sábado, 28 de abril de 2018

LAS HUELLAS DE SUS PASOS


Este nuevo relato, quiero que sea un recuerdo a toda esa gente que vivió entre nosotros, que nos dejaron sus historias, sus vivencias, sus recuerdos, su paso por nuestros pueblos, por nuestros montes, por nuestros invernales, por esas camberas que hace años, en su mayoría, se han perdido tragadas por la maleza y el abandono.  

Fueron personas vecinas, conocidas, amigos, familiares, compañeros de luchas, de trabajos, de sacrificios, de necesidades, también seguramente de algunas alegrías. Fueron gentes que nos precedieron en el tiempo, que vivieron entre nosotros, que nos enseñaron sus costumbres, y que supimos de sus penas, y sus buenos momentos, aunque tal vez por los tiempos en que les tocó vivir, estas alegrías fuesen las menos.

Muchas veces, al hacer un repaso de toda esa gente que conocí, me doy cuenta de cómo la rueda de la vida, a medida que los años van pasando, se hacen muy lejanos en el recuerdo. Y sin embargo, cuando comentamos muchas de las historias que a través de los años tenemos de ellos, de las cosas que ellos transmitieron, ese recuerdo va surgiendo, es cuando me doy cuenta de que siguen ahí, que siguen teniendo una enorme presencia en la vida de nuestros pueblos.

Porque estas historias y estos recuerdos de las gentes de nuestros pueblos, que vivieron a nuestro lado, no son solo las de un pueblo en concreto. Yo puedo rememorar las vidas de las personas que yo conocí, pero, como ya he comentado en otros de los escritos que os he relatado, la vida de cada pueblo es la que conoce la gente que los habita, las gentes que lo vivieron, y son ellos, y solo ellos los que conocieron esas vidas y esas historias.

 Cuántos de nosotros,- sobre todo los que ya tenemos una cierta edad,- no recuerda a esas personas que cuando éramos muy pequeños nos parecían ellos muy mayores. Y tal vez lo fuesen, o quizás no tanto, pues si hay algo cierto, es entre otros, el gran salto que la vida, y las costumbres de nuestros pueblos, han experimentado. Pero teniendo en cuenta que esos cambios los hemos ido notando en un tiempo relativamente corto, (y digo corto por que fueron los muchos años anteriores, los que parecían muy inamovibles) es cuando mas nos damos cuenta de ese cambio. 

Una inmovilidad anterior,  que se hace más notoria, por  el gran vuelco comparativo que con estas costumbres actuales podemos contar, y que se pueden situar entre los últimos cincuenta, cuarenta, e incluso para muchas cosas en los treinta últimos. No están tan lejos, sin embargo son en estos últimos años, donde la vida ha experimentado un cambio, tan grande,  como si se le diese vuelta a un calcetín. Y no digamos ya, lo que este tiempo en que todo lo nuevo, digitalmente hablando, hemos ido descubriendo. 

Yo por ejemplo, en mi vida se me habría pasado por la cabeza, que un día  estaría recopilando todas estas historias en un aparato (que por cierto con los adelantos del día a día, es mas viejo que la tarara) pero del que si me dicen en mi niñez que un día yo estaría transmitiendo a través de él estas historias, pensaría que alguien se estaba volviendo loco.

Como digo, ¡cuántos de nosotros recuerda, por ejemplo a Indalecio, (Lecio) al que siempre se le conoció como “ Zorrilla”!, un pobre hombre que paso por una vida de trabajos, de carencias de todo tipo, pero sobre todo de una gran falta de cariño y atenciones, de soledades y seguramente de mucha miseria, y que se acentuó mucho mas, con un matrimonio lleno de humillaciones y penalidades. 
 ¡Quién no recuerda, como otro ejemplo a la “Niña”! una pobre mujer, que aunque tuvo varios hijos, siempre se vio sola para poder mantenerlos,- y eso de mantenerlos es un decir,- la mayoría de las veces seria la caridad de sus vecinos quienes les quitarían algunas hambres. 

No quiere esto decir que su madre no hiciese todo lo posible por alimentarlos, pero como digo, una mujer sola, sin nadie que la amparase, con el cielo arriba y la tierra abajo, trabajando, cuando había algo en que trabajar, de jornalera en el campo de algún vecino que pudiera permitírselo, seria todo lo que de economía pudiese entrar en aquella mísera casuca donde podía tener, por lo menos, un techo para cobijarse. Y como estos dos ejemplos había algunos más, pues, aunque eran tiempos de muchas carencias, si por lo menos en las familias había tierras y ganados para salir adelante, estas carencias podían ser mas de faltas de mercancías canjeables, que de alimentos básicos. 

Y al hablar de mercancías, me estoy refiriendo a lo que en aquellos años se podía encontrar en los comercios del pueblo. Estos comercios, (mejor sería llamarles tiendas, o tabernas para todo,) pues lo mismo se podían comprar algunos productos de primera necesidad, como era el lugar donde los hombres recalaban, sobre todo al caer la tarde, a tener un rato de tertulia, tomándose unos vinos, o jugando unas partidas de cartas con algún vecino, y era lo único que había en el pueblo, como digo, para comprar lo mínimamente necesario.  
    

 No fue una vida fácil, y los pasos de muchas de esas gentes que vivieron entre nosotros, me gustaría que sirviese para que ese recuerdo no se pierda para siempre. Ellos nunca tendrán ningún homenaje, nunca tendrán una calle con su nombre, su trabajado paso por las calles del pueblo que les vio nacer, será lo que quedará de ellos, solo un lejano recuerdo en su familia, y algunas anécdotas contadas, y transmitidas de unos a otros, en las reuniones familiares de hace años, en aquellos laboriosos días de la hierba en la agostada veraniega, o puede que en las frías tardes invernales al lado de los tizones de las viejas cocinas.Y esto dicho hace años, pues por perder, se han perdido hasta dichas reuniones familiares, pues lo cierto es que ya ni eso queda, y con ese transmisor vocal con el que siempre se comentaban las cosas de nuestros pueblos, hace ya muchos años que a las nuevas generaciones les dejaron de interesar, pues lo cierto es que nadie habla,- y casi ni se acuerda - de aquellas vidas, y mucho menos de sus circunstancias en el tiempo que les tocó vivirlas.

Todos se fueron hace ya muchos años. Otros en fechas mucho más reciente. De estos seguramente quedaran algunos recuerdos, entre los  que tenemos ya una edad, pues con esa falta de interés, que actualmente se tiene por saber de las historias de nuestros mayores, solo vamos quedando los que todavía, gracias a que tuvimos interés por conocerlas, las podemos recordar,  pues  ahora la vida va tan deprisa, que ni tiempo se tiene para las charlas familiares y,…  si nadie lo remedia, cada día se va a tener un menor conocimiento de las historias de nuestros pueblos y nuestras gentes.
Yo misma me doy cuenta muchas veces, de que me faltan muchas de esas personas mayores, a las que  siempre había recurrido en busca de información,  cuando al relatar algunos de mis escritos, me surgían algunas dudas, eran esas vecinas que por su edad, tenían conocimiento de aquellos parentescos muy lejanos de unos con otros. También eran un pozo del saber popular de sus vidas, de sus dichos, de sus expresiones,  

Por todo esto, y para que no olvidemos a tantas personas, familiares, amigos y vecinos, la mayoría con vínculos de parentescos, más o menos lejanos de unos con otros, es por lo que quiero que su memoria no se olvide para siempre. Sé  que son muchos, y que no todos estarán entre los que aquí les pongo nombre, pues siempre se pueden olvidar algunos. Sin embargo esto también puede ser bueno, pues será motivo de que los que lean esto, recuerden a los que puedan estar ausentes en el relato, y será muy de agradecer, que a quién le pueda interesar darle un repaso a estas letras, pueda comentar…¡¡Ah pero aquí faltan…tal o cual persona!!  O… tal o cual familia!! Pues eso será motivo de que todavía se les recuerda.   No hay como remover un poco las historias de nuestras gentes, para que el recuerdo de sus vidas salga a flote.

En un principio, la idea fue solo, referirme a los más mayores, y desde luego esa era la intención,   pero he preferido, en la mayoría de los casos, incluir al resto de familiares más allegados, al fin y al cavo, todos formamos parte de ellos, puesto que por los muchos años que hace que la mayoría nos faltan, muchas de las nuevas generaciones, no tendrán mucha idea del parentesco que tienen con las familias actuales. Sé que esto va a alargar mucho mas, la historia de nuestras gentes, pero he pensado que ya que voy a hacer este recopilatorio de la memoria, tengo que hacerlo también para los que nos vienen detrás, y es de comprender, que si no voy relacionando a los más viejos que murieron, con los que les siguen, muchas personas tampoco sabrán ni de quienes estoy hablando.

 Así que para hacer las cosas bien, y que puedan servir para que todos conozcan con quien y con cuantos estaban relacionadas estas personas, es por lo que alargaré sus entornos familiares.
Seguramente, al ir relacionando las familias, también, el relato de algunos de los personajes se entremezclaran, pero esto será inevitable, pues como ejemplo, en un matrimonio, hay dos familias diferentes, la paterna y la materna. Todo esto se irá desentrañando, y se hará mucho más comprensible, según se vaya avanzando en la lectura.
Por eso, y para hacerlo más comprensible, si por ejemplo se quiere conocer cada parentesco, si no se encuentra en la familia materna, se puede buscar en la paterna, o viceversa. Esto o cualquier otro dato de las demás familias que nos interese conocer.

De cada una de estas personas que hace tantos años  nos dejaron, suele haber asociadas a ellas algunas anécdotas, o algún rasgo característico. Por ejemplo, del tío Julio, “el de la Portilla” su alta estatura, y que yo recuerde, su sempiterna chaqueta negra, así como llevar siempre su camisa abotonada hasta el cuello. El tío Julio uno de los hombres más populares del pueblo, por regentar, junto a su mujer Amparo, la taberna de la “ Portilla.”  Julio y Amparo, vivieron unos años en Cuba, a donde habían ido contratados por unos señores que tenían propiedades en aquel país, y seguramente a su vuelta sería cuando se pusieron al frente de ese comercio.

   Lo dicho, un hombre muy conocido, y una buena persona. También sus hijos, José María- el hijo mayor, ya fallecido – Amparito, que va para noventa y dos, y Manolo, el más pequeño, y ya largamente octogenario, serian también participes del negocio familiar hasta que ellos mismos se buscaron su propia independencia familiar.   Amparito y su marido Francisco, heredaron el negocio de sus padres, el tío Julio y Amparo, y con ello siguieron la tradición tabernera de estos. También ellos fueron muy populares, y Quico, así llamado por todos sus parroquianos, fue también una persona muy querida en el pueblo.

   Negocio que hoy día, y con una gran remodelación, sigue llevando la hija de estos, Belén, junto a su marido, Jorge, los cuales  tienen dos hijos, Francisco, y Marta.  Un importante negocio familiar, con mucha tradición y solera.  Ojalá sea por muchos años más, que sigamos contando con lo que hoy conocemos como “Restaurante,  La Portilla.”   Amparito y Francisco, tuvieron dos hijos más.  El mayor, Javier, que vive y trabaja fuera, y está soltero.

  Y  Marimar, casada con Manolo,”El Nene”  hijo de otra de las familias del pueblo, de la que también relataré su historia.  Manolo y Marimar, tienen dos hijas, Marimar y Virginia, que ya tienen formadas sus respectivas familias. De los otros dos hijos de Amparo y Julio,  José María, se casó con Josefina, del barrio de La Venta. Vivieron desde que se casaron en Celis, en una casa de los padres de José María.  No tuvieron hijos, y los dos fallecieron hace años.

Manolo, el pequeño, se casó con Lolina, hija de Lecio García,  de cuya familia ya daré  referencias. Han tenido tres hijos, Amparito, Julio, y Sergio. Amparito se casó con un muchacho del pueblo de Cosío, y tienen una hija, Aurora, y una nieta.  Julio y Sergio, no se han casado, y viven en la casa familiar.     



Otra de estas  familias, muy reconocidas siempre en el pueblo, fueron Catalina y Jesús el “Pasiego”, dueños de la magnífica casa, “La Capellanía”, en la cual siempre tuvieron un excelente comercio, enfrente del cual tenían el local que mas vida dio al pueblo durante años. “El Portalón.” Un lugar de esparcimiento, que fue durante muchas décadas el baile del pueblo. Jesús y Catalina tuvieron dos hijos,  Ramón y Remedios. 

 Catalina y Jesús, fueron siempre gente acaudalada, pues además de este próspero negocio, eran dueños de importantes fincas y ganado, para lo cual siempre contaron con asalariados a su servicio,  para su mantenimiento. Como digo, tuvieron dos hijos.  Su hijo Ramón, era el que estaba al frente de la administración de todo este patrimonio,  así como del caudal heredado también por su mujer. Cuca.  Cuca era sobrina de Indalecio,  al que siempre conocimos como “El Indiano.”   El Indiano era del pueblo de Labarces,  y se  estableció en Celis al casarse con Isabel.

   Esta mujer era hermana de mi abuelo paterno, y por esas carambolas del destino, mi abuelo se casó a su vez con una sobrina del Indiano, también del pueblo de Labarces, con lo cual, mi abuela, pasó a ser, además de su sobrina, cuñada de su mujer.  Isabel – la mujer del Indiano -  convivió junto con sus padres, que tengo entendido, murieron siendo relativamente jóvenes, y con dos tíos solterones. La tía se llamaba Sofía, y su hermano, era notario de profesión.

   No era extraño hace muchos años, que los hermanos solterones, se quedasen a vivir en la casa familiar, aunque en esta viviesen también, una hermana o hermano casado.  Por lo cual, Isabel  al casarse con el Indiano, también continuó junto a su marido viviendo en dicha casa.  El Indiano y su mujer, al no tener hijos propios, les pidieron a mis abuelos que consintieran el que alguno de sus hijos, que también eran sobrinos, pasasen temporadas con ellos, pues eran familia con buen caudal, y algún día alguno de estos sobrinos heredarían dicho caudal. Así fue como mi padre, y algo después mi tía Cuca, empezaron a convivir con estos tíos.

 Al principio esporádicamente, y más adelante ya de forma permanente. Solo que con los años, y al casarse mi padre, y marchar de esta casa, la que siguió en ella, y estuvo al lado de sus tíos hasta su muerte fue mi tía.  Y con mi tía Cuca fue con quien se casó el hijo de Jesús, el Pasiego, pasando también a vivir el matrimonio en esta casa. También llamada la “casa de la Portilla, o casa del Indiano”.  Por  aquel entonces, creo que ya habían muerto los dos tíos solteros,  Sofía y el Notario, y poco más o menos en el tiempo, Isabel, la mujer del Indiano, la cual era todavía bastante joven. 

También murió muy joven Ramón, el marido de Cuca, y de forma inesperada, siendo un gran trauma para esta, que quedó viuda muy joven, y con cuatro hijos que sacar adelante. Cierto que con la inestimable ayuda de su tío el Indiano, el cual sobrevivió bastantes años a la muerte de su mujer, así como a los dos tíos de esta.  El tío indiano, fue un gran amparo para su sobrina, y un enérgico administrador del patrimonio, que por propia herencia, y por la del marido de su sobrina, económicamente, fue mucho más fácil superar el salir adelante tras su pérdida. 

 Pero solo en la parte económica, pues la muerte tan temprana de su marido, a mi tía le costó superarla muchísimos años.  Hoy ya pasados los noventa, y con sus hijos, Ramonín, Pepito, Machín y Juan Carlos, el más pequeño, pero ya en una larga cincuentena, vive en una tranquila madurez, (nunca le ha gustado la palabra vejez) visitada diariamente por todos sus hijos, y muy asiduamente por todos  sus nieto.

 Volviendo a la familia del Pasiego, de la que de algún modo forma parte esta historia, su otra hija,  Remedios, fue la heredera del negocio familiar  hostelero de sus padres, y que administraron tanto ella como Memes, su marido, cuando sus padres, ya muy mayores, lo pasaron a su hija.  Memes, el marido de Remedios,  nació en Méjico, donde su padre tuvo un gran caudal, el cual pasados los años, y al enviudar este, regresó toda la familia a la hacienda familiar de sus antepasados, en el pueblo asturiano de Bueyes. Pero esta ya sería otra historia.
 Lo que si dieron Remedios y Memes, fue  un gran impulso a este negocio, tanto del comercio, como del Salón de baile, el cual como apunto más arriba, fue el mejor lugar de reunión de toda la juventud de la comarca durante mucho tiempo, siendo la época mejor que conociese nuestro pueblo durante muchos años. Un gran fenómeno que será muy difícil que vuelva a repetirse. Todo esto gracias a la iniciativa y el entusiasmo del matrimonio que formaron Remedios y Memes, hija y yerno de Jesús y Catalina. “Los pasiegos”. Todos ellos desaparecidos hace ya años.

Del Matrimonio de Memes y Remedios, son sus hijos. Manuel Jesús, el cual desde muy pequeño convivio siempre con sus abuelos, pues hay que recordar, que recién casados sus padres se habían establecido en el vecino pueblo de Bielva,  donde tuvieron un  comercio de bar y hostelería. En ese pueblo fue  donde nacieron todos los demás hijos del matrimonio.

 Juan Ramón, María Rita, María Paz, y Rosa Mari, Armando el benjamín de la familia, nació unos años mas tarde, y ya en la casa familiar de Celis.   Una vez  jubilados, Jesús y Catalina  fue cuando volvieron a Celis, para hacerse cargo del negocio familiar. Este comercio, como ya he apuntado, siguió funcionando con Memes y Remedios al frente, durante muchos años más, y  fueron ellos quienes les dieron un gran impulso de modernidad como bar, y tienda para todo.

 Y junto con este negocio, el gran Salón de baile, ya mucho más renovado, y convertido en una importante sala de fiestas en los años setenta. Pasados los años, y ya también jubilados Remedios y Memes, se hicieron cargo de este negocio una de sus hijas, María Paz,  junto con su marido.  Para entonces, el salón de baile ya había cerrado sus puertas. El negocio siguió solo como bar durante varios años más, pero también a este local le llegó la hora del cierre. María Paz, y su marido, Fonso, contratista de obras, decidieron reconvertir la tienda y bar de la “Capellanía, en un hostal rural.  Y como tal sigue funcionando hoy día.Pero para el antiguo negocio, que tanta vida dio a este pueblo, no han pasado los años, es algo que para los cientos y cientos de personas, que un día lo disfrutamos, siempre lo tendremos en el recuerdo. 


Nada dura para siempre, solo esos recuerdos, y estos todavía están muy presentes entre todos nosotros. Esto llegó a su fin, porque  eran tiempos en que la juventud tenía mucha más libertad para moverse por otros lugares, quedándoseles el pueblo pequeño, con lo cual, y casi sin darnos cuenta, la vida tan activa que siempre tuvo este pueblo se fue perdiendo poco a poco.  Son muchas de las cosas que han cambiado en nuestros pueblos, una de ellas, estas pérdidas, que por lo demás, tampoco han sido para mejor, pues el pueblo nunca ha sido el mismo desde entonces.

 El local donde estaba el  gran “Portalón” tiene ahora otro cometido, y por cierto, no menos necesario en un pueblo.  Hoy, es regentado por una de las hijas del matrimonio de Fonso y María Paz, transformado en un buen supermercado, algo muy necesario en cualquier pueblo, esperemos que nos dure muchos años.

 Los otros hijos,  Fonsito y Lorena, también tienen ya encauzada su vida. Los demás hijos de Memes y Remedios, todos se casaron, y tienen también hijos y nietos. Manuel Jesús, el mayor, vive desde siempre en Barcelona, junto a toda su familia.  Juan Ramón, también ha vivido siempre, junto con su familia en Bilbao, aunque visita de vez en cuando el pueblo de sus padres.  Rosa Mary y la mayor de las hermanas, María Rita, enviudaron, jóvenes, María Rita hace muchos años.  Le quedaron dos hijas, ya casadas y con hijos.   Rosa Mary enviudó más recientemente, también tiene dos hijos, los dos casados y con hijos,  Armando, también se casó con una chica del pueblo de Rozadío. Actualmente creo que viven en Santander, aunque visitan mucho su casa del pueblo de Cosio. Armando y Sonia, su mujer tienen también una hija, ya casada.  Esto en cuanto a personas que por motivo de estos comercios, quizás fuesen con los que más trato tenían los demás vecinos del pueblo.

 Algo más tarde, otro buen local comercial también fue muy importante para la zona, fue este el Restaurante de “Casa Jandro” en el barrio de la “Coterona” nombre por el que también era conocido este lugar.  En la Coterona  había una bolera, frente por frente de la taberna, de la cual también eran dueños Jandro y Rosina.  Esta bolera, sirvió como punto de encuentro para importantes torneos de este deporte, muy tradicional en cualquier pueblo de nuestra provincia, donde este juego era muy recurrente, sirviendo como entretenimiento a los hombres en las tardes veraniegas.  Jandro y Rosina, fueron muy reconocidos además de  por su excelente bodega,  por la buena cocina, a la que Rosina, dio merecida fama.

Rosina era hija de Ricardo Cuenca y María , su mujer.  María tenía una hermana soltera, Rosa, más conocida como “Aya,” que también vivía en Celis, lo que no sé es si habría más hermanos, yo solo las conocí a ellas dos, y ya eran por aquellos años bastante mayores. Lo que sí recuerdo es que  estaban emparentadas con la familia de los Cortijo de Labarces, los mismos parientes del Indiano, pero por otra rama. Solo sé que María y Rosa, eran primas de mi abuela paterna, Indalecia, que como ya he dicho era también de Labarces.   Jandro, el marido de Rosina, era de una familia de Puentenansa, muy conocida en la zona, siempre fueron conocidos como los “pellejeros” pues esta familia, por lo visto, comerciaba con pieles. 

Tuvieron dos hijos, Rosa Mary, (Mary)  y Ricardo – Caito – el cual siendo niño, convivió siempre con sus abuelos María y Ricardo.   Cuando Jandro y Rosina se jubilaron, fueron su hija  Mary,  y su marido Serafín, quienes se hicieron cargo del negocio familiar. Caito, su hermano, se casó  con una muchacha de Pesues, donde ha vivido desde entonces. Creo que tienen dos hijas ya casadas.   María y Ricardo tuvieron otro hijo, Indalecio,  que vivió muchos años en Méjico. Vuelto a España, se casó con Lolita, una chica de Santander, y tuvieron una hija, Maloli, que ejerce de abogada en Santander. Maloli se casó con un muchacho de Potes, donde tiene, creo, un negocio de electrodomésticos , con lo cual viven entre ambas localidades.   

El motivo de que estas familias, sean las primeras del relato, es porque de alguna manera, ellas representaban los comercios, o negocios que mejor servicio prestaban al pueblo. No se puede olvidar, que han sido estos comercios y estos negocios, los que han dinamizado durante muchos años la vida de toda nuestra gente,  y  no solo de nuestro pueblo, sino de la mayoría de los pueblos vecinos. Casi diría de toda la comarca. Hoy, como referente de lo que fueron estos servicios, han sido, primero sus hijos, y actualmente sus nietos, quienes de alguna forma, están  tirando de esos mismos negocios, algo muy de agradecer, pues qué duda cabe,  es su forma de ganarse la vida, pero que gracias a ellos, y a tantos como ellos, nuestros pueblos  siguen teniendo mucha vida y actividad. 

Pero si de recordar personajes del pueblo se trata, hay muchos más.  Gentes que no serán recordadas por ninguna otra causa, pero qué – como digo- vivieron toda su vida entre nosotros, y de los cuales según van pasando los años, ya casi nadie recordará quienes fueron.
También he dicho, que faltarán muchos nombres, para mi será muy difícil recordar los más lejanos en el tiempo, pues también, y como ya apunto, me faltan las personas que me los podrían recordar. La mayoría ya han muerto, y eran mi fuente de noticias, cuando yo siempre acudía a ellas para pedirles información. Por suerte, sin ser muy mayores todavía queda alguna con buena memoria, pero son las menos, y siempre que no sean de demasiada antigüedad. Las que viven y son muy mayores, tienen su memoria muy perdida, suelen decirme cuando les pregunto,¡ Hay hija, ya casi no me acuerdo! Son muchos años, y la memoria me va fallando, esas familias y parentescos por los que tu preguntas, murieron hace muchos años, no me alcanza la memoria para tanto.

Por eso, y para que no llegue el día en que sea yo la que no pueda recordarlos, quiero dar algunos de sus nombres. Algunos serán ya muy lejanos, otros como he dicho, no lo serán tanto, pero estoy segura que muy pocos de los más jóvenes de cualquiera de las familias del pueblo sabrán quienes son estas personas. ¡Pues recordémoslos,!   Recordemos como empezaron las sagas de los que ahora estamos.  Es algo que creo que le debemos, ¡al menos recordar sus nombres!
Con la memoria del recuerdo puesto en las gentes que conozco, o que siempre he tenido referencias de ellas, (pues algunas ya habrían muerto cuando yo no había nacido)  o que, aunque hubiese ya “gateado” por este mundo, no pueda recordarlas  físicamente, solo deseo que cada lector, sea de Celis y su Concejo, o sea desde cualquier punto del lugar en que lea este reportaje, sitúe su pensamiento también, en aquellas personas de su entorno, que al igual que yo, puedan tener en su memoria, ya sé que puede sonar muy reiterativo, pero que dediquen un rato de vez en cuando a comentar con cualquiera de su familia,- sobre todo con los más jóvenes,- lo que esas gentes significaron en nuestra comunidad, en su familia, con sus vecinos, que se conozca con quienes estaban emparentados, cuáles fueron sus logros, sus trabajos, su relación con los demás, las ayudas que pudieron prestar, así como la que ellos prestaron.

 También que les hablen de la vida laboral dependiente de las empresas que formaron parte de la vida y el desarrollo de las familias en épocas pasadas, pero no muy lejanas.  A los mayores que todavía conserven sus dichos o anécdotas, es a los que más tenemos que preguntarles, en principio seguramente les costará un poco pues siempre se quejan de lo mismo, de que apenas recuerdan esas cosas, pero la memoria es, ( mal comparado,)  como un cuchillo, si no se afila, no corta.
Yo recuerdo mucho a las personas mayores de cuando era muy chica, pero es que en mi niñez cualquier persona que pasase de los cuarenta, ya era una persona mayor. Sin embargo en este relato, me voy a referir también, a esas gentes que hoy pasarían muy de largo de los cien años. ¡ Y hay muchísimas! Por eso empezaré por los recuerdos que tengo de los más mayores, muchos de ellos murieron siendo yo pequeña, otros ya en otras etapas de la vida, pero todos muy lejanos.

Con esta primera parte, doy comiezo este relato en la que espero, todos nos sintamos un poco mas cerca de todas las personas que formaron parte de esta historia. La historia de nuestro pueblo, una historia que mas adelante, me gustaría completarla con las vidas de las gentes de los otros pueblos del Concejo. Creo no moleste a nadie este recuerdo, para ello he recabado de las familias de estas personas que nos dejaron hace tantos años, momentos que recuerden de ellos, así como fotografias que cada uno pueda conservar a pesar de los años pasados. Ha sido una tarea que me ha llevado muchas horas de recopilación, y por ello lo mas fustrante ha sido el poco material que he encontrado.
Son muchos años, y las casas y las familias han dado muchos vaivenes, por todo esto, solo ruego que para aquellos lectores que tan amablemente han seguido mis historias, las historias de mi valle, no se sientan decepcionados, pues por esta escasez de material para poder ilustrarlo mejor, la que mas lo siente soy yo.
               UN SALUDO, Y HASTA LA CONTINUACIÓN DE LAS HISTORIAS DE NUESTRA GENTE Y PODER SEGUIR "LAS HUELLAS DE SUS PASOS"

4 comentarios:

  1. ─Bueno, parece que ya lo había leído pero no me acordaba. Claro citas muchas personas que yo no recuerdo, pero recuerdo a otras muchas que no citas. La primera que recuerdo es al fundador de "La Coterona" (casa Jandro). El fundador de "La Coterona" fue el tío Valentin ─un verdadero emprendedor, como se dice ahora─, era contratista de obras (en reparación de carreteras), compraba maderas, ponía un telón como restaurante en las ferias de San Miguel, y como corolario a todas su actividades se contaba una leyenda muy graciosa en que también había tomado parte. Se decía que en la Cueva da Chufín había un tesoro oculto debajo de una gran piedra, y allá se fue el tío Valentin con algún obrero y después de mucho trabajo lograron darle vuelta a la piedra; y ésta tenía un letrero que decía: "gracias a Dios y alabado que ya estoy del otro lado". Como de este te podría hablar de muchos más personajes que como tengo muchos años más que tú he conocido.

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  2. Paulino ya había comentado en el preámbulo del relato que muchos nombres seguramente se me quedarían sin nombrar, y no es que no quiera hacerlo, muy al contrario, ojalá me acuerde de todas las personas que componen los recuerdos que quiero dar a conocer. De todos modos serán los menos, pues he ido repasando casa por casa, y familia por familia. Precisamente del tío Valentín que tu me dices, si esta su nombre en el apartado de su familia. No recuerdo si con relación a ser el propietario de la casa de la Coterona, o solo como cabeza de su propia familia. Por eso ya recuerdo yo, que aquellos lectores que les parezca que faltan en una parte de la historia, seguramente lo encontraran en otra mas relacionada con ellos mismos, Por eso también advierto que las familias aquí nombradas son compuestas por padres y madres, y estos padres y estas madres, pueden estar integrados en sus propias familias de origen, aunque no sera muy raro, que de algunas halla hecho también el recorrido por la familia que despues han creado.
    Para que nadie se haga un lio, pogo como ejemplo: Mis abuelos Gervasio y Luisa, están nombrados en el recuerdo de sus padres, Luisa dentro de la de los suyos, Piana y Luis. y Gervasio dentro de los de la Herreria, Ricardo y Trini. Sin embargo ellos dos tambien tienen su propia familia, la familia que ellos han creado. Un poco largo, pero creo que entendible. un abrazo Paulino

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  3. Hola!! En la foto que salen panderetas qué se celebraba? Y de qué año es?

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  4. Pues de hace muchos años, seguramente de las fiestas de S. Bárbara que siempre se bailaban los picayos.

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