Un año más nuestra mejor fiesta ha sido un referente de la mejor convivencia. Un año más nuestro Santo Patrón nos ayudó, con las muchas plegarias que le pedí con todo fervor, para que nos concediese un día de bonanza en lo climatológico, y de sana convivencia en todo lo demás. Y un año más, San Roque nos premió con todo lo pedido y deseado.
Pero hubo mucho más. Participaron en la gran comida con todas las gentes que, les quisimos acompañar en este día tan especial, y en la que también recibieron otros muchos más regalos y felicitaciones. Todos ellos acompañados de sus familias y amigos y también de todas las gentes de sus pueblos, y visitantes que se quisieron sumar, con lo cual, estoy segura, tendrán este día en sus memorias como uno de los mejores de sus vidas.
Después de la gran paella que, como cada año nos sirvió el mejor grupo de cocineros, como son Ángel e hijas, una sobremesa muy celebrada por los muchos encuentros entre familias y amigos, y que se prolongó con gran amenidad unas cuantas horas mas.
Más tarde, y ya en la plaza de la Iglesia, los siempre divertidos y celebrados juegos infantiles, ¡Que ya no son solo infantiles! , pues en estos juegos participamos todos, unos —como yo misma— micrófono en mano animando al personal, y los demás, sintiéndose muy felices de poder sentirse niños recordando los ya lejanos o más cercanos días de su propia niñez.
Una vez concluidos los juegos, el reparto de juguetes y demás detalles a todos ellos, damos paso a un baile de lo más animado, durante el cual, ya con el apetito que a cierta hora de la noche, se siente, degustar un buenísimo chocolate con bizcochos y corbatas de Unquera, elaborado por Restaurante La Portilla.
Otro rato de baile para bajar un poco esta rica merienda-cena, que tanto ha agradecido nuestro cuerpo, y finalizamos el día con la rifa de un buen lote de un estupendo jamón ,un no menos estupendo salchichón y dos botellas de vino. El gran castillo de fuegos artificiales, con su alegre colorido, y la verbena que se alargó hasta altas horas de la noche, donde no faltaron tampoco las visitas de unos " turistas," recién llegados de Benidorm, unos novios bastante "desiguales" (la novia sobrepasaba al novio en más de la mitad de estatura, gracias a los "tarugos" de sus albarcas), y una vieja, que cada año acude a armar su propia "tarasca" puso un feliz broche de oro a un hermoso día festivo. Salud para poder repetir muchos años más y muchas gracias a tantas personas que con su gran ayuda lo hicieron posible.

















































































































































































































































