Hola amigos:
Hoy quiero incluir en este reportaje de “Las historias de mi
Valle” la experiencia de un bonito recorrido que hace tiempo he querido
realizar, pero que por las dificultades que dicho recorrido suponían, no
encontraba el momento de decidirme a emprender.
Sin embargo, como siempre le escuché decir a mi madre, el
peor puerto de cruzar es el de la puerta de casa, y después de animar a mis
amigas y cuñadas, para que me acompañasen, ellas muy animosas y decididas
estuvieron de acuerdo en que lo hiciésemos. Así que como lo que no se empieza
no se acaba, hoy, animadas por una tarde
templada, que es mucho mejor que calurosa emprendimos la aventura.
Cualquiera puede pensar, al hablar de dificultades, que lo que íbamos a emprender, fuese la
acometida al Himalaya. El amigo lector comprenderá que no será para tanto, sin
embargo, es un recorrido que entraña bastantes dificultades y no esta falta de
algunos peligros, cuando se contemplen las fotos seguro que muchos estaréis de
acuerdo conmigo, sin embargo somos unas
compañeras que sin ser inconscientes, si somos algo intrépidas,( que no
temerarias)y aunque esto sea lo menos importante, tampoco somos unas jovencitas
“ saltacabras”, por esa etapa ya pasamos en nuestros años mozos, solo baste
decir que la mas joven pasó la edad de la jubilación hace bastante tiempo.
Así que con mucho gusto, paso a hacer un relato en el que
las fotos realizadas desde los sitios mas vistosos del recorrido serán lo que
mejor ilustrará dicho recorrido. Espero que disfrutéis de todo lo que la propia dificultad de la etapa en marcha me permitió hacer.
SENDA MONTAÑOSA
QUE UNE LOS PUEBLOS DE CELUCOS Y OBESO-PEDREO.
Despues de este recorrido, que mas que eso fue una aventura,
llegamos a avistar Puentenansa. Todavía nos queda , una vez bajada la montaña,
un largo recorrido de casi una hora por la pista del monte que se ve en la
foto, y que nos acerca al pueblo de Pedreo, para una vez en el, seguir la carretera
hasta Puentenansa. Allí con un merecido descanso, nos tomaremos un cafetucho en
una de las acogedoras cafeterías, para, una vez descansadas y muy contentas por
el precioso recorrido, volver a nuestro pueblo, pero esta vez en coche y por la
carretera que un tiempo antes contemplábamos desde la montaña frente a
nosotras.
Solo me queda decir que fue dificultoso, y en momentos
bastante peligroso, pero que mereció la pena, creo que no se cuando, ¡pero
volveré!
Un saludo de MARY PÉREZ. DE CELIS.
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