Un año más la llamada de las mejores tradiciones de un pueblo, ha vuelto a congregar a cientos de personas que no querían perderse, el que también es uno de los mejores espectáculos ganaderos en esta nuestra Comunidad Cántabra.
Si ya de por si, el ganado tudanco siempre despierta pasión en las gentes de cualquiera de nuestros pueblos, contemplar el despliegue de todas las cabañas reunidas en ese tradicional paseo por las calles del pueblo que mejor las representa, con toda la elegancia de esas estrellas con los colores que las distinguen en sus frentes, y todo el señorío de los sonoros campanos que cuelgan de sus poderosos cuellos, es algo que cualquiera de los dueños amantes de estas grandes cabañas, les llena del mayor orgullo.
Solamente hay que contemplar sus caras para darnos cuenta que, por muchas horas de dedicación que les lleven, por muchos sufrimientos que les produzca pensar en esas manadas de lobos que las acechan en los altos puertos, donde tienen que pasar los largos días veraniegos, o también otra de esas muchas preocupaciones por malos partos, o por enfermedades no deseadas que en más de una ocasion se las han llevado al matadero, todo eso queda en un segundo plano, cuando sus dueños se pueden dar el lujo el día de su desfile, de sentirse unas de las personas más importantes de su mundo ganadero.