Cuando hace ya algún tiempo, en mis
colaboraciones, en una publicación, empecé a escribir unos relatos, en los que
trataba de dar a conocer, hechos y anécdotas vividas en nuestros pueblos, no
pensé nunca que éstos tendrían la gran acogida que tuvieron. Eran historias
sencillas, contadas asimismo con sencillez, y con las que mucha gente se sintió
tan identificada, que esperaban con impaciencia el número siguiente, - estas
publicaciones tenían salida mes a mes.
Al dejar hace un tiempo, mi colaboración con
dicha publicación, y dado que su difusión era muy local, he decidido a trabes
de las páginas de mi blog, incluirlas en "Las Historias de mi valle"
página en la que ahora doy a conocer dichos reportajes. Hoy empezaré por uno
que, a mi particularmente me gusta mucho, pues en el creo que hago un retrato,
que define muy bien la vida rural de nuestros pueblos, en concreto en el mío, -
Celis - y con ello hago un recordatorio de un tiempo, en el que la vida era muy
trabajada, pero también muy familiar y muy autentica. Muchos de estos
personajes, ya hace muchos años que marcharon de nuestras vidas, por eso no
esta de mas que lo recuerde, como un pequeño homenaje a ellos, y al tiempo que
les tocó vivir
``AQUELLAS
ALTAS PRAERIAS ´´
En algunas de las conversaciones que tengo
con los vecinos de mi pueblo, siento como se interesan si el artículo que he publicado
en el periódico trata las cosas que mas cerca tienen de sus recuerdos, y en sus
comentarios siempre me dan ideas para que trate tal o cual tema por el que
estas personas tienen mas sentimientos. También me dejan fotos antiguas que son
como pequeños tesoros con los que puedo ilustrar mis crónicas, me suelen hablar
de la gente que trataron y que conocieron muy bien, que convivieron con ellas,
personas que ya no están entre nosotros pero de las que les quedaron muchos
recuerdos, su forma de ser, sus vivencias, y claro en una zona rural como es la
nuestra, en la que todos nos conocemos, de éstas personas que ellos recuerdan
quedan muchas anécdotas, muchas cosas por contar, por eso aunque en alguna que
otra ocasión me he asomado a la vida de éstas gentes de nuestros pueblos
siempre surge algo nuevo que se nos viene a la memoria, y es una forma de que
su recuerdo no caiga totalmente en el olvido, por eso lo que aquí relato,
también lo hago por mi misma, pues en muchos casos lo viví muy de cerca.
Se trata de aquellos años en que las
diferentes fases de las tareas se repartían en función de la temporada, los
trabajos en las casas de nuestros padres o de nuestros abuelos, y mas adelante
en nuestra propia familia, fueron formando el entramado de lo que seria nuestra
propia vida. Eran años de trabajos físicos, sobre todo lo que fue el tiempo de
nuestros abuelos, pues solo se contaba con las herramientas propias de una casa
de labranza en la que todo lo necesario para los trabajos del campo se
fabricaba en la propia casa, años mas tarde las tiendas que había en el pueblo ya pudieron surtir de algún que otro
utensilio que fue facilitando un poco el trabajo, pero en los años de mi niñez
vivida en la casa de mis abuelos, lo que yo recuerdo era como ellos mismos
cubrían sus propias necesidades, a veces ayudados por algún vecino mas
habilidoso que ellos, pero desde luego siempre autoabasteciéndose.
Los trabajos en una casa en la que se vivía
mayormente del campo empezaban en una primavera temprana, lo primero era
limpiar bien los prados de la ´´miés,`` ´´atropando`` las hojarascas y brozas
que las ventiscas del otoño y los fríos y las humedades del invierno habían
arrinconado en sus orillas, para una vez bien ´´atropados`` y limpios, las
primeras hierbas tempranas, las ´´toñás`` creciesen frescas, eran las primeras
hierbas que se le daban a las vacas lecheras, el ´´verde``con lo que aquellas
vacas que ya habían ´´criado`` diesen abundantes litros de leche. Esta leche
además de la que se dejaba para el sustento de la familia, se vendían a los
camiones lecheros que hacían la recogida diaria muy temprano. En una casa de
agricultores como eran la mayoría hace años, también se criaban buenos rebaños de
ovejas y cabras, de sus ´´crias``las que no se vendían quedaban para aumentar
el rebaño y proporcionaban la carne para los días mas señalados, como fiestas,
bodas o cualquier otra celebración. De la leche de estos animales, la ´´recilla,``
se hacían los quesos que una vez bien curados ayudarían a completar las comidas,
y servían como postre en los días de mas trabajo del verano.
También en la primavera,- marzo y abril,- se
sembraban las tierras que hace años eran muy abundantes, y no es de extrañar,
pues de aquellas siembras se sacaban los productos básicos para el sustento,
las alubias y el maíz (hoy día se siembran muy pocas), muchas de estas tierras
ahora solo sirven como pastos, del maíz se extraía la harina para las tortas y
la borona, y las alubias, por ser como digo, otro de los alimentos básicos en
las comidas diarias de cualquier casa, con ellas y las patatas, también su
cultivo muy importante, se cocinaban aquellos cocidos de berzas que ahora son
un alimento de lujo en cualquier restaurante, el cocido montañés, aderezado por
el compango de la matanza, que hace años se realizaba en todas las casas de
nuestros pueblos.
Después de las siembras y casi seguido, se
segaban los prados mas cercanos al pueblo, la ´´mies,`` con ella se alimentaban a las
vacas de leche,- tengo que decir que aunque en mucha menor medida, todavía
quedan en nuestros pueblos, bastante gente que sigue trabajando el campo, lo
que si tienen ahora es la maquinaria que les facilita mucho estos trabajos.- Esta
hierba se dejaba para los días fríos y lluviosos, en que a éstos animales se
les dejaba en las cuadras, pues cuando hacía buen tiempo se las apacentaba en
los prados recién segados. Los trabajos en los prados del pueblo, eran como una
preparación para lo que vendría después,
pues a medida que el verano avanzaba estos se desarrollaban en las altas ´´praerias`,`
y estos trabajos aseguraban con su almacenamiento en los ´´pajares`` de las
cuadras, el alimento para las cabañas de vacas tudancas que en mayor o menor
medida tenían casi todas las familias ganaderas del pueblo. Y era en esas altas
´´praerias´,` donde en el verano la vida de los vecinos del pueblo tenían algo
que ahora está muy de moda, su segunda vivienda, pues si amigos, hoy que mucha
gente con posibles, sobre todo si viven en las ciudades, tanto aprecian, como
es tener una casa en el pueblo, una pequeña cabaña en algún lugar cercano a éste,
o algún pequeño chalet adosado, de los que tanto abundan últimamente en nuestros
pueblos, las gentes del campo de hace años ya tenían su propia cabaña, o su
cabaña compartida en estas altas ´´praerias`` que rodean nuestros pueblos.
La vida en estos lugares (los invernales)
transcurría casi todo el año, pero sobre todo eran los meses mas calurosos,
julio, agosto... y también septiembre, donde en éstas cabañas de las ´´praerias``
mas altas se hacía la vida. Yo digo casi todo el año, por que una vez acabados
los trabajos de la hierba, y hecha la ´´derrota,``(lo que era liberar los prados)
para que cualquier vecino pudiese dejar sus vacas o yeguadas que pastasen
libremente, solo quedaban en ellos los vaqueros que se encargaban, uno de cada
familia, de estar un poco al tanto de éstos animales. En Liébana a éstos
guardianes del ganado se les llamaba ´´el mozu,`` aquí en nuestra zona de
Rionansa por lo que fue en de la casa de mis abuelos, se les llamaba ´´el
muchachu.`` ´´El muchachu`` estaba prácticamente todo el año viviendo en los
altos invernales, solo bajaba al atardecer a solazarse un rato por el pueblo y
dormir en casa con su familia. Haciendo un inciso, no se puede confundir a
el ´´el muchachu`` con le ´´Sarrujan,``
pues el cometido de éste era guardar el ganado comunal de los puertos altos.
´´El muchachu``casi siempre era el mas joven de la familia, tampoco era raro
que cuando caían las grandes nevadas, tuviese que quedar trabado algún tiempo
en dichas cabañas, lo que no causaba demasiada preocupación a los suyos, pues
contado con el tiempo invernal, se solían tener en ellas aprovisionamiento de
comida leña y ropa de abrigo para ésta
circunstancia, y desde luego también era una tranquilidad para éstas gentes que
alguien estuviese pendientes de los animales en estos días invernales. Además
como antes indicaba en cada familia se tenía su propio ´´muchachu``y si éstos
quedaban, como digo trabados por la nieve, ellos ya se cuidaban de darse mutua
compañía, incluso solían aprovechar éste tiempo para, al calor de las lumbres,
en las cocinas de las cabañas realizar algún que otro trabajo, como cebillas
rastrillos, unas albarcas, algo que mas adelante les seria muy necesario.
Tenemos la suerte de quedar muchos que
tenemos en la memoria muchas de éstas vivencias, y hay gente muy joven que se
han interesado por éstas cuestiones y que han disfrutado leyendo éstos
artículos y así me lo han transmitido. Comprendo que la gente muy joven haya
vivido poco o nada lo que fue la vida de sus padres ¡¡que digo sus padres¡¡
seguramente que incluso éstos tampoco lo vivieron, tendríamos que remontarnos a
sus abuelos, tal vez a sus bisabuelos, los padres de ésta generación actual de
18 -20 o 22 años parecen ellos mismos unos chavales, parece mentira pero con lo
rápida que va la vida ésta generación de padres entre los cuarenta y los
cincuenta, nada tienen que ver si la comparamos con la de sus padres o sus
abuelos.
Con los cambios de forma de vida de las
gentes en el campo, todo lo que fueron aquellas labores se ha ido perdiendo en
el tiempo, por supuesto las ´´praerias`` mas altas siguen siendo las mismas,
los invernales ahí siguen, lo malo es que en la mayoría de los casos las
cabañas de éstos invernales tienen un serio estado de abandono, eso si no se
han venido abajo, los prados en su mayoría solo sirven como pastos, que ni
siquiera son vacas, -actualmente abundan mas las reatas de yeguadas,- la erosión del tiempo en las cuadras y lo poco
o nada que ahora se siegan éstos prados dan fe de que esto es así, los
herederos de aquellos abuelos de hace años, aunque en un principio, siguiesen
con lo que fue durante tantos años su vida familiar, con el tiempo tuvieron que
buscarse ellos mismos otro medio de vida, el campo cayó en un irreversible
estado de retroceso, para éstos pequeños minifundistas, las tasas y controles
que ahora se les impone al ganado, y que la gente joven no quiera vivir de los
horarios e inseguridades del campo, han dado pie a que esto suceda. Hoy seria
impensable que un chaval de veintitantos años tuviese que vivir pendiente de
cuidar el ganado de sus padres, dependiendo de que éstos le diesen unas pocas
pesetas,(hoy serian euros) para que un día de romería tuviesen algo en los
bolsillos, y aunque esto parezca antiguo, así fue la vida de muchos jóvenes de
hace unos años, (no demasiados, ) andan por el pueblo muchos que pasaron por
esto. Después vendrían los años en los que se echarían novia y ya tendrían que
ir pensando ellos mismos en ser dueños de su propio destino, se buscarían
alguna colocación y mientras tanto sus mujeres seguirían llevando la casa, con
los prados y las vacas que ellos mismos o ayudados por alguna herencia familiar
consiguieran reunir, y ésta fue la forma de vivir durante bastantes años en
nuestros pueblos, la de el trabajo mixto. Fueron todavía años de sostenibilidád
del campo, pues éste se compaginaba con el trabajo en alguna Empresa o con
algún trabajo autónomo, aunque éste en menor medida. En nuestra zona del Nansa
lo cierto es que fuimos afortunados, pues las Minas de la Real Compañía
Asturiana, y la Empresa Saltos del Nansa, propiciaron durante muchos años éstos
trabajos mixtos, y es que entre éstas dos Empresas se pudieron colocar muchos
hijos de quienes antiguamente solo vivían del campo.
Hay que tener en cuenta que las necesidades
de aquellos antepasados nuestros eran mucho menores, por eso aquellas familias
que tenían unas buenas cabañas de vacas tudancas, y unos buenos invernales
podían en aquellos años tener una vida bastante desahogada, aunque eran muchos
mas los que no llegaban a tanto, sin embargo aunque fuese en mucha menor medida
que la de esos ganaderos llamados ´´fuertes`` el que mas y el que menos se las
arreglaba con unas cuantas del ´´pais``y unos buenos prados en alguno de los
invernales, y con eso y unas pocas tierras en el pueblo sacaban adelante a sus
familias, que aunque sin hacer ningún dispendio, no les faltaba lo mas
necesario del día a día, lo cierto es que muchas de las necesidades que ahora
nos agobian la vida nos las hemos creado nosotros mismos, hoy para bien o para
mal la vida es así.
Pero para que nadie se rompa la cabeza, pues
nada mas lejos de lo que yo quiero conseguir con mi relato, quiero contar
aquellas anécdotas de lo vivido por aquellas personas que todavía muchas veces
recordamos y que vivieron el campo en toda su plenitud. Eran años como ya he
dicho de muchos trabajos y esfuerzos, pero en los que no faltaban los buenos
ratos y las ocurrencias. Como digo al principio de mi relato la vida de éstos
pueblos transcurría en los meses mas fuertes del verano en las altas ´´praerías``
y yo recuerdo como a la hora de la comida, cuando todos los integrantes de la
familia nos sentábamos a comer en un lateral de la cuadra a la sombra de los
fresnos que invariablemente se plantaban en todas ellas para este menester, o
para poder echarse una siesta bajo su sombra,( la siesta claro está entre
vuelta y vuelta de la hierva que el sol secaba en los prados,) Esto de la
siesta mi abuelo que era un ´´pirrio``de pro, como buen Gutiérrez, (los de
Celis ya me entienden) lo llevaba mal, pues para un hombre que no podía estar
parado y que quería que toda la familia se moviese a su propio ritmo, el que
sus hijos, como gente joven que eran, cogiesen un saco se tumbasen un rato a la
sombra de los fresnos y al momento se quedasen ´´fritos`` no lo podía entender,¡
yo me levanté antes que ellos y no necesito siesta,¡ solía decir, lo que no
entendía el abuelo era que sus hijos también habían madrugado mucho, que habían
trabajado sin descanso desde primeras horas, pero es que además, tal vez habían
acudido a alguna de las romerías que tanto abundaban en el verano en todos los pueblos
de la comarca, y aunque ni de lejos llegasen a casa a las horas que ahora se
retiran nuestra juventud, seguro que en la romería habrían bailado y jaraneado
lo suficiente, para necesitar una buena siesta, si es que su padre no se liaba
a voces con ellos para ponerlos firmes, y cualquiera que recuerde aquellos años
sabe que lo que aquí digo, es la verdad, toda la verdad, y nada mas que la
verdad. Esto en mi familia, en las demás otro tanto y mas, y no voy
descaminada.
De aquellos años de agostadas y vacas, de
prados hechos ´´nombillos`` por la destreza del segador, de las filas de toda
la familia, esparciendo la hierba y volteándola para su completo secado, y
posterior recogida, de las charlas en las comidas sentados, como digo a la
sombra de los fresnos, me vienen a la memoria las diferentes opiniones que cada
´´agostero`` tenía de los demás, de la familia de Manuel Sánchez por ejemplo``
´´Sanchi``como se le conocía, cuya praería de ´´Pedrejita`` quedaba cerca de
nuestros prados de ´´Saldellamu`` mi abuelo solía decir ¡Manda leches¡ que lo
segaron ésta mañana y a media tarde ya lo están recogiendo, así cual quiera
llena los ´´pajares`` claro que dentro de unos meses menuda mier….comerán esas
vacas. Desde luego mi abuelo tenia mucha razón, y ésta opinión era compartida
por los vecinos de las otras ´´praerias`` y reconociendo que eran gente
extraordinaria en su trato, en lo tocante a su forma de trabajar los prados no
eran demasiado escrupulosos.
Los chavales jóvenes también se desafiaban de
invernal a invernal con bromas y silbidos, por ejemplo los de ´´Saldellamu`` se
voceaban con los de Eloy de la ´´Reria`` cuando estaban en la ´´Rozá,``
invernal que les quedaba enfrente, pero salvando la distancia, éstos estaban en
las cuestas de Celucos y los nuestros en las de Celis. Para quien no conozca
nuestro entorno los invernales de nuestro Concejo forman un cerco alrededor del
valle que agrupa los tres pueblos, y cada pueblo tiene sus propias ,,praerias``
aunque en muchas ocasiones estas son compartidas por los vecinos de cada uno de
ellos por tener intereses en cualquiera de ellos, por ejemplo las ,,praerias``
de la ´´Espina`` quedan enfrente de las de Riclones, luego están los de ´´Bon``
y la ´´Toja,`` siguen la ´´Florida,`` y poco mas allá las de la cuesta ´´Estolla``y
el ´´Táladru`` De las ´´praerias`` con nombre propio existen infinidad, ya he
relatado en otras ocasiones la sonoridad de éstos nombres de los cuales la
gente mas joven ni siquiera saben de su existencia. ´´La Cerrá Fresneu,`` ´´Canal
de los Yogos,`` ´´Morante,`` ´´La Toja,``
´´La Asomauca,`` ´´Sobrepeña,`` ´´Prau Collau,`` ´´Troncos,`` ´´Coborcillu,`` ´´Las
´´Santanejas``… tantos y tantos nombres de los que cada vecino consideraba su
segunda vivienda, incluso a veces era mas importante que la primera.
Los invernales de la Florida eran los que mas
´´praerias`` agrupaban, englobando como dichas ´´praerias`` un terreno que
puede ir desde las laderas de ´´Bon`` hasta los invernales del ´´Táladru,``
pues para todos ellos la subida desde Celis tiene el mismo camino aunque como
es normal cada lugar tenga su propio desvío.
Lo que no era raro es que en cada zona
tuviesen una cierta rivalidad, y surgiesen los ´´piques`` por querer que los
prados de sus invernales eran los mejores, los que mejor hierva cosechaban, o
los que sus cuadras eran las de mas cabida, o las mas importantes. También se
solían desafiar de un invernal a otro con chascarrillos y bromas alusivas a lo
que cada uno pensaba del otro.
Pero si algún vecino de Celis se sentía
orgulloso de su patrimonio, de sus vacas y de todo lo que tenía, ese era Milio
el de Teresa. Milio y Teresa eran una pareja que nacieron para vivir del campo,
sus prados sus cuadras y sus vacas, que nadie dudase nunca que eran lo mejor
del pueblo,( según ellos,) y si me apuran, lo mejor de la comarca. Lo cierto es
que tenían un gran caudal, pero cualquiera lo diría, pues Milio nunca disfrutó
de ninguno de los adelantos que poco a poco fueron mejorando algo los trabajos
de la gente, nunca se compró un carretillo que le habría facilitado el traslado
del ´´verde`` desde los prados del pueblo a las cuadras, tampoco nunca se
compro un carro y un caballo que también la habrían facilitado mucho los
esfuerzos, el siempre presumió de hacer solo todos esos trabajos, para el
´´verde,`` lo recogía en un ´´sábano,`` y se lo cargaba a las espaldas, ya
podría estar éste en la otra punta del pueblo, los ´´coloños`` de la hierba los
trasladaba también sobre sus espaldas, desde la primera a la última hierba.
Teresa su mujer no era menos que el, para
ella el trabajo del campo era lo primero, y claro siempre llamaba la atención
que una pareja que no tenía hijos y que acumulase un caudal tan importante solo
viviese para trabajar, y mas en unas condiciones tan primarias, eran de los que
se dice que vivieron pobres para morir muy ricos, como se suele decir, ´´Dios
le da sombrero al que no tiene cabeza.`` Como digo, para Milio su mayor orgullo
eran sus invernales de la Florida y la temporada del verano, la ´´agostada``
era la mejor época, allí era feliz, entre la gente que como el, trabajaba en
aquellos terrenos a los que Milio tanto quería, los vecinos le echaban una mano
en éstos trabajos, sobre todo la familia de Esteban y Josefa, con los que
siempre contaban para cualquier necesidad. Carmen me cuenta que Milio inventaba
coplas que les cantaba cuando todos se sentaban a comer alrededor del puchero.
En estas coplas hacía alusión a sus vecinos de los otros invernales y muchas
veces,- me cuenta Carmen,- lo hacía para fastidiarlos, ya he dicho que para Milio lo que no fuese de
la Florida y sus alrededores, no valía para nada. Una de éstas coplillas, que
mira tu por cuanto hoy serían un hallazgo para que cualquier ´´rapero`` se las
incorporase a su repertorio, decía así.- Para la ´´Cávila- (que era como Milio
llamaba a los que no eran de su agrado.)
´´Los de Jormazu- La gente grande- los criticones- Los
quincalleros- Los vaquerachos-
Chas Chas
Chas Chas Chas
Chas.``
Siendo ya bastante mayor Milio escuchó, se ve
que por casualidad, aquella canción que se hizo tan famosa allá por los años
sesenta, La Yenca, pues bien Milio también la incorporó a su repertorio. ´´Lito y Maria- Goriucu y Pepa- Chus y
Colasa – bailan la Yenca.`` Lines,- la
del Cortijo,- que junto a su familia también tenían prados en La Florida, me
cuenta otra de las ocurrencias cantadas por Milio.-
Si los ´´cintos`` de la ´´Tojona-`` dieran cajas del ´´noventa y
cinco``- buenos cigarros se fumarían- ´´El Mozón``´´ El Chaval`` y ´´Joseito, ju, ju, ju.
También- me relata Carmen- ( Carmen es hija
de Esteban y Josefa, la familia con la que mas se relacionaban Milio y Teresa),
cuando ya cobraban los dos la jubilación, yo era la encargada de llevarlos en
el coche a Puente Nansa a cobrar al banco. Un día entre Quico y Machin,-Quico era el
anterior dueño de el Restaurante ´´La Portilla,`` y padre de los actuales
dueños, y Machin un chaval del pueblo,- me dijeron que querían gastarles una
broma el día que los llevase a cobrar,- hay que tener en cuenta que éstos dos
tenían con ellos una buena relación de vecindad, para ello idearon esperarlos a la vuelta del
cobro en un lugar de la carretera, y darnos el alto como que los querían
atracar, yo en un principio,- dice Carmen,- no calculé mucho las consecuencias,
solo que la broma me pareció muy divertida dado lo ´´agarrados`` que eran
Teresa y Milio con el dinero.
Así lo hicimos, Quico y Machin nos dieron el
alto para lo que se habían puesto unos pasamontañas, y abrieron la puerta del
coche diciéndoles que les dieran el dinero, yo,- sigue contándome Carmen,- me
había comprado unos ´´vaqueros`` en una tienda de Puente Nansa, y estaban en un
paquete en el asiento de atrás al lado de Teresa. Esta cuando le pidieron el
dinero agarró el bolso y entre los dos tirando de el, no fueron capaces de
arrancárselo de las manos, para esto les llamaba de todo a grito pelado,
¡ladrones ¡ sinvergüenzas¡ ¡ golfos¡ ¡poneros a trabajar¡,Milio mientras tanto
en el asiento a mi lado parecía que le había dado un aire, pero Teresa no soltó
el bolso, los otros temerosos de que asomase otro coche, y se armase una buena,
agarraron el paquete en el que estaban los pantalones que yo me había comprado,
y echaron a correr. Bueno la que se armó en el pueblo con el ´´atraco`` de
Teresa y Milio fue la mas gorda ¡Menos mal que se llevaron el paquete que no
era miu¡ -decía Teresa.- Creo que a
nadie le quedarían ganas nunca mas, ni en broma ni en serio de volver a
quitarle a Teresa su bolso,-lo que me pasó a mi – me sigue contando Carmen es
que además de la bronca que me gané en casa, me tuve que quedar durante unas
cuantas noches durmiendo en casa de Teresa y Milio, ¡por si volvían los ladrones¡.
FIN
MARI
PÉREZ. DE CELIS. FIN