sábado, 27 de junio de 2015

Aquellas altas praerias



Cuando hace ya algún tiempo, en mis colaboraciones, en una publicación, empecé a escribir unos relatos, en los que trataba de dar a conocer, hechos y anécdotas vividas en nuestros pueblos, no pensé nunca que éstos tendrían la gran acogida que tuvieron. Eran historias sencillas, contadas asimismo con sencillez, y con las que mucha gente se sintió tan identificada, que esperaban con impaciencia el número siguiente, - estas publicaciones tenían salida mes a mes.
Al dejar hace un tiempo, mi colaboración con dicha publicación, y dado que su difusión era muy local, he decidido a trabes de las páginas de mi blog, incluirlas en "Las Historias de mi valle" página en la que ahora doy a conocer dichos reportajes. Hoy empezaré por uno que, a mi particularmente me gusta mucho, pues en el creo que hago un retrato, que define muy bien la vida rural de nuestros pueblos, en concreto en el mío, - Celis - y con ello hago un recordatorio de un tiempo, en el que la vida era muy trabajada, pero también muy familiar y muy autentica. Muchos de estos personajes, ya hace muchos años que marcharon de nuestras vidas, por eso no esta de mas que lo recuerde, como un pequeño homenaje a ellos, y al tiempo que les tocó vivir  
               




``AQUELLAS   ALTAS  PRAERIAS ´´

En algunas de las conversaciones que tengo con los vecinos de mi pueblo, siento como se interesan si el artículo que he publicado en el periódico trata las cosas que mas cerca tienen de sus recuerdos, y en sus comentarios siempre me dan ideas para que trate tal o cual tema por el que estas personas tienen mas sentimientos. También me dejan fotos antiguas que son como pequeños tesoros con los que puedo ilustrar mis crónicas, me suelen hablar de la gente que trataron y que conocieron muy bien, que convivieron con ellas, personas que ya no están entre nosotros pero de las que les quedaron muchos recuerdos, su forma de ser, sus vivencias, y claro en una zona rural como es la nuestra, en la que todos nos conocemos, de éstas personas que ellos recuerdan quedan muchas anécdotas, muchas cosas por contar, por eso aunque en alguna que otra ocasión me he asomado a la vida de éstas gentes de nuestros pueblos siempre surge algo nuevo que se nos viene a la memoria, y es una forma de que su recuerdo no caiga totalmente en el olvido, por eso lo que aquí relato, también lo hago por mi misma, pues en muchos casos lo viví muy de cerca.
Se trata de aquellos años en que las diferentes fases de las tareas se repartían en función de la temporada, los trabajos en las casas de nuestros padres o de nuestros abuelos, y mas adelante en nuestra propia familia, fueron formando el entramado de lo que seria nuestra propia vida. Eran años de trabajos físicos, sobre todo lo que fue el tiempo de nuestros abuelos, pues solo se contaba con las herramientas propias de una casa de labranza en la que todo lo necesario para los trabajos del campo se fabricaba en la propia casa, años mas tarde las tiendas que había en el  pueblo ya pudieron surtir de algún que otro utensilio que fue facilitando un poco el trabajo, pero en los años de mi niñez vivida en la casa de mis abuelos, lo que yo recuerdo era como ellos mismos cubrían sus propias necesidades, a veces ayudados por algún vecino mas habilidoso que ellos, pero desde luego siempre autoabasteciéndose.
Los trabajos en una casa en la que se vivía mayormente del campo empezaban en una primavera temprana, lo primero era limpiar bien los prados de la ´´miés,`` ´´atropando`` las hojarascas y brozas que las ventiscas del otoño y los fríos y las humedades del invierno habían arrinconado en sus orillas, para una vez bien ´´atropados`` y limpios, las primeras hierbas tempranas, las ´´toñás`` creciesen frescas, eran las primeras hierbas que se le daban a las vacas lecheras, el ´´verde``con lo que aquellas vacas que ya habían ´´criado`` diesen abundantes litros de leche. Esta leche además de la que se dejaba para el sustento de la familia, se vendían a los camiones lecheros que hacían la recogida diaria muy temprano. En una casa de agricultores como eran la mayoría hace años, también se criaban buenos rebaños de ovejas y cabras, de sus ´´crias``las que no se vendían quedaban para aumentar el rebaño y proporcionaban la carne para los días mas señalados, como fiestas, bodas o cualquier otra celebración. De la leche de estos animales, la ´´recilla,`` se hacían los quesos que una vez bien curados ayudarían a completar las comidas, y servían como postre en los días de mas trabajo del verano.

También en la primavera,- marzo y abril,- se sembraban las tierras que hace años eran muy abundantes, y no es de extrañar, pues de aquellas siembras se sacaban los productos básicos para el sustento, las alubias y el maíz (hoy día se siembran muy pocas), muchas de estas tierras ahora solo sirven como pastos, del maíz se extraía la harina para las tortas y la borona, y las alubias, por ser como digo, otro de los alimentos básicos en las comidas diarias de cualquier casa, con ellas y las patatas, también su cultivo muy importante, se cocinaban aquellos cocidos de berzas que ahora son un alimento de lujo en cualquier restaurante, el cocido montañés, aderezado por el compango de la matanza, que hace años se realizaba en todas las casas de nuestros pueblos.
 Después de las siembras y casi seguido, se segaban los prados mas cercanos al pueblo,  la ´´mies,`` con ella se alimentaban a las vacas de leche,- tengo que decir que aunque en mucha menor medida, todavía quedan en nuestros pueblos, bastante gente que sigue trabajando el campo, lo que si tienen ahora es la maquinaria que les facilita mucho estos trabajos.- Esta hierba se dejaba para los días fríos y lluviosos, en que a éstos animales se les dejaba en las cuadras, pues cuando hacía buen tiempo se las apacentaba en los prados recién segados. Los trabajos en los prados del pueblo, eran como una preparación para lo  que vendría después, pues a medida que el verano avanzaba estos se desarrollaban en las altas ´´praerias`,` y estos trabajos aseguraban con su almacenamiento en los ´´pajares`` de las cuadras, el alimento para las cabañas de vacas tudancas que en mayor o menor medida tenían casi todas las familias ganaderas del pueblo. Y era en esas altas ´´praerias´,` donde en el verano la vida de los vecinos del pueblo tenían algo que ahora está muy de moda, su segunda vivienda, pues si amigos, hoy que mucha gente con posibles, sobre todo si viven en las ciudades, tanto aprecian, como es tener una casa en el pueblo, una pequeña cabaña en algún lugar cercano a éste, o algún pequeño chalet adosado, de los que tanto abundan últimamente en nuestros pueblos, las gentes del campo de hace años ya tenían su propia cabaña, o su cabaña compartida en estas altas ´´praerias`` que rodean nuestros pueblos.

La vida en estos lugares (los invernales) transcurría casi todo el año, pero sobre todo eran los meses mas calurosos, julio, agosto... y también septiembre, donde en éstas cabañas de las ´´praerias`` mas altas se hacía la vida. Yo digo casi todo el año, por que una vez acabados los trabajos de la hierba, y hecha la ´´derrota,``(lo que era liberar los prados) para que cualquier vecino pudiese dejar sus vacas o yeguadas que pastasen libremente, solo quedaban en ellos los vaqueros que se encargaban, uno de cada familia, de estar un poco al tanto de éstos animales. En Liébana a éstos guardianes del ganado se les llamaba ´´el mozu,`` aquí en nuestra zona de Rionansa por lo que fue en de la casa de mis abuelos, se les llamaba ´´el muchachu.`` ´´El muchachu`` estaba prácticamente todo el año viviendo en los altos invernales, solo bajaba al atardecer a solazarse un rato por el pueblo y dormir en casa con su familia. Haciendo un inciso, no se puede confundir a el  ´´el muchachu`` con le ´´Sarrujan,`` pues el cometido de éste era guardar el ganado comunal de los puertos altos. ´´El muchachu``casi siempre era el mas joven de la familia, tampoco era raro que cuando caían las grandes nevadas, tuviese que quedar trabado algún tiempo en dichas cabañas, lo que no causaba demasiada preocupación a los suyos, pues contado con el tiempo invernal, se solían tener en ellas aprovisionamiento de comida leña y ropa de abrigo para  ésta circunstancia, y desde luego también era una tranquilidad para éstas gentes que alguien estuviese pendientes de los animales en estos días invernales. Además como antes indicaba en cada familia se tenía su propio ´´muchachu``y si éstos quedaban, como digo trabados por la nieve, ellos ya se cuidaban de darse mutua compañía, incluso solían aprovechar éste tiempo para, al calor de las lumbres, en las cocinas de las cabañas realizar algún que otro trabajo, como cebillas rastrillos, unas albarcas, algo que mas adelante les seria muy necesario.
Tenemos la suerte de quedar muchos que tenemos en la memoria muchas de éstas vivencias, y hay gente muy joven que se han interesado por éstas cuestiones y que han disfrutado leyendo éstos artículos y así me lo han transmitido. Comprendo que la gente muy joven haya vivido poco o nada lo que fue la vida de sus padres ¡¡que digo sus padres¡¡ seguramente que incluso éstos tampoco lo vivieron, tendríamos que remontarnos a sus abuelos, tal vez a sus bisabuelos, los padres de ésta generación actual de 18 -20 o 22 años parecen ellos mismos unos chavales, parece mentira pero con lo rápida que va la vida ésta generación de padres entre los cuarenta y los cincuenta, nada tienen que ver si la comparamos con la de sus padres o sus abuelos.

Con los cambios de forma de vida de las gentes en el campo, todo lo que fueron aquellas labores se ha ido perdiendo en el tiempo, por supuesto las ´´praerias`` mas altas siguen siendo las mismas, los invernales ahí siguen, lo malo es que en la mayoría de los casos las cabañas de éstos invernales tienen un serio estado de abandono, eso si no se han venido abajo, los prados en su mayoría solo sirven como pastos, que ni siquiera son vacas, -actualmente abundan mas las reatas de yeguadas,-  la erosión del tiempo en las cuadras y lo poco o nada que ahora se siegan éstos prados dan fe de que esto es así, los herederos de aquellos abuelos de hace años, aunque en un principio, siguiesen con lo que fue durante tantos años su vida familiar, con el tiempo tuvieron que buscarse ellos mismos otro medio de vida, el campo cayó en un irreversible estado de retroceso, para éstos pequeños minifundistas, las tasas y controles que ahora se les impone al ganado, y que la gente joven no quiera vivir de los horarios e inseguridades del campo, han dado pie a que esto suceda. Hoy seria impensable que un chaval de veintitantos años tuviese que vivir pendiente de cuidar el ganado de sus padres, dependiendo de que éstos le diesen unas pocas pesetas,(hoy serian euros) para que un día de romería tuviesen algo en los bolsillos, y aunque esto parezca antiguo, así fue la vida de muchos jóvenes de hace unos años, (no demasiados, ) andan por el pueblo muchos que pasaron por esto. Después vendrían los años en los que se echarían novia y ya tendrían que ir pensando ellos mismos en ser dueños de su propio destino, se buscarían alguna colocación y mientras tanto sus mujeres seguirían llevando la casa, con los prados y las vacas que ellos mismos o ayudados por alguna herencia familiar consiguieran reunir, y ésta fue la forma de vivir durante bastantes años en nuestros pueblos, la de el trabajo mixto. Fueron todavía años de sostenibilidád del campo, pues éste se compaginaba con el trabajo en alguna Empresa o con algún trabajo autónomo, aunque éste en menor medida. En nuestra zona del Nansa lo cierto es que fuimos afortunados, pues las Minas de la Real Compañía Asturiana, y la Empresa Saltos del Nansa, propiciaron durante muchos años éstos trabajos mixtos, y es que entre éstas dos Empresas se pudieron colocar muchos hijos de quienes antiguamente solo vivían del campo.
Hay que tener en cuenta que las necesidades de aquellos antepasados nuestros eran mucho menores, por eso aquellas familias que tenían unas buenas cabañas de vacas tudancas, y unos buenos invernales podían en aquellos años tener una vida bastante desahogada, aunque eran muchos mas los que no llegaban a tanto, sin embargo aunque fuese en mucha menor medida que la de esos ganaderos llamados ´´fuertes`` el que mas y el que menos se las arreglaba con unas cuantas del ´´pais``y unos buenos prados en alguno de los invernales, y con eso y unas pocas tierras en el pueblo sacaban adelante a sus familias, que aunque sin hacer ningún dispendio, no les faltaba lo mas necesario del día a día, lo cierto es que muchas de las necesidades que ahora nos agobian la vida nos las hemos creado nosotros mismos, hoy para bien o para mal la vida es así.

Pero para que nadie se rompa la cabeza, pues nada mas lejos de lo que yo quiero conseguir con mi relato, quiero contar aquellas anécdotas de lo vivido por aquellas personas que todavía muchas veces recordamos y que vivieron el campo en toda su plenitud. Eran años como ya he dicho de muchos trabajos y esfuerzos, pero en los que no faltaban los buenos ratos y las ocurrencias. Como digo al principio de mi relato la vida de éstos pueblos transcurría en los meses mas fuertes del verano en las altas ´´praerías`` y yo recuerdo como a la hora de la comida, cuando todos los integrantes de la familia nos sentábamos a comer en un lateral de la cuadra a la sombra de los fresnos que invariablemente se plantaban en todas ellas para este menester, o para poder echarse una siesta bajo su sombra,( la siesta claro está entre vuelta y vuelta de la hierva que el sol secaba en los prados,) Esto de la siesta mi abuelo que era un ´´pirrio``de pro, como buen Gutiérrez, (los de Celis ya me entienden) lo llevaba mal, pues para un hombre que no podía estar parado y que quería que toda la familia se moviese a su propio ritmo, el que sus hijos, como gente joven que eran, cogiesen un saco se tumbasen un rato a la sombra de los fresnos y al momento se quedasen ´´fritos`` no lo podía entender,¡ yo me levanté antes que ellos y no necesito siesta,¡ solía decir, lo que no entendía el abuelo era que sus hijos también habían madrugado mucho, que habían trabajado sin descanso desde primeras horas, pero es que además, tal vez habían acudido a alguna de las romerías que tanto abundaban en el verano en todos los pueblos de la comarca, y aunque ni de lejos llegasen a casa a las horas que ahora se retiran nuestra juventud, seguro que en la romería habrían bailado y jaraneado lo suficiente, para necesitar una buena siesta, si es que su padre no se liaba a voces con ellos para ponerlos firmes, y cualquiera que recuerde aquellos años sabe que lo que aquí digo, es la verdad, toda la verdad, y nada mas que la verdad. Esto en mi familia, en las demás otro tanto y mas, y no voy descaminada.
De aquellos años de agostadas y vacas, de prados hechos ´´nombillos`` por la destreza del segador, de las filas de toda la familia, esparciendo la hierba y volteándola para su completo secado, y posterior recogida, de las charlas en las comidas sentados, como digo a la sombra de los fresnos, me vienen a la memoria las diferentes opiniones que cada ´´agostero`` tenía de los demás, de la familia de Manuel Sánchez por ejemplo`` ´´Sanchi``como se le conocía, cuya praería de ´´Pedrejita`` quedaba cerca de nuestros prados de ´´Saldellamu`` mi abuelo solía decir ¡Manda leches¡ que lo segaron ésta mañana y a media tarde ya lo están recogiendo, así cual quiera llena los ´´pajares`` claro que dentro de unos meses menuda mier….comerán esas vacas. Desde luego mi abuelo tenia mucha razón, y ésta opinión era compartida por los vecinos de las otras ´´praerias`` y reconociendo que eran gente extraordinaria en su trato, en lo tocante a su forma de trabajar los prados no eran demasiado escrupulosos.
Los chavales jóvenes también se desafiaban de invernal a invernal con bromas y silbidos, por ejemplo los de ´´Saldellamu`` se voceaban con los de Eloy de la ´´Reria`` cuando estaban en la ´´Rozá,`` invernal que les quedaba enfrente, pero salvando la distancia, éstos estaban en las cuestas de Celucos y los nuestros en las de Celis. Para quien no conozca nuestro entorno los invernales de nuestro Concejo forman un cerco alrededor del valle que agrupa los tres pueblos, y cada pueblo tiene sus propias ,,praerias`` aunque en muchas ocasiones estas son compartidas por los vecinos de cada uno de ellos por tener intereses en cualquiera de ellos, por ejemplo las ,,praerias`` de la ´´Espina`` quedan enfrente de las de Riclones, luego están los de ´´Bon`` y la ´´Toja,`` siguen la ´´Florida,`` y poco mas allá las de la cuesta ´´Estolla``y el ´´Táladru`` De las ´´praerias`` con nombre propio existen infinidad, ya he relatado en otras ocasiones la sonoridad de éstos nombres de los cuales la gente mas joven ni siquiera saben de su existencia. ´´La Cerrá Fresneu,`` ´´Canal de los Yogos,``  ´´Morante,`` ´´La Toja,`` ´´La Asomauca,`` ´´Sobrepeña,`` ´´Prau Collau,`` ´´Troncos,`` ´´Coborcillu,`` ´´Las ´´Santanejas``… tantos y tantos nombres de los que cada vecino consideraba su segunda vivienda, incluso a veces era mas importante que la primera.
Los invernales de la Florida eran los que mas ´´praerias`` agrupaban, englobando como dichas ´´praerias`` un terreno que puede ir desde las laderas de ´´Bon`` hasta los invernales del ´´Táladru,`` pues para todos ellos la subida desde Celis tiene el mismo camino aunque como es normal cada lugar tenga su propio desvío.
Lo que no era raro es que en cada zona tuviesen una cierta rivalidad, y surgiesen los ´´piques`` por querer que los prados de sus invernales eran los mejores, los que mejor hierva cosechaban, o los que sus cuadras eran las de mas cabida, o las mas importantes. También se solían desafiar de un invernal a otro con chascarrillos y bromas alusivas a lo que cada uno pensaba del otro.
Pero si algún vecino de Celis se sentía orgulloso de su patrimonio, de sus vacas y de todo lo que tenía, ese era Milio el de Teresa. Milio y Teresa eran una pareja que nacieron para vivir del campo, sus prados sus cuadras y sus vacas, que nadie dudase nunca que eran lo mejor del pueblo,( según ellos,) y si me apuran, lo mejor de la comarca. Lo cierto es que tenían un gran caudal, pero cualquiera lo diría, pues Milio nunca disfrutó de ninguno de los adelantos que poco a poco fueron mejorando algo los trabajos de la gente, nunca se compró un carretillo que le habría facilitado el traslado del ´´verde`` desde los prados del pueblo a las cuadras, tampoco nunca se compro un carro y un caballo que también la habrían facilitado mucho los esfuerzos, el siempre presumió de hacer solo todos esos trabajos, para el ´´verde,`` lo recogía en un ´´sábano,`` y se lo cargaba a las espaldas, ya podría estar éste en la otra punta del pueblo, los ´´coloños`` de la hierba los trasladaba también sobre sus espaldas, desde la primera a la última hierba.

Teresa su mujer no era menos que el, para ella el trabajo del campo era lo primero, y claro siempre llamaba la atención que una pareja que no tenía hijos y que acumulase un caudal tan importante solo viviese para trabajar, y mas en unas condiciones tan primarias, eran de los que se dice que vivieron pobres para morir muy ricos, como se suele decir, ´´Dios le da sombrero al que no tiene cabeza.`` Como digo, para Milio su mayor orgullo eran sus invernales de la Florida y la temporada del verano, la ´´agostada`` era la mejor época, allí era feliz, entre la gente que como el, trabajaba en aquellos terrenos a los que Milio tanto quería, los vecinos le echaban una mano en éstos trabajos, sobre todo la familia de Esteban y Josefa, con los que siempre contaban para cualquier necesidad. Carmen me cuenta que Milio inventaba coplas que les cantaba cuando todos se sentaban a comer alrededor del puchero. En estas coplas hacía alusión a sus vecinos de los otros invernales y muchas veces,- me cuenta Carmen,- lo hacía para fastidiarlos,  ya he dicho que para Milio lo que no fuese de la Florida y sus alrededores, no valía para nada. Una de éstas coplillas, que mira tu por cuanto hoy serían un hallazgo para que cualquier ´´rapero`` se las incorporase a su repertorio, decía así.- Para la ´´Cávila- (que era como Milio llamaba a los que no eran de su agrado.) 
´´Los de Jormazu-  La gente grande- los criticones- Los quincalleros- Los vaquerachos-
                           Chas    Chas  Chas         Chas  Chas   Chas.``
Siendo ya bastante mayor Milio escuchó, se ve que por casualidad, aquella canción que se hizo tan famosa allá por los años sesenta, La Yenca, pues bien Milio también la incorporó a su repertorio.   ´´Lito y Maria- Goriucu y Pepa- Chus y Colasa – bailan la Yenca.``   Lines,- la del Cortijo,- que junto a su familia también tenían prados en La Florida, me cuenta otra de las ocurrencias cantadas por  Milio.-  Si los ´´cintos`` de la ´´Tojona-`` dieran cajas del ´´noventa y cinco``- buenos cigarros se fumarían- ´´El Mozón``´´ El  Chaval`` y ´´Joseito, ju, ju, ju.

También- me relata Carmen- ( Carmen es hija de Esteban y Josefa, la familia con la que mas se relacionaban Milio y Teresa), cuando ya cobraban los dos la jubilación, yo era la encargada de llevarlos en el coche a Puente Nansa a cobrar al banco.  Un día entre Quico y Machin,-Quico era el anterior dueño de el Restaurante ´´La Portilla,`` y padre de los actuales dueños, y Machin un chaval del pueblo,- me dijeron que querían gastarles una broma el día que los llevase a cobrar,- hay que tener en cuenta que éstos dos tenían con ellos una buena relación de vecindad,  para ello idearon esperarlos a la vuelta del cobro en un lugar de la carretera, y darnos el alto como que los querían atracar, yo en un principio,- dice Carmen,- no calculé mucho las consecuencias, solo que la broma me pareció muy divertida dado lo ´´agarrados`` que eran Teresa y Milio con el dinero.
Así lo hicimos, Quico y Machin nos dieron el alto para lo que se habían puesto unos pasamontañas, y abrieron la puerta del coche diciéndoles que les dieran el dinero, yo,- sigue contándome Carmen,- me había comprado unos ´´vaqueros`` en una tienda de Puente Nansa, y estaban en un paquete en el asiento de atrás al lado de Teresa. Esta cuando le pidieron el dinero agarró el bolso y entre los dos tirando de el, no fueron capaces de arrancárselo de las manos, para esto les llamaba de todo a grito pelado, ¡ladrones ¡ sinvergüenzas¡ ¡ golfos¡ ¡poneros a trabajar¡,Milio mientras tanto en el asiento a mi lado parecía que le había dado un aire, pero Teresa no soltó el bolso, los otros temerosos de que asomase otro coche, y se armase una buena, agarraron el paquete en el que estaban los pantalones que yo me había comprado, y echaron a correr. Bueno la que se armó en el pueblo con el ´´atraco`` de Teresa y Milio fue la mas gorda ¡Menos mal que se llevaron el paquete que no era miu¡ -decía Teresa.-  Creo que a nadie le quedarían ganas nunca mas, ni en broma ni en serio de volver a quitarle a Teresa su bolso,-lo que me pasó a mi – me sigue contando Carmen es que además de la bronca que me gané en casa, me tuve que quedar durante unas cuantas noches durmiendo en casa de  Teresa y Milio,  ¡por si volvían los ladrones¡.   
                                                                                        FIN
                                       MARI PÉREZ. DE CELIS.                                                       FIN               
                                                                         

sábado, 6 de junio de 2015

UN DRAMA CON FINAL FELIZ



 HOLA AMIGOS.
             
Desde hace un tiempo, me mantengo en contacto por mensajes de facebook con una persona a la que no conozco, pero con la que he llegado a tener una buena relación de amistad a través de este medio. Persona a la que mucha otra gente, y también por medio de los mensajes que con el nos intercambiamos, ha llegado a ser uno mas entre nosotros.  Se trata de Paulino Diez Cos. Paulino es de Celucos, pueblo al que quiere y reivindica siempre que tiene ocasión. Hace un tiempo por medio de esta comunicación tan asidua que tenemos, me mandó un correo electrónico, para hacerme participe de primera mano, de un caso que sucedió hace ya muchos años, y que movilizó a un pueblo durante casi dos días.
Cuando este caso sucedió, yo era una cría y nunca se me olvidará el gran revuelo que se ocasionó por este motivo, ni la angustia que se palpaba en la gente, ante la desaparición de un niño muy pequeño, al comprobar cómo pasaban las horas, cómo se echaba la noche encima y el pequeño no daba señales de vida.
hoy al cabo de mas de cincuenta años, de aquel suceso, se la podría recordar como la noche de las linternas encendidas,- bueno de las linternas , de los faroles, de las "carburanas"- de todo aquello que fuese factible de dar luz en una noche larga y angustiosa.
Seguramente que a mucha gente que lo vivieron, cuando lean este relato, todo se les vendrá a la memoria, por eso paso a relatarles lo que Paulino vivió en esas lagas horas, como uno de los principales partícipes en la búsqueda del muchacho, y que con su buena memoria, y a pesar de los años pasados lo relate con la misma claridad con que lo vivió.          
                  RELATO  DE PAULINO.
                                                       "TOÑÍN"
Serian las siete de la tarde del doce de Junio de 1956, cuando Teresa la "Portilla", con la voz sensiblemente nerviosa, y trastornada, llamó desde la "Collauca el Chiflu" a Celucos, diciendo que se habia perdido Toñín.
Toñín, era un niño de unos siete u ocho años, de Avilés, que pasaba las vacaciones en casa de unas tías, (Milagros y Teresa) que tenía en Celucos. Le gustaba ir al monte con sus primos, Ito, y Lete, que conocían bien el terreno. Lete era mas o menos de su edad, Ito era algo mayor. Ese día habían subido a "Horzales", con su tía Teresa, que iba a limpiar unos prados, y los críos se fueron hacia la "Rozá" en busca de unas vacas.  Los primos de Toñín- que como ya he dicho- conocían bien el terreno, se escondían entre la maleza, y las peñas, para asustarle - cosa de críos- , pero una de las veces que se escondieron, cuando salieron del escondite, Toñín había desaparecido.
Lo buscaron por todos los sitios, pero fue inútil, no lo encontraron. Esta es la historia que ellos contaron, pero puede que hubiese alguna pequeña variación.
Mientras los primos buscaban a Toñín, fueron a avisar a su tía, vino ésta y lo buscó también, y llamó al pueblo, es probable que hubieran pasado tres horas, lo que quiere decir, que el niño se perdió entre las cuatro y las cinco de la tarde. En el mes de Junio, desde las cinco de la tarde, hasta que se hace de noche, hay un buen rato de día, si el niño hubiese caminado en cualquier en cualquier dirección, habría llegado a cualquier pueblo de la zona, antes de hacerse de noche.
Nada mas oír a Teresa llamar, Indalecio Gutiérrez Barrial, y yo, nos pusimos en marcha en busca de Toñín. En aquellas fechas los dos estábamos en buenas condiciones físicas, y en escasos veinte minutos, a través de "LLamuseru" y la Gargantuca, superamos la "Collauca el "Chiflu, y nos unimos a Teresa en el "Cuetu la Pila", y comenzamos la búsqueda. Teresa la "Portilla", era una mujer decidida y enérgica, pero en ésta ocasión estaba completamente abatida. Comenzamos dando vueltas en la zona en que nos decían que había desaparecido, pero al no encontrar nada, fuimos alejándonos del lugar,  desorientados y sin tener ni idea de que dirección seguir. Antes de anochecer, nos acercamos al "Collau Venera", y llamamos a Obeso, alguien nos oyó y preguntamos si habían visto a un crío que se había perdido,  como era de esperar, nos contestaron que no. El segundo grupo de personas, que se pusieron en marcha detrás de nosotros, fueron tres mujeres, Higinia Pérez (tía de Toñín),  Ángeles Rubín, y Rafaela Sainz, maestra de Celucos, una castiza y simpática campurriana, que hoy se encuentra en la Argentina, con sus hijas y sus nietos.
Rápidamente se fue poniendo en marcha todo el pueblo, y todo el que se encontraba en condiciones físicas, estaba en el monte buscando a Toñín.
Algunos vecinos de Celis, al ver tantas luces en el monte, comprendieron que algo raro pasaba, y también acudieron en nuestra ayuda. Unos por un lado y otros por otro, estuvimos toda la noche buscando por el monte.
 Hacia las cuatro de la mañana, cansados tristes y abatidos, nos reunimos todos en el invernal de "La Joya". Allí  cada uno exponíamos nuestras teorías, pero casi todos pensábamos que en cuanto amaneciera, en poco tiempo encontraríamos al crío desnucado entre las muchas rocas del entorno,-  pero no fue así-.
Pasó el tiempo, dimos vueltas y vueltas, y el crío no aparecía. Hacia las nueve de la mañana bajamos al pueblo a desayunar, la mayoría no habíamos cenado la noche anterior, y hacia las diez de la mañana, ya acompañados de todos los vecinos del Concejo,-incluso Puente Nansa y demás pueblos limítrofes-, donde ya había llegado la noticia, emprendimos un verdadero peinado del monte.  Ya éramos centenares de personas, y avanzábamos separados unos diez o quince metros unos de otros.
Habíamos acordado, que en el caso de encontrarlo, el que lo encontrase, disparase un par de cohetes, para avisar al resto de los buscadores, pero el día avanzaba, y no sonaban los esperados cohetes. Como la búsqueda no daba ningún resultado, comenzó a tomar cuerpo la sospecha de que el niño hubiese caído al canal de Saltos del Nansa, aunque este se encontraba muy lejos del lugar donde había desaparecido el niño. El Alcalde, Ramón Abascal, pidió a Saltos del Nansa, que cortasen el agua del canal y vaciasen la cámara de carga. No era cosa sencilla la maniobra, pues era el vaciar catorce k.m de canal, y revisar los últimos tramos donde podía haber caído, tramos que a su vez discurrían por algunos túneles, y  asegurarse de que no quedase nadie de los que buscasen al niño dentro del canal, una vez que volviese a soltarse el agua. Todo esto entrañaba un riesgo grave. No obstante había que probar. Se había acordado que hacia las tres y media, o cuatro de la tarde, cortarían el agua. Como la búsqueda por todos sitios, no había dado resultado, ya casi se daba por seguro que tenía que haber caído al canal.
Fue casualidad que me juntase a Ramonín Abascal, ( el Alcalde), y el Comandante de la Guardia Civil de Puente Nansa, y los tres bajamos por "Brincias" y por Trespeña, hacia la cámara de carga, a esperar a que cortasen el agua. Cuando pasábamos a la altura del "Prau Portilla", oímos los dos cohetes del lado del "Escajizo, que como ya he apuntado, era la contraseña que habíamos acordado, para avisar que había aparecido.
De momento, sentimos cierto alivio, pero ya nadie descartábamos una tragedia. Nos dirigimos hacia Celucos, como vulgarmente se dice, con el corazón en un puño ¡pues esperábamos lo peor,!. Pero no fue así, apareció Toñín tan pinpante, y tan fresco como si no hubiese pasado nada. Además lo encontró una señora que ni siquiera lo buscaba. Una señora que iba a buscar el pan a Puente Nansa, le encontró en el "Escajizo". Vió a un niño un poco mas abajo de la carretera, y le preguntó, que hacia por allí, y el le contestó, que se había perdido, y así terminó la aventura mas grande de la vida de Toñín, y una de las mas importantes de todos los que participamos en ella.
Desde el sitio donde se perdió Toñín hasta donde apareció, se puede recorrer en menos de media hora. Eso si, el terreno es el mas peligroso e intransitable que podamos imaginar. Cruzó el canal de Saltos del Nansa, indudablemente por donde este transcurre por el túnel, pues no se puede atravesar si no es por un puente, o por encima de un túnel. Cruzó el río Nansa, que, aunque no llevaba mucha agua en aquella ocasión, en la mayoría de los sitios es un obstáculo, practicamente insuperable, y estuvo casi 24 horas desaparecido.
Yo no recuerdo bien, pero me parece que me marche a los pocos días de Celucos, pues no tengo ningún recuerdo mas después de haber participado en la búsqueda de Toñín.
Alos dos años, mas o menos, vine a vivir a Avilés, y un día que había quedado con mi mujer, en el primer supermercado que hubo en Aviles, al buscarla dentro del establecimiento, me encontré con un niño que me dijo,-Paulino, coja una cesta-, era obligatório cojer una a la entrada, ¡¡Era Toñín!!. Después el se marchó de Avilés y estuve bastante tiempo sin tener contacto con el, aunque si con su madre a la que conocía de toda la vida.
Después nosotros nos vinimos a vivir al lado de la casa de su madre, y la relación se intensificó, y volvimos a vernos con cierta frecuencia.  A mi me hubiese gustado charlar con el de aquella aventura, pero su madre me dijo, que no le gustaba recordarla, y yo respeté siempre su silencio.
Pero hoy me entraron ganas de contar esta batallita, y la cuento tal como la recuerdo.
                              FINAL DEL RELATO DE PAULINO.
        
Yo pongo el colofón a esta historia, que también conservo en la memoria,-aunque desde luego no la viviera-, tenia yo por aquel tiempo, la misma edad que el niño protagonista. Cuando Paulino me mando el recopilatorio de aquellos recuerdos, yo, (sin haberla leído) le dije a Paulino que me recordaba de aquel episodio, es mas, le comenté que, como cosas de la época, se había formado un revuelo aquella noche de lo mas dramático, Paulino me contestó, que no era cualquier cosa el que un niño se perdiese durante tantas horas, y mas durante una noche completa, siendo en este caso un niño bastante pequeño, y desconocedor del terreno.  ¡¡Pues tenias toda la razón!! por que una vez leído detenidamente, antes de publicarlo, este episodio, yo, que tengo ahora un nieto, de poca mas edad que Toñín entonces, me encuentro en esa misma situación y creo que me muero de angustia. De todos modos, bien está lo que bien acaba, y también recuerdo oírle decir a mi abuela Luisa, que los críos siempre teníamos velando por nosotros un Ángel de la Guarda, me reafirmo en que mi abuela tenía toda la razón, como en tantas cosas que me enseñó y que no he olvidado.
                                     MARI PÉREZ.  DE CELIS.