi abuelo Arsenio, lo conocí cuando llegué a Buenos Aires, quien desconocía  mi llegada.
Antes de ingresar en la escuela, me mandaban sola a llevar los corderos de mi madre a la cuesta. Mis primeros años de alumna, los hice en la escuela de la Herrería, siendo mi maestra, Doña Julia, pudiendo citar entre mis compañeras, a Remedios Abascal, a Gloria y Concha Cortines, de Riclones,  Lucinda Linares y demás chavalas de Celis, Celucos, y Riclones.  A la salida de la escuela, llevaba los corderos a pacer, para luego poder jugar.  En mi memoria, figuran los nombres de, Juliuca, hermana de Concesina, y otras niñas de Celis. Mi madre era hermana de Recaredo, que vivia en Tartagúl, -Argentina,- desde los 11 años, donde llegó, supuestamente como polizón, Irene Elena, Adolfo y Maximina, residentes en Tucumán, Argentina, casada en primeras nupcias, con Juan Gutiérrez, con un hijo nacido en Celis,-Eduardo-, hijo de Justo Garcia, y primo carnal de mi padre, y en segundas nuncias se casa en España con Juan Garcia, hermano de mi madre, y de Emilia Álvarez ( de la Calleja), y de Jesús, Pepe, Aniceto e Inocencio. Deciden Juan y Maximina, por pedido de Recaredo, residir en Argentina, donde aparentemente las condiciones de trabajo son mejores. Nacen en América, Pepe, Ricardo, Elvira, Elena, Armando, y Alfredo, quienes nunca conocieron España, considerándose muy Argentinos.
Recaredo en primeras nupcias, se casó con una nativa, argentina, de cuya unión, nacieron, Inocencio, Rita, Elena, y Luis.  Al quedar viudo, se casa con Amparo Gutiérrez, nacida en Rábago, hija del tío Gervasio, que vivia en la Barrua. Nacieron de esta unión, Amparo, hija única, y Recaredo, " El Pive".
Los hermanos de mi padre, eran José "Pepito", Delfina, Josefa, -fallecida hace poco a los 102 años en Bilbao, y Augusto, quien después de vivir en Acegio, se radicó en, Coronel Boar, provincia de Buenos Aires, quien tenia un almacén, de ramos generales, y se unió a una nativa, sin dejar descendencia.
Mis vacaciones en este lugar, era para hablar con mi abuelo, y hacerlo cantar canciones montañesas, ( ya padecía demencia senil, y toda la noche, se la pasaba cantando.
 A los doce años, fui con Doña Julia, a una escuela, en la provincia de Guadalajara, quedando mi madre sola al cuidado de los animales, y tierras. En las vacaciones, volvía a Celis, debiendo, ser yo quien cuidaba a los animales. Mi vida en ese tiempo era el juego, sin gustarme nada el cuidado de las ovejas.  Luego de mucho estudiar, con los esfuerzos de mi madre para ello, pasé a Madrid, donde me especialicé, en taquigrafía, y mecanografía, las cuales me sirvieron mucho para mis posteriores labores en América.                                                    
Alos 16 años, empujadas por la situación crítica en España, y las buenas noticias de Maximína, embarqué en Cádiz, el 17 de Enero del 36, en el Cabo San Antonio, de la Compañía Ibarra, acompañadas en el viaje por Jesús Cortines Fernández. Nos despidieron Lito Cortines, y Manolo Pérez Gómez, entre otros.
Desde ese momento, llorando hasta la presente, me acuerdo con añoranza, cada día de mi tierruca.
CABO SAN ANTONIO


                    INTERIOR CABO SAN ANTONIO

 El tres de Febrero conocí por primera vez a mi abuelo Arsenio, que vivía en Buenos Aires, solo, en la calle, San José, 1644, trabajaba en una fabrica de quesos de unos italianos, llamada Luis Maguasco, y Cia, muy renombrada hasta la fecha. Mi abuelo hizo que me colocarían en una sucursal de Tucumán, recién abierta, despues de haber trabajado durante unos meses en la tienda Casa Boss.  Me retiré de Maguasco a los 61 años, después de 45 años de trabajo.
A la llegada a Buenos Aires, el 2 de Febrero, donde tomé  un tren hacia Tucumán, llegando el 4 de febrero, ví en la Banda Santiago, del Esteroa, un celorio.  Eduardo García Fernández, primo por ambas partes, quien pasó a ser mi primo preferido, aunque el, poco se acordaba de su tierra, y nada preguntaba.
Pasé a vivir en una habitación que alquiló mi madre a Maximina en la Calle Bolivar 948, luego nos fuimos a la Avenida Belgrado 1900, casa de Don Neno, un italiano que nos quería mucho. Era vendedor de pan, en una "jardinera" tirada por caballos. Un día nos ofreció unas habitaciones para alquilarlas, y nos trasladamos a la Calle Santa Fé 1623, allí pasaba las tardes, después de salir del trabajo, paseando con Elvira, yendo todos los días al cine Reggio, propiedad de Eduardo Garcia.
En las vacaciones, iba a Buenos Aires, donde visitaba a muchos parientes, llegados antes que nosotras, y frecuentábamos a muchos de ellos apellidados García ,García Emeterio, con cuyos descendientes estábamos en contacto. Un nieto suyo Guillermo, fue a conocer los orígenes, hace aproximadamente 8 años , coincidiendo con una estancia mía en Celis, viaje que no olvidaremos.
Al terminar la Guerra civil,  llegó acá, Concepción Pérez Gómez, "Chistu", con sus hijas Carmina y Maria Paz. Se establecieron en la provincia de la Pampa, para luego pasar a Río Negro.  En Allen, a los 14 años, fallece Maria Paz. Mi madre y yo íbamos todos los veranos, a pesar de estar a 2400  km. en tren.
 Los paseos por las chacras de manzanas junto a Carmina, eran de película. Jesús fallece en General Roca 5 años después de Maria Paz.
En el mes de Abril de 1950, en la calle Congreso, a la salida del trabajo, escuché una voz cantando, "Viva La Montaña viva", razón por la cual me acerqué a este hombre, y le pregunté de donde era. Me contestó que de Burgos, se llamaba Basilio, González Serrano.  El había, llegado en Noviembre del 49  a Buenos Aires, donde tenía un hermano, Mariano, y una sobrina Ángela.
Decidió trasladarse a Tucumán, donde había conseguido trabajo en su oficio de carpintero, viviendo en hoteles con tres españoles republicanos, quienes después emigraron a Venezuela.
El 23 de Mayo nos casamos,  en la Iglesia de San Juan de la Cruz, siendo mis padrinos ,Eduardo García y Elvira Gutiérrez.  Teníamos previsto ahorrar, y volver a España. Nació de esta unión, Carmina, y a los dos años, Basilio, contrajo tuberculosis, contagiada, probablemente durante la guerra, razón por la cual, nos comimos los ahorros, y nos quedamos en la Argentina.
Mi madre sufriendo del corazón desde hacía mas de 10 años, fallece de peritonitis, cuando ya teníamos nuestra propia casa en Monteagudo 1848, un 31 de Mayo del 58, sin haber podido volver a España. Su contacto con la Tierra, eran, la radio, y las cartas de Vicente Fernández Gómez, verdaderas historias, de cada uno de los vecinos del pueblo. Yo siempre las esperaba, pues eso me mantenía viva en Celis y en mi Montaña. Adelina, su hermana, también solía escribirnos, cosa que me llenaba de gozo.
Basilio regresó por primera vez a España, en la década del 60, a ver a su madre. Visitó Celis, y se enamoró del pueblo, siempre lo recordaba, y cantaba sus canciones, " Salí de mi casa un día.."   En el año 70, volví a mi Tierra por primera vez, junto a mi hija Carmina y una amiga, Clarita. Pasamos un mes en Madrid, donde conocí a mi suegra Antonia y familia de mi marido, radicada en Quintanilla de Vivar, (Burgos).  Mis regresos eran melancólicos y dolorosos, pues no sabía si podría volver, pero nos trajimos un poco de tierra del lugar, la tenemos en un cofre, la usamos por primera vez, en el entierro de Basilio, quien murió con problema senil, y recordando a España, y a sus hermanos, a los que confundía conmigo, y los llamaba muy seguido.
El destino me permitió volver varias veces, y Dios me concedió buena salud, y una memoria privilegiada, la cual pude inculcar en mis nietos historias de la tierruca y amor hacia ella.
Carmina, Maria José, y José Maria, pudieron obtener la doble nacionalidad, y conocieron esos lugares, tan recordados y amados.  Un día, Concepción Cosio Linares,( Conchi) , nos envió, varias direcciones electrónicas, muy valoradas por mi. La de Mari Pérez. de Celis, un video de los armadores de albarcas,( extraordinariamente explicado por Manolo Cosio), y las voces con las canciones montañesas, de el grupo de hijos del hermano de Conchi.  Las lecturas de Mari, en su página, me acercan cada vez mas a mi Tierra. Por esta razón, decidimos , Carmina y yo, redactar lo que voy recordando, para ayudar a los jóvenes a revivir la Montaña pasada, y amar la vida en la Montaña actual.
Queremos hacer un aporte, a una de las páginas de Mari, en "Las historias de mi valle", donde colocó unas fotos nuestras. En varias está Servando, Gutiérrez Cortines, quien viajó en el "Cabo San Roque" hacia Sudamérica

CABO SAN ROQUE EN BUENOS AIRES

 En uno de esos viajes, quedamos Carmina Cortines, nosotros y Tino Cortines Fernández, ( quien nunca regresó a España) y murió en soledad de parientes, en Caranda, Santa Fé,( Buenos Aires.)
Allí pasamos unos días inolvidables, acosando a Vando a preguntas, de todos, y de todo. A el lo volvimos a ver en Madrid y en Celis.
            

LOLA, SERVANDO Y CARMINA EN BUENOS AIRES          

   
  GRUPO FAMILIAR EN LA PLAZA ROSADA.
 Quien vino a Tucumán una vez, y yo no llegué a ver,  pero si Jacinta, -mi madre-, fue a Ceto, Álvarez, Gutiérrez , a conocer a su tío casado con Maximina.
     
                                           FINAL DEL RELATO                   

      Así terminan los recuerdos, que he intentado transcribir lo mejor que he podido, creo que  Lola, y su hija Carmina, verán reflejados todos estos los recuerdos, que Lola ha ido acumulando en su dilatada vida. Ojala esa vida se alargue muchos años mas. Hacen falta recuerdos como los tuyos, para que no se pierda la memoria popular. Muchas gracias por querer compartirlos en las "Historias de mi Valle". Un abrazo.
                              
  MARI PÉREZ. DE CELIS.                               
                                  



viernes, 1 de mayo de 2015

UNA LEYENDA EN EL TIEMPO


HOLA AMIGOS,
                        
Cuando he abierto mi blog para dar salida a un nuevo relato, la idea que tenía en mi mente no era sobre el que estoy escribiendo, sin embargo, como a veces me pasa, parece que mi mano y mi cabeza me guían por otro sitio.
No es la primera vez que al empezar la escritura, el pensamiento, o la memoria me traen recuerdos de algo que empieza a darme vueltas, sobre otros temas que nada tienen que ver con lo que ya tenía medio esbozado, así que me he vuelto a guiar por otra nueva intuición, y voy a relatarles una historia que hace muchos años viví junto a mi hermana Carmina, cuando siendo las dos muy jóvenes trabajamos en Santander en un colegio cuidando niños,(en este caso eran todas niñas) cuando la Obra fundada por Don Daniel García, acogía a todos los chavalucos mas necesitados de la provincia, en los colegios de dicha  Obra. Eran los primeros años de la fundación de de la Obra San Martín.
Sin embargo, aunque el arranque surja de aquí, no es nada relacionado con este tema lo que me mueve a escribir este relato,  que por otra parte ya había publicado en alguna ocasión, como un pequeño homenaje particular a la memoria de una de las personas mas solidarias que ha dado nuestra Tierra de Cantabria.
Todo sucedió una noche en que una vez habíamos acostado, ayudadas por las monjas que atendían el colegio, a las mas de cuarenta niñas que teníamos a nuestro cargo, fuera de las horas lectivas. Una vez acabada esta obligación, mi hermana y yo solíamos quedarnos en el gran salón, que hacía de comedor y sala de juegos, charlando de las incidencias del día, y también para  ver los programas que daba la televisión, en aquella primera ( y única) cadena que,- si no lo impedía alguna circunstancia climatológica- podíamos entretenernos viendo. Hoy parece imposible, dados los avances de cualquier tipo que tenemos,- pero sobre todo de alta tecnología,- que hace cuarenta y tantos años, la sola contemplación de un único canal de televisión, nos hubiese marcado en tantos sentidos, y con ello me estoy refiriendo a lo mucho que aprendimos la gente de aquellas generaciones con aquel aparato, desde el que podíamos contemplar un mundo que hasta hacía solo unos pocos años, nos era tan desconocido.
Esa noche como digo, nos quedamos un rato mirando la tele, solo nosotras dos, pues las monjas solían ver también algún programa, pero en una pequeña salita, en lo que debía ser como una especie de retiro, dado que la orden de su congregación, les exigía unas normas que eran de obligado cumplimiento, sea por esto, o por alguna otra circunstancia que ya no recuerdo, lo cierto era que estábamos encantadas de tener aquel tiempo de tranquilidad para nosotras después de la cena, y de haber dejado descansando a las niñas.
Y fue en una de esas sesiones de televisión, cuando una de esas noches, pasaron una obra de teatro de aquellos recordados “Estudio I” en los cuales los grandes actores de nuestro país, recreaban las mejores historias de nuestros dramaturgos mas famosos. Estas obras de teatro fueron durante unos cuantos años la mejor escuela cultural, para que,- sobre todo en las zonas rurales,- poder tener un día a la semana la oportunidad de ver por televisión, las obras mas importantes.
Fue aquél un tiempo como digo de mucho aprendizaje, los pueblos, bien es cierto, no eran ignorantes de muchas de las obras que la televisión nos enseñaba, todos recordamos, -los que tenemos cierta edad,- aquellos teatros ambulantes, que bien avanzada la posguerra, recorrían los pueblos de nuestras provincias, primero en grandes carretones, y mas tarde en algún viejo camión, con un planten, que casi siempre era familiar, para, en algún local mas o menos cubierto, o en alguna plaza, si esto no era así, poner unas lonas que protegiesen el espectáculo que tocaba representar.
Las gentes, grandes y pequeños, acudíamos a ver estos espectáculos, llenos de expectante curiosidad, y así, sin siquiera darnos cuenta, empezaron  a quedársenos en la memoria nombres de autores, que nos enseñaban un mundo, histórico, o de fantasía, con el que la gente que lo escuchaba, podía dejar que su imaginación, pusiese el resto de su parte.   Solo años mas tarde, y cuando ya la televisión empezó a entrar en nuestras casas, la memoria nos trajo el recuerdo de aquellas historias que habíamos visto en los teatrillos de nuestros pueblos, escenificadas por aquellos ambulantes “titiriteros,”y con ello también recordamos los nombres de dichos autores. Yo recuerdo como siempre, antes de empezar la función, el que hacía de maestro de ceremonia, salía al escenario para explicarnos de forma sencilla, el tema de la obra, y también de la misma forma nos hablaba de su autor, o autores, por ello cuando pasados los años pudimos contemplar estas obras en la televisión, todos estábamos mas o menos familiarizados con esos nombres.
La historia que vimos esa noche mi hermana y yo, era un relato histórico, que durante mucho tiempo comentamos y recordamos. Lo extraordinario es que después de tantos años, al venírseme a la memoria la siga recordando tan vivamente, se llamaba “Corona de amor y muerte,” y su autor era uno de los mejores dramaturgos que haya dado la literatura de nuestra tierra, Alejandro Casona.





Seguramente cualquiera de las obras teatrales de este autor, puede ser mucho mas conocida que este drama, sin embargo son los amores desgraciados los que por alguna razón se hacen inolvidables, y si no ahí tenemos a Romeo y Julieta, Abelardo y Eloisa… los amantes de Teruel, Juan Diego Martínez de Marcilla e Isabel de Segura… En este caso lo que la televisión nos relataba esa noche, era la historia de amor del Infante Pedro de Portugal, que mas tarde seria Rey de este país como Pedro I, con Inés de Castro, noble gallega, y la hi 
storia data del bajo medievo, concretamente del 1300.
Este infante era hijo y heredero del Rey de Portugal, Alfonso IV “el Bravo.” Se enamora el príncipe  de la hija natural de Pedro Fernández de Castro, perteneciente a la corona de España. Se sabe poco de su infancia, se cree que fue educada junto a la que sería Reina de Portugal, y prima suya Doña Constanza, hija del Infante Don Juan Manuel de Villena.  Doña Inés era integrante del séquito que acompañó a Doña Constanza cuando esta se desposó con Don Pedro, con la que por cuestiones dinásticas la habían prometido.  Doña Constanza, supo de los amores de su esposo con su pariente Doña Inés, por cuyos celos siempre la consideró la prostituta real. Pasados unos años murió Doña Constanza del parto de un hijo.
Doña Inés fue siempre repudiada por los nobles de la corte portuguesa, sus hijos fueron
considerados ilegítimos, y con ello también siempre se atrajo el repudio del Rey Don Alfonso IV,  pues al ser su hijo heredero de la corona, no consideraba digna de él a la que era su amante.  


                                                                                                           


Con este ambiente tan hostil, Don Pedro decide casarse en secreto con la que el consideraba ya su esposa, para una vez fuese proclamado Rey, nadie pudiese negarse ante los hechos consumados. (Habían pasado unos años de la muerte de Doña Constanza,) y con ello, aunque fuese en secreto, daría legitimidad a la que era la madre de sus cuatro hijos, -fueron cinco pero uno de ellos, Alfonso, murió al poco de nacer.-
Los nobles portugueses no dejaron de intrigar, para que el Rey, padre de Don Pedro, condenase a muerte a Doña Inés, tal era el odio que les inspiraba la que ellos consideraban una advenediza, y eran además enemigos de los Castro, la familia gallega  de Doña Inés.  Por ello aunque este se resistía a ordenar su muerte, por considerar que Doña Inés al fin y al cavo era inocente de toda culpa,  tampoco fue suficientemente firme en imponer su autoridad.



     


El drama se desarrolló un día en que el Rey,  aprovechando que su hijo estaba ausente organizó una cacería muy próxima a la finca donde se encontraba Doña Inés con sus hijos. Enterada esta de la proximidad del Rey, y temerosa de lo que pudiese suceder, salió a su encuentro acompañada de sus hijos, suplicando clemencia, pues temía por las intenciones que pudiesen traer, este se conmovió con las lagrimas de Doña Inés, y decidió marcharse sin hacerle ningún daño.


                      

 Entre los caballeros que clamaban por la muerte de Doña Inés, tres eran los que mas hostilidad tenían hacia ella, Alfonso Goncálvez, Pedro Coelho y Diego López Pacheco, como digo, enemigos declarados de la familia de los Castro, y que estaban persuadidos de la influencia que llegaría a tener esta familia en la Corte cuando reinase el infante Don Pedro.
No se sabe a ciencia cierta pero parece que estos influyentes personajes, con, o sin el consentimiento Real, se llegaron a la finca de Doña Inés, y la dieron muerte a puñaladas.
La  Historia nos dice que cuando Don Pedro supo del tremendo crimen, su dolor fue inmenso, y también la leyenda dice, que llevó a cabo su venganza cuando pasados unos años, a la muerte de su padre, subió al trono. Mandó exhumar los restos de la que fue su esposa, sentó su cadáver en el trono, la mandó coronar como Reina, y dio orden de que fuese rendido vasallaje por todos los cortesanos del Reino, desfilando ante su cadáver besando su mano. Costumbre por otra parte, cuando eran  coronados los Reyes en aquel tiempo.

Después mandó arrestar a los tres instigadores de la muerte de su esposa, los cuales expiaron tremendamente su crimen, Pedro Coelho, y Álvaro Goncalves, al primero se le mandó arrancar el corazón por el pecho y al segundo por la espalda, Pacheco, el tercero pudo escapar y no se encontró su rastro, se cree que huyó a Francia.
Los funerales que el Rey mando que se hiciesen por el alma de su esposa, fueron regios, después su cuerpo fue depositado en una suntuosa tumba de mármol blanco, con su figura coronada como Reina, que su esposo mandó construir para ella, y muy cerca mandó que se edificase otra para el día que el  muriese, también dispuso que las tumbas con sus efigies, se tocasen por los pies, en su deseo estaba, que el día de su resurrección, lo primero que viesen sus ojos fuese el rostro de su esposa Inés.



            

  
Además de los recuerdos que yo pudiese tener de lo visto en su día de ésta obra teatral, he buscado en las biografías de estos personajes, pues quería ser lo mas exacta posible, sobre todo en nombres y fechas, y siempre lo digo, no hay como buscar en los libros para que estos nos presten toda su sabiduría, y para esto tengo la mejor enciclopedia temática. Sin embargo es en las referencias de las biografías encontradas en internet donde he podido encontrar y completar, la historia que hace tantos años pudimos contemplar en aquellos pases teatrales de Estudio I, en la I, y única cadena de TVE, que hubo en España.
Sus descendientes no ascendieron directamente a ningún trono, pero tuvieron mucha influencia y alianzas con todas las realezas europeas, y sobre todo en las coronas de Castilla Aragón y Portugal, llegando por lo menos la quinta generación, a emparentarse con los Hansburgo de Austria, pero esta ya, será otra historia.      
Seguramente el relato que he escrito no tiene ninguna relación con lo que puedan ser en si, “las historias de mi valle”, sin embargo si la tenemos, mi hermana y yo, quienes aquella noche, vimos por la primera cadena de televisión en aquellos años, esta preciosa historia, y también el que en mayor o menor medida el apellido Castro, tenga una rama muy importante en nuestra provincia. Por una causa o por otra, me siento muy a gusto resucitando  unas vidas que también es bueno conocer, si esta a sido de vuestro interés, con mucho gusto relataré alguna mas de estas históricas leyendas, pues aunque alguna vez las hallamos podido escuchar, se nos pueden haber perdido en la memoria,  por eso si estáis interesados los que leéis mi blog,  en conocerlas mejor, me ponéis una respuesta, yo os prometo relatar alguna de ellas,
                                                                                          

 Un saludo.

 MARY PÉREZ ,
            DE CELIS.