Hola amigas: Un año
mas, nuestra reunión de Marzas, ha vuelto a encontrarnos con la misma alegría y
buena voluntad que siempre hemos querido tener en este día.
Son ya mas de veinte años los que han transcurrido, desde
que un día, decidiésemos un grupo de mujeres, tomar el testigo de una
celebración, en la que siempre eran participantes los hombres.
Como ya muchas
sabéis, estos fueron aparcando una reunión ancestral, con la que los hombres,
siempre daban la bienvenida a la primavera, celebrando este acontecimiento con
una gran fiesta, en la que con esta estación, se daba paso a una especie de
renovación de la vida. Se ponía en valor aquello de que la primavera, era un
tiempo de cambio, de florecimiento.
Pero
no solo el florecimiento del campo, aunque en este es donde mas se nota siempre
ese cambio. Es un tiempo, en el que se sale de ese túnel, de días muy cortos,
muy fríos, muy oscuros, un tiempo en el
que la vida sufre como un parón, un compás de espera, del que el cuerpo y la
mente, salen más renovados. Y por
eso, por una especie de agradecimiento a esa estación, en la que parece que
otra vez la vida da una nueva oportunidad, nos gusta esta celebración. Una
celebración tan antigua, que su recuerdo
se pierden en la noche de los tiempos.
Estos días de principios de la primavera, era por la que los hombres de
todos los pueblos de nuestra provincia, ofrecían a la naturaleza, su
agradecimiento por esta nueva renovación, con sus cantos al anochecer, durante
varios días del mes de Marzo. Unos cantos que compartían con todos sus vecinos,
en forma de serenata, a las puertas de sus casas.
Al mismo tiempo requerían de ellos unos
presentes en forma de alimentos, aunque también, agradecían algunas monedas,
pues para culminar estos días de Marzas, se preparaba una cena con todo lo
recaudado, en la que participaban todos los mozos marceros.
A esta cena, y como gesto de cortesía, se
podían invitar a las muchachas, novias de algunos de ellos. Sobre todo era casi
obligada esta invitación, si dichas parejas podían celebrar su matrimonio,
durante el año en curso.
Como esta es una historia que, salvando a los más jóvenes,
conocemos la mayoría de las gentes de los pueblos, terminaré diciendo, que, al
ir perdiéndose esta costumbre tan antigua, entre los hombres, hace unos cuantos
años, somos las mujeres quienes hemos seguido esta tradición. Una tradición,
mucho mas modernizada, como se requiere en estos nuevos tiempos.
Nosotras contactamos con todas aquellas mujeres que deseen
apuntarse a un día de encuentro, en el que nos reunimos con todas aquellas
amigas, hermanas primas, o de cualquier otro parentesco, que viviendo fuera, se
quieran unir a las que vivimos en el pueblo, y así una vez al año, celebrando
una gran comida, tenemos oportunidad de pasar un hermoso día de convivencia.
Esta comida, que pagamos a escote, entre todas, nos da la oportunidad, de
hacerlo como si de una fiesta más se tratase. En este día, además de la comida,
encargamos una pequeña orquesta móvil, para que nos amenice la tarde bailando
con su música, una estupenda y alegre forma de bajar las buenas comidas, que,
rotatibamente, cada año celebramos en uno de los tres restaurantes del pueblo.
En este día de celebración y encuentro de nuestras Marzas,
tenemos que agradecer, la gran colaboración de cuantas compañeras participamos
en ella, para que, las demás amigas que ese día se desplazan desde los
diferentes lugares en que residen, se encuentren con el mejor de los
recibimientos.
En la medida de lo
posible, no reparamos en que nuestro esfuerzo, y buena voluntad, haga que su
día de convivencia sea algo que tengan como uno de sus mejores recuerdos, y que
les sirva para poder conversar con el resto de las participantes, que en muchos
casos no tienen muchas más oportunidades de vernos durante el resto del año.
Una oportunidad también familiar, pues ese día, como ya apunto más arriba, también nos encontramos,
con hermanas y otras muchas familiares, desde luego una buena oportunidad en
todos los sentidos.
Termino agradeciendo, que después de más de veinte años, de
este encuentro de Hermandad y Marzas, el número de participantes sigua siendo
tan alto, y esto es una satisfacción que nos anima a que este encuentro, se sigua
celebrando muchos años más.
UN SALUDO A TODAS AMIGAS. ¡¡HASTA
EL AÑO PROXIMO!!
PD. Lo que seguramente habrá que
estar atentas, es a algunos “ elementos” o “elementas”, que cada año acuden a
nuestra celebración con todo el morro, ¡será cuestión de ir vigilando! El año
pasado una “pilingui” y su amigo, otros años una vieja que no paró de bailar,
enseñando los pololos. O un bebé, que no
sé de donde se escaparía, este año, dos hiºpies trasnochados, con unas pintas… En
fin parece que lo huelen!
LAS FOTOS QUE POR
ESPACIO LIMITADO NO ENTRABAN EN EL REPORTAJE, LAS PONGO AL FINAL DE ÉSTE, Y
ASÍ, COMO YA HE HECHO EN REPORTAJES ANTERIORES, PODREMOS DISPONER DE UN
RECUERDO, QUE NOS ALEGRARÁ MIRARLO CUANDO PASEN LOS AÑOS. SIEMPRE PODREMOS
RECORDAR LOS BUENOS MOMENTOS.
MARY PÉREZ. DE CELIS.