Hola amigos.
Entre todos los artículos que he
escrito, ( algunos hace ya bastante,) en una publicación que se repartió hace
tiempo, y que muchos recordarán, ninguno dejó en mi tanta mezcla de recuerdos y
nostalgia de lo que fue la vida en nuestros
pueblos, y de la dependencia de
su trabajo en la minería.
Por todo lo que ello supuso, esta
crónica se la dedico a los muchos mineros, que durante tantos años vivieron,
sufrieron, tuvieron penas, y algunas alegrías, y también murieron, dentro de su
ciclo de vida dedicado a la minería.
Esta zona nuestra del Nansa, que como tal zona, englobó desde el
nacimiento del río, hasta su desembocadura en la entrada al mar, por la bocana
de Tina Menor, en el pueblo de Muñorrodero, en un recorrido que como todos los
que por esta comarca vivimos, nace en lo mas alto de las cumbres de Campoo, y
que todos conocemos como cuenca del
Nansa, los distintos pueblos que componen los Ayuntamientos de la zona central
de su recorrido. Sin embargo aunque su
fama le venga dada por la Empresa que aquí se creó hace muchos años, conocida
como “ Saltos del Nansa”, quizás su volumen de trabajo, no le vino dado por
dicha Empresa – no en su totalidad al menos,- sino por otra, que también empezó
su andadura, bastantes años antes que esta Central hidroeléctrica. Se trataba de la explotación minera que se
creó en los montes de la Florida, pertenecientes al Concejo de Celis, por la
Real Compañía Asturiana de minas.
Esta Empresa lo cierto es que los puestos de
trabajo que se crean para ella, son mas de los pueblos del medio y bajo Nansa,
y concretamente en el pueblo de Celis en casi todas las familias, directa o
indirectamente, había algún minero.
En alguno de los artículos que he publicado,
ya he hecho mención, a la gran suerte que tuvimos los habitantes de nuestra
zona, -y mas concretamente a los del Concejo de Celis,- y como zona hago
mención a la del Ayuntamiento de Herrerias, pues como digo, rara sería la
familia, - y en bastantes casos todos,- que no trabajasen cualquiera de estas
dos Empresas. Y con ello, y ser nuestros
pueblos netamente ganaderos, el trabajo mixto fue durante muchas décadas, de lo
que se vivió en toda nuestra comarca del Nansa.
Desde luego en la parte alta, digamos desde los pueblos de Polaciones, donde se
embalsa el mayor volumen de agua en su central de la Cohilla, pasando por La
Lastra, Tudanca, Salceda… Mas abajo Rozadío, Cosio, y Puente Nansa,-
quitando unos cuantos vecinos de Cosío- fueron mas los que trabajaron en la Empresa
Saltos del Nansa.
Estos mineros de Cosío, bajaban
todos los días, y según el turno que les correspondiese, en sus bicicletas,
haría frio o calor, viento o lluvia, y también algunas nevadas,- por cierto
cuando nevaba, este recorrido no les quedaba otra que hacerlo andando ,- hasta Celis, del que dista 7 u 8 km., para en
dicho pueblo poder dejar su rudimentario medio de transporte aparcado en algún
portal, y emprender andando los casi cuatro km. que los separaba de la primera
entrada al trabajo en los montes de La Florida, en su bocamina de “La isidra”.
Esto, si no tenían que seguir por un trayecto mucho mayor, por la de” La Cuerre”. O mas
costoso todavía, que su turno no fuese por las galerías de las de la “Plaza el
Monte”, por la otra vertiente de los montes de La Florida, que enlazaban en su
interior con las mismas minas. Unos km. mas abajo, la llamada de “Cereceu” ya en territorio
del Municipio de Valdáliga, todas ellas de la misma Compañía minera, pero
situadas en sectores distantes entre si, aunque comunicadas unas y otras
interiormente por sus galerías.
Las muchas familias de mineros de
estos pueblos, sabemos de lo muy duro y sacrificado que era su horario de
trabajo, fuese este de mañana tarde o noche.
Siempre se tenía que salir de casa con dos horas de antelación, pues en
la mayoría de las ocasiones, hasta que no llegaban al trabajo, no sabían por
cual de las bocaminas tenían que entrar, y por ese motivo la llegada al trabajo
tenía que ser puntual. Este recorrido
diario se hacía andando cuesta arriba, salvando esos tres o cuatro km . O
bastante mas, si como digo, la entrada la tenían por la bocamina mas alejada.
Y si costoso era ya esa subida
para llegar al trabajo, se puede uno imaginar en los días mas crudos del
invierno, cuando el agua, la nieve y las ventiscas, barrían las cuestas de esos
montes de La Florida. En la temporada
veraniega era mucho mas llevadero, pero no menos cansado, pues la mayoría de
estos hombres, ya llevaban a sus espaldas otros trabajos que se compaginaban
con el de la minería. seguramente ya habrían dejado algún prao segado para que
su familia lo pudiese atender en su ausencia, o aradas algunas tierras, o se
habrían pasado la noche en vela “apartoriando” alguna vaca. Y pobre del que en aquellos años no tuviese
alguna actividad complementaria, pues si lo cierto era que el sueldo de la mina
era fijo mes a mes, la mayoría de las veces era muy insuficiente para el
mantenimiento de las familias, que en aquellos años solían ser muy numerosas. Y
si era a la salida del trabajo, pues lo mismo, desde este, y sin siquiera pasar
por casa se iban directamente a algún invernal, en el que la familia llevaría
todo el día atendiendo el ganado y la hierba , y esperando que el llegase para
poder recogerla.
Sin embargo dicho lo cual, y
siendo muy cierto, que los trabajos eran
muy sacrificados, lo que no cabe ninguna duda, es que el trabajo en las minas
de la Real Compañía Asturiana, dio vida y prosperidad a muchas familias mineras
durante muchas décadas. Hoy con la crisis tan importante que está padeciendo nuestro país , hace que volviendo
la vista atrás, recordemos que a pesar de un trabajo tan duro como era el de la
minería, sepamos valorar lo que era una profesión, en la que era muy raro el
despido, tal vez inexistente, la mayoría de los mineros que se iban jubilando,
habían trabajado toda su vida en la mina, no habían conocido otro trabajo, tal vez
en muchos casos dejándose la salud, y también en algunos otros hasta la propia
vida,- en nuestro pueblo tuvimos algún caso,-
pero no menos duros que los que hace años trabajaban en las canteras, o
en cualquier otro trabajo no menos dañino,
y si no que se lo pregunten a los pescadores que a la amanecida salen a
faenar en sus pequeños barcos. O a los muchos emigrantes que salieron de
nuestro país a buscarse la vida, y después de muchos sacrificios, ni siquiera
lograron poder regresar a su tierra.
La minería también era tener vida
de compañerismo, en el que muchas horas
de faenar espalda con espalda en las profundidades de la mina, le abrías el
corazón al amigo, y se desahogaban muchas preocupaciones, algunas penas, y
también algunas alegrías. Ese mismo camino que había que recorrer, desde sus
casas por las cuestas que los acercaban al trabajo, era donde mas se ponía de
manifiesto ese compañerismo, cuando al ir encontrándose unos con otros, siempre
se esperaba al que, por cualquier motivo, quedaba mas rezagado. Ellos sabían
quienes componían el mismo turno, y así, una vez todos juntos, emprender la
subida a un trabajo que era para todos el sustento de sus familias.
Con los años fueron
introduciéndose algunas mejoras, y con las diferentes asambleas, informativas
que se convocaban, se llegó al acuerdo de contratar un medio de transporte, que
por las carreteras de los diferentes pueblos, con población minera, los pudiese
ir recogiendo, dado que desde el cruce que hay a mano derecha a un km. mas o menos, del pueblo de Labarces, en
dirección a Roiz, por la Collada de Bielva, el desvío se podía hacer por carretera hasta las minas. Esta carretera estrecha , y bastante peligrosa , dado su desnivel por
una empinada cuesta, se había construido
bastantes años antes para el exclusivo servicio de los transportes de las
minas, dado que incluso los mineros del pueblo mas cercano a ellas, -
Labarces,- lo tenían mas fácil por los senderos de los montes cercanos, que por
el recorrido mucho mas largo de esta carretera.
Después de muchas discusiones, se
pudo llegar al acuerdo de contratar un autobús, que trasladase a los mineros,
recogiéndolos por turnos, en las diferentes poblaciones mineras, este acuerdo,
bien es verdad, llegó cogido por los pelos, pues no todos los obreros estaban
de acuerdo en ser ellos quienes se tuviesen que costear dicho traslado, dado
que la Empresa, a la que a través de sus delegados, se le comunicó esta mejora,
se negó a ser ella la que costease dicho transporte. Hubo algunos enfados, pero
al final la mayoría llegó a la conclusión, de que ya estaban hartos de
caminatas, de mojaduras, de fríos, celliscas y nevadas, o de calores sofocantes
para llegar a las minas, y meterse a muchos metros de profundidad, en los fríos
y húmedos túneles de las minas, para, por lo menos, y dadas las mejoras
salariales conseguidas, en los últimos convenios colectivos, no tener al menos
la comodidad de un medio de transporte, que les ahorraría las largas caminatas
de toda la vida.
Después de esto, la vida de los
mineros fue tomando otro rumbo, la vida en la mina ya no resultaba tan
peligrosa, las inspecciones y asambleas informativas que se impartían, fueron
concienciando, tanto a los mineros, como a la propia Empresa de sus derechos y
obligaciones. Los salarios, que para un trabajo como el de la minería siempre
seria mejorable, se puede decir que era equiparable, o incluso superior, al de
los trabajadores de cualquier otra Empresa. Un economato que funcionó desde el
comienzo de estos trabajos mineros, surtía a las familias en todo lo necesario
para el sustento y complemento de estas.
Mucho antes de que se aprobasen
las pagas extraordinarias, las familias de los mineros, disfrutaron del llamado
“economato regalado” que llenaba en las
casas, las despensas de los mineros. Sería lo que mas tarde se pondría de moda
en las Empresas, como “ cesta navideña”. Consistía, en que por estas fechas, con un
número de productos básicos en la alimentación, se repartía entre todas las
familias de los mineros un lote importante de productos. Como dato curioso,
estos productos eran equiparables al
número de miembros de las familias, y se repartían por triplicado, así,
y como ejemplo, si una familia estaba compuesta solo por cuatro miembros a
estos se les repartían tres paquetes de arroz a cada uno, tres de azúcar, tres
de garbanzos, tres de latas de sardinas, de bonito de melocotón, etc,etc . Y
que conste que a estos lotes no les faltaba nada de cualquier producto
alimenticio. Por todo ello se puede cualquiera imaginar, que en las familias
muy numerosas, este lote les venía a solucionar la vida durante bastante tiempo,
lo cual en aquellos años no era poco,
pues lo que no faltaban en nuestros
pueblos eran familias muy numerosas.
Como anécdota, y algo que solo disfrutábamos las familias de los mineros,
entre este reparto se incluían dos tabletas de turrón, una del duro y otra
blando, ni que decir tiene que esto era todo un lujo en aquellos tiempos, pues
se completaba el lote, con una botella de cuartillo de anís del Mono, y otra de
coñac.
Como digo todo un lujo, pues las tabletas de turrón no eran comparables
a las que hoy se comercian, estas eran unas buenas tabletas, bastante mas grandes, y de inmejorable calidad, pero ya me
dirán lo que podía tocar en la repartición,
aquí lo malo sería, que a la mayoría les gustase solo de una clase,
aunque no era este el caso, pues era tan escasa la repartición que cualquiera
se conformaba con lo que les tocase, yo recuerdo haber escuchado a alguno de
los críos amigos, de una de esas familias mas numerosas, ( presumiendo un poco,) que ya sabía cómo
gustaba el turrón, pues a él le había tocado un “cachucu” cuando su madre lo
repartió. Los más pequeños siempre preferíamos el turrón duro, pues aunque el
sabor del tierno nos gustase mas, el otro, al costar morderlo, nos duraba mucho más tiempo.
Hoy todo esto parece tan lejano ……
Las familias ahora, le dan poca importancia ( sobre todo la gente joven) a esto
que vivimos los que ya tenemos una edad, yo estoy bastante harta de oír decir a
mucha gente, (gente que por otro lado pasó muchas necesidades en su día) que en
su casa a nadie le gusta el turrón, no es una crítica, en la mía algunos pasan
también de estos dulces, lo que a mí no me impide recordarles, que en los
tiempos que corren,(Dios no lo quiera) algún día pueden echarlo de menos, pues
todo lo da la abundancia, y que a ésta juventud nuestra, no les ha faltado de
nada, pero la crisis,- aunque ahora parece mucho mas llevadera,- puede volver a atacarnos. Eso cuando en
muchos casos todavía está ahí, y cierto es que hay familias que tienen muchas
necesidades y carencias. Familias que en muchos casos, nunca pensaron que eso
les podía llegar a pasar a ellos. Yo desde luego, será por que tengo presente las carencias que vivimos, sigo encontrando en el turrón uno
de los mejores sabores.
En nuestra vida familiar minera,
había una fecha, en la que todos los mineros se sentían orgullosos de serlo,
ese día era el de Santa Bárbara. Desde luego, si algo era emocionante en su
vida laboral, ese era el día de su Patrona. Una fiesta que era costeada por los
mineros en su totalidad, los mineros pagaban a “escote” una orquesta local, y
por la mañana encargaban al párroco del pueblo una misa muy solemne. A ella acudíamos con nuestros padres, todos
los hijos de los mineros, y toda la gente que ese día quisiera compartir con
nosotros, tan importante fecha. Yo
recuerdo como ese día, estrenábamos siempre algo, que nos habían confeccionado
entre mi madre y mi abuela, no en vano nuestra
familia era minera por los cuatro costados. En un momento de la celebración de la misa,
el coro parroquial, cantaba la canción que cada año, cuando era escuchada,
ponía un nudo en la garganta, y lágrimas en los ojos, de unos hombres que,
creyentes o no, volvían la mirada a la Imagen de la Santa, que ellos mismos
costearon con aportaciones de su sueldo, y que desde la hornacina de su altar,
los contemplaba, seguramente , dándoles fuerzas para el día a día de su
trabajo.
A TUS PIES MARTIR GLORIOSA,
TUS
MINEROS VES POSTRADOS
¡¡O PATRONA EN DON
ACEPTA,
DE SU AMANTE
CORAZÓN¡¡
SANTA BÁRBARA
VENDITA,
ANTE EL TRONO DEL
SEÑOR,
TEN PIEDAD DE LOS
MINEROS,
QUE TE INVOCAN CON
AMOR.Ç
Una vez acabada la celebración de
la misa, y para que nada faltase en ese día tan especial para ellos, un grupo
de jóvenes del pueblo, compuesto en su mayoría por familiares de los mineros,
bailaban la danza de los “picayos” con canciones alusivas a ellos y a su
Patrona.
LOS MINEROS CUANDO
BAJAN
A LOS POZOS DE LA
MINA
SE ENCOMIENDAN CON
FERVOR
A SU VIRGEN
PEREGRINA.
También demostraban la alegría
por su fiesta, convidando a todos los jóvenes a tomar algo en los bares del
pueblo.
Mas tarde, la comida en familia,
que ese día era muy especial, para después salir a tener un rato de tertulia
con el resto de los vecinos del pueblo.
Y ya, por la tarde, con la orquesta y el baile, poner el broche final a
una fiesta tan entrañable, por lo que
significaba para unos pueblos mineros, como eran los tres que componen el
Concejo. Y por supuesto para el resto de los mineros de
toda la comarca del Nansa, que esa tarde, después de las respectivas
celebraciones en sus pueblos, acudían
al baile que Celis organizaba para todos en el Salón del Pasiego.
Al día siguiente, volvería la lucha, volverían
los fríos y las humedades en las profundidades de las minas, pero el recuerdo
de su Patrona, también les daría las fuerzas necesarias para seguir
adelante. Hoy, los pocos mineros que van
quedando, y los familiares que los acompañamos, en la misa que todavía se celebra
en su honor, siguen emocionándose, sobre todo cuando con mucha sinceridad,
alguno de ellos recuerda que él, todas las noches, reza una oración a Santa
Bárbara.
Pasados los años, solo los recuerdos de lo que
fue aquella vida minera, acompaña a los que aún están con vida, todos ellos
dejaron en la mina los mejores años de su vida.
Con el tiempo, al cerrarse las minas de la Florida, los mineros, aunque muy menguada su plantilla, se pudieron
incorporar a las minas de la misma
Compañía en Reocín e Hinojedo, en el
término de Torrelavega. Por supuesto
supuso un gran inconveniente a las familias, que, en algunos casos decidieron
trasladarse a vivir en esta ciudad. Eran mineros todavía bastante jóvenes, y tal vez pensaron que a la larga, sus hijos encontrarían allí mas
oportunidades, los demás, siguieron con
los traslados en autobús en los turnos correspondientes. Pero estaba cantado
que la vida de la minería tocaba a su fin, y cuando pasados unos años, la
Empresa,( que ya no pertenecía a la Asturiana de minas) echó el cierre, los
pocos mineros que quedaban en plantilla, en líneas generales, aceptaron la
jubilación. Fueron jubilaciones muy bien incentivadas, y la mayoría las tomó de
buen grado, eran gente en buena edad, y con un retiro mas que aceptable ( según
referencias de alguno de ellos.) Y
cierto será, pues hoy casi todos ellos viven con un tranquilo retiro, y
buscándose alguna actividad que complemente, y llene, las muchas horas que les
quedan libres, disfrutando de los nietos, y de lo que la vida les va dando.
REUNION DE ANTIGUOS MINEROS, |
FOTO TOMADA DE LA REVISTA ''RECUERDOS DE MI PUEBLO'', DE CELIS |
Las minas de la Florida, hoy son
visitadas por los miles de turistas, que han descubierto en las cuevas del
“Soplao”, un mundo subterráneo lleno de belleza en sus cavidades. En sus techos de estalactitas, y
estalagmitas. Un mundo, en el que, por
esas mismas bocaminas que ahora admiran
esos miles de turistas que las visitan,
hace ya bastantes años, con sus botas de goma, sus buzos azules, con la
“ carburana” y el bocadillo colgados del cinturón, las filas de aquellos
mineros, estaban muy ajenos a la
importancia que su mina de la Florida, llegarían a tener en todo el mundo, y no
porque , ya ellos, no habrían admirado esos suelos y esos techos muchos años
antes . Unas cuevas, y unos túneles, que tanto recorrieron, y en la que como
dije anteriormente, se dejaron los mejores años de sus vidas.
UN
RECUERDO A TODOS ELLOS, SON LOS QUE DE
VERDAD SE LO MERECEN.
MARY PÉREZ. DE CELIS